Sin embargo, desde los años 1990 se han logrado grandes avances en materia de derechos y visibilidad pública respecto a la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género, en gran medida gracias al trabajo del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) dirigido por Mariela Castro, la hija del dictador Raúl Castro.
La Cuba prerrevolucionaria
En la Cuba prerrevolucionaria de los años 1950 ya existían en La Habana algunos bares para público homosexual como la Cuevita, los Troncos, el Intermezzo, el Saint Michel, el Gato Negro o el Usero Bar, siendo clientes habituales algunos famosos estadounidenses como Tennessee Williams, Montgomery Clift o Errol Flynn. Sin embargo, Cuba tenía estrictas leyes en contra de la homosexualidad. Los hombres gays sufrían acoso y un insulto habitual era “maricón”. Por otro lado, la homosexualidad era un componente de la próspera industria de la prostitución en Cuba con muchos hombres gays ejerciéndola para gran parte los visitantes y militares y turistas de los Estados Unidos y otros países de Europa .
La Cuba postrevolucionaria
Aumento de la homofobia durante los años 1960.
El transformista más importante de la Cuba prerrevolucionaria el cual cantaba con su voz de soprano, Musmé, el emigra a Estados Unidos, luego de que le fuera prohibido actuar vestido de mujer. Algunas personas marcan este año como el de la proscripción del transformismo en la isla.
Con el afán de lucro erradicado por la Revolución, la tolerancia superficial hacia las personas LGBT por la sociedad cubana se evaporó rápidamente. La emigración a Miami comenzó de inmediato, incluyendo a gays y lesbianas que habían trabajado para empresas de EE.UU. o habían sido trabajadores domésticos para la burguesía nativa.
Las personas LGBT que vivian en el extranjero fueron alejadas permamente de Cuba por el gobierno de los Castro, se les prohibio la entrada a gays y cuantas personas habian marchado huyendo del régimen .
Después de la Revolución cubana de 1959, la homofobia y el heterosexismo que ya existía en Cuba se hizo más sistematizada e institucionalizada.
El género y la sexualidad entraron explícitamente en el discurso político, incluso con leyes redactadas vagamente dirigidas hacia hombres que transgredían los esquemas de género de los que se pensaba que eran homosexuales. Los homosexuales masculinos, en particular, fueron atacados por estas leyes y la homosexualidad masculina se convirtió en un vicio visible y públicamente discutido, mientras que el lesbianismo se mantuvo anónimo e invisible. Entre 1959 y 1980 los hombres homosexuales sufrieron una serie de consecuencias, desde opciones profesionales limitadas hasta las detenciones y redadas en las calles y encarcelamiento en campos de trabajo. El Estado se había dirigido especialmente hacia las personas que transgredían el género y los homosexuales obvios u ostentosos. El pelo largo, los pantalones ajustados, el colorido de las camisas, los llamados gestos afeminados, la ropa inadecuada y los peinados extravagantes eran vistos como marcadores visibles de la homosexualidad masculina. Tales marcadores visibles no sólo facilitaron la represión de homosexuales, si no que más ampliamente, la visibilidad y la transgresión de género constituyeron un problema identificado por la Revolución.’’ Sencillamente eran llamados antisociales y un peligro para la revolución, habia que crear al hombre nuevo sin vicios.
Muchas de las personas progresistas LGBT, (artistas, intelectuales, maestros) que permanecieron en la isla fueron acusadas de contrarrevolucionarias y peligrosidad para la sociedad nueva, todos fueron encarcelados finalmente.
La invasión de la Bahía de Cochinos en 1961 por tropas de exiliados cubanos desde bases de Florida y la subversión interna patrocinada por la CIA crearon una mayor preocupación por la seguridad nacional. Temores realistas dieron lugar a una paranoia, y cualquiera que era diferente caía bajo sospecha. Los bares homosexuales y las zonas de cruising se percibieron como centros de actividades contrarrevolucionarias y comenzaron a ser tratados sistemáticamente como tales. La comunidad gay fue vista como una amenaza para el orden militar.
El nuevo aliado de Cuba, la Unión Soviética, tenía políticas hostiles hacia gays y lesbianas, viendo la homosexualidad como un producto decadente de la sociedad capitalista que prevalecía en la Cuba de los años 1950. Fidel Castro hizo comentarios insultantes acerca de la homosexualidad. La descripción de Castro de la vida rural en Cuba reflejaba la idea de que la homosexualidad era una decadencia burguesa y denunció a los “maricones” como agentes del imperialismo . En una entrevista de 1965 Castro explicó su parecer:
No podemos llegar a creer que un homosexual pudiera reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitirían considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista. Una desviación de esta naturaleza está en contradicción con el concepto que tenemos sobre lo que debe ser un militante comunista. Bajo las condiciones en que vivimos, a causa de los problemas con que nuestro país se enfrenta, debemos inculcar a los jóvenes el espíritu de la disciplina, de la lucha y del trabajo.’’
El machismo tradicional y la Iglesia católica han despreciado a los hombres afeminados y sexualmente pasivos durante siglos. La homofobia mostrada durante la Revolución fue una mera continuación de una cultura machista bien establecida y de los rígidos roles de género de la Cuba pre-revolucionaria. Los gays fueron definidos como desviados y decadentes, pero no como débiles o enfermos. La forma con la que la Revolución cubana llegó al poder le dio un sentido más fuerte de la masculinidad que otras revoluciones. La experiencia de la guerrilla dominaba la estructura política y la guerrilla en sí se convirtió en el núcleo de una nueva sociedad. Muchas personas LGBT fueron detenidas, especialmente hombres afeminados, sin cargos ni juicio y enviados a campos de trabajo.
En 1965, se crearon las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) como una alternativa al servicio militar para objetores de conciencia, grupos religiosos pacifistas, jovenes que trataban de vestir como hippies u homosexuales, entre otros grupos. Se creía que el trabajo, junto con los regímenes estrictos que operan dentro de los campos de la UMAP, serviría para rehabilitar a los participantes. A pesar de que los campos terminaron siendo utilizados principalmente para hombres homosexuales, no hay evidencia de que fueran creados con el fin de combatir la homosexualidad. Los campos fueron cerrados en 1968.
Creo que nunca se singó más en Cuba que en los años sesenta; en esa década precisamente cuando se promulgaron todas aquellas leyes en contra de los homosexuales, se desató la persecución contra ellos y se crearon los campos de concentración; precisamente cuando el acto sexual se convirtió en tabú, se pregonaba al hombre nuevo y se exaltaba el machismo. Casi todos aquellos jóvenes que desfilaban ante la Plaza de la Revolución aplaudiendo a Fidel Castro, casi todos aquellos soldados que, rifle en mano, marchaban con aquelas caras marciales, después de los desfiles, iban a acurrucarse en nuestros cuartos y, allí, desnudos, mostraban su autenticidad’’.
Reinaldo Arenas (1943 – 1990)
Muchos artistas e intelectuales homosexuales, como Reinaldo Arenas, se sintieron atraídos por la promesa socialista de una sociedad igualitaria, lo que allanaría el camino para la libertad cultural y sexual, además de la justicia social. Varios escritores gays escribieron gran parte de la popular revista Lunes de Revolución, incluyendo textos de temática abiertamente homoerótica. Aunque en sus comienzos las ideas radicales plasmadas parecían disfrutar del favor del gobierno cubano, pronto estas producciones comenzaron a transgredir los cánones e intereses de la nueva estética revolucionaria, cerrando finalmente la revista y marginando a parte de sus escritores.
Actitudes negativas durante los años 1970
La homofobia persistió durante los años 70. En 1971 el Congreso Nacional de Cultura y Educación decidió que no se debía tolerar más a “homosexuales reconocidos” a pesar de su “mérito artístico” por la influencia que podían tener sobre la juventud cubana. Se declaró la homosexualidad como una desviación incompatible con la Revolución y se adoptaron medidas discriminatorias en contra de la comunidad LGBT, institucionalizando la homofobia. Artistas, maestros o actores gays y lesbianas perdieron sus trabajos. Se echaron a los homosexuales del Partido Comunista. Algunos estudiantes fueron expulsados de la universidad. Se prohibió que los gays tuviesen contacto con niños y jóvenes o que pudieran representar al país. Pero en 1975 el Tribunal Supremo Popular anuló las leyes que ordenaban excluir a los homosexuales de los empleos vinculados con la educación y la cultura. Al año siguiente se eligió a Armando Hart como ministro de cultura, resultando en unas políticas culturales más liberales. Incluso se creó una comisión para la investigación de la homosexualidad que culminó con la despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo en 1979.
Liberalización gradual durante los años 1980
Muchos gays cubanos fueron expulsados o se les dio la oportunidad de dejar el país durante el éxodo del Mariel de 1980 como una manera de depurar la sociedad socialista cubana. A algunos homosexuales se les dio el ultimátum de salir del país o ser encarcelados, aunque Fidel Castro negó que se forzara la salida a nadie .
En 1981 el Ministerio de Cultura permitió la publicación del libro “En defensa del Amor” del doctor Sigfried Schnabl, donde se declara que la homosexualidad no es una enfermedad sino una variante de la sexualidad humana. El ministerio sostuvo que la intolerancia homofóbica fue una actitud inaceptable heredada por la Revolución y que había que oponerse a todas las sanciones contra los homosexuales.
En 1986 la Comisión Nacional de Educación Sexual opinó públicamente que la homosexualidad era una orientación sexual y que la homofobia debe ser contrarrestada por la educación. Desde esa época puede afirmarse que la homofobia dejó de ser una cuestión política del Estado. En 1988 el gobierno derogó la Ley de ostentación pública de 1938 y la policía recibió órdenes de no acosar a las personas LGBT.
Hacia finales de la década, la literatura con temática homosexual comenzó a emerger de nuevo.
Una rápida liberalización desde los años 1990 a los 2000
En 1992, en una entrevista con el nicaragüense Tomás Borge, Fidel Castro admitió que nunca había apoyado políticas en contra de los homosexuales ya que consideraba la homosexualidad como una tendencia natural del ser humano que hay que respetar. Además, desde 1993, las personas LGBT pueden servir abiertamente en el ejército, aunque persisten ciertas actitudes discriminatorias dentro del mismo.
En 1994 se estrenó el largometraje Fresa y chocolate dirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío y protagonizado por un personaje gay. La película critica las estrechas y doctrinarias vías de pensamiento en la Cuba de finales de los años 1970, discutiendo sobre los prejuicios contra la comunidad gay y el trato injusto que reciben. La película provocó una gran cantidad de comentarios y un acalorado debate público.
Sin embargo, a pesar de una mayor apertura, las hostilidades hacia la comunidad LGBT por parte de la policía continuaron durante esta época .
En 2004 la telenovela cubana “El balcón de los helechos” incluyó una pareja de lesbianas en su trama, aunque no de manera explícita .
Carlos Sánchez, representante de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas para la Región de América Latina y el Caribe, visitó Cuba en el año 2004. Una vez allí, preguntó acerca de la situación de las lesbianas y los gays en el país y pidió explicaciones al gobierno cubano por su abstención en la votación sobre la "Resolución de Brasil", una propuesta de 2003 de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que reconocía simbólicamente las "violaciones de los derechos humanos en el mundo contra las personas por razón de su orientación sexual".
El gobierno argumentó que la resolución podría haber sido utilizada para atacar y aislar más aún a los países árabes, en consonancia con la "agresión norteamericana contra Afganistán e Irak". Sánchez también preguntó sobre la posibilidad de crear una organización LGBT en Cuba. El gobierno dijo que la formación de la organización sería distraer la atención de la seguridad nacional a la luz de las amenazas constantes de los Estados Unidos. Después de reunirse con algunas personas LGBT de Cuba, Sánchez informó las siguientes observaciones:
No existe represión institucional ni penal contra las lesbianas y los gays.
En La Habana, los movimientos de homosexuales y los restaurantes de clientela homosexual no son difíciles de encontrar, por ejemplo, la cocina francesa elegante en La Casona o La Guarida, esta última localizada en el apartamento en que fue filmada Fresa y chocolate. Hasta su reciente cierre, el famoso, de hecho infame, Bar Fíat, en el Malecón, atrajo a centenares de homosexuales de veinte y tanto quiénes, en las noches de fin de semana, se agrupaban en la vía pública y en la acera a lo largo del muro del Malecón de La Habana. La Misa de medianoche durante la Nochebuena en La Catedral de La Habana, y cualquier actuación del Ballet Nacional en El Gran Teatro de La Habana, atraen grandes cantidades de homosexuales cubanos.
No existen sanciones legales contra las personas LGBT, pero la gente tiene miedo de encontrarse y organizarse. Se basa principalmente en su experiencia de años anteriores, pero uno puede suponer que esta sensación desaparecerá en el futuro si las lesbianas y los gays comienzan a trabajar para finalmente obtener el apoyo del gobierno . (El Centro Nacional de Educación sexual está ofreciendo este apoyo) .
"El transformismo está bien aceptado por la mayoría de la población cubana."
Existe, en efecto, un cambio en la forma de ver la homosexualidad, pero esto no significa el fin de la discriminación y la homofobia. Simplemente, la población es algo más tolerante con las lesbianas y los homosexuales."
Las lesbianas y los gays no tienen en cuenta la lucha por el derecho al matrimonio, porque esta institución en Cuba no tiene el mismo valor que tiene en otros países. Las personas solteras y las casadas disfrutan de iguales derechos". En 2006 la televisión pública lanzó la telenovela “La otra cara de la luna” donde un hombre casado se descubre en una relación sexual con otro amigo. Además abordan otros temas como el VIH-SIDA que impactaron a la opinión pública cubana.
Hacia una completa aceptación a partir de los 2010
Durante los últimos años se han dado grandes avances en el reconocimiento y visibilidad de la comunidad LGBTI, promovidos especialmente por la activista Mariela Castro.
En una entrevista de 2010 en el periódico La Jornada Fidel Castro valoró la persecución a los homosexuales durante las décadas anteriores como “una gran injusticia, ¡una gran injusticia!”, tomando responsabilidad en el asunto: “si alguien es responsable, soy yo, teníamos tantos problemas de vida o muerte que no le prestamos atención piensa cómo eran nuestros días en aquellos primeros meses de la Revolución: la guerra con los yanquis, el asunto de las armas, los planes de atentados contra mi persona en esos momentos no me podía ocupar de ese asunto”.
Entre otras actividades, el CENESEX organiza cada año jornadas contra la lesbofobia, la homofobia y la transfobia. Asimismo, Cuba acogió en 2014 la conferencia regional de la ILGA para Latinoamérica y el Caribe. Además, existe un floreciente ambiente LGBT con locales dirigidos específicamente para este colectivo, especialmente en ciudades como La Habana o Santa Clara.
Desde mediados de la década pasada se está debatiendo el reconocimiento de las uniones homosexuales por la Asamblea Nacional, pero la Iglesia Católica sigue siendo el mayor obstáculo para su aprobación. En 2013 fue aprobado por la Asamblea Nacional, el nuevo Código del Trabajo, en el que se incluye la penalización de la discriminación por orientación sexual en los centros de trabajo, sin embargo quedó fuera del cuerpo legal la condena a la discriminación por identidad de género.
Sin embargo, a pesar del progreso legal y la apertura de la sociedad cubana, siguen quedando asuntos pendientes, como el tratamiento de estos temas por los medios de comunicación, el reconocimiento completo de los derechos LGBT, o la prostitución masculina dirigida al turismo homosexual y que es el producto de la miseria generalizada creada por la Dinastia Castro.