Las Elecciones de Pinochet en 1989 y el
Caso de Honduras Ahora
El General Pinochet junto a otro dictador Fidel Castro en Chile 1972
Es absurdo, es aberrante, considerar que las elecciones del 29 de noviembre en Honduras, llevadas a cabo de acuerdo con la Constitución y con la participación de candidatos proclamados antes de la caída de Zelaya, no serán “reconocidas” por la llamada “comunidad internacional”, que es un concepto y no una institución, ni por la Organización de los Estados Americanos (OEA). Las elecciones de un país, especialmente con las características de las del 29 de noviembre en Honduras, no están sujetas en modo alguno a que gobiernos extranjeros las reconozcan, como si Honduras no fuese república soberana. Además de aberrante y de absurdo, a la luz de la técnica política y jurídica habría que considerarlo como un disparate, para usar una palabra correcta de uso muy popular. Cualquier persona familiarizada con el Derecho Público debe considerar que no tiene sentido técnico ni práctico alguno declarar, un mes antes, que unas elecciones presidenciales serán “desconocidas” por gobiernos extranjeros.
El 14 de diciembre de 1989, siendo Presidente de Chile Augusto Pinochet, presidió unas elecciones a las cuales acudieron los partidos de oposición aunque existiera la sospecha de que pudiesen no ser democráticamente correctas. ¿Y qué pasó? Lo que ocurrió fue que ganó la oposición y el General Pinochet, que tenía un control muy grande del país, no sólo del gobierno sino también de vertientes populares, aceptó la victoria y asumió la presidencia de la república Patricio Aylwin en marzo de 1990, procediéndose a la reorganización necesaria del gobierno.
Si en Chile hubiese prevalecido un criterio aberrante como el que se pretende imponer antidemocráticamente en Honduras para las elecciones del 29 de noviembre, la llamada “comunidad internacional” no habría “reconocido” la victoria de Patricio Aylwin. Desde luego, eso habría sido una total anormalidad y una arbitrariedad política. Presumir el fraude no habría justificado desconocer, en el campo internacional, las elecciones efectuadas en Chile.
Las elecciones de un país, especialmente de una república soberana como Honduras, no dependen de la aceptación o rechazo de la mencionada “comunidad internacional” ni lo que considere la Organización de los Estados Americanos, especialmente cuando ha expulsado de su seno al gobierno que está presidiendo estas elecciones en Honduras. El asiento del gobierno de Honduras está ocupado por un representante del derrocado Presidente Zelaya que no representa ningún factor gubernativo de la república hondureña.
![[pinochetcastro.JPG]](http://3.bp.blogspot.com/_ExRS5eXv42k/Sds3OScMPQI/AAAAAAAABGI/PFcyTk8iWlA/s1600/pinochetcastro.JPG)
Dos asesinos dictadores y diferentes ideales
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