La manifestación de las Damas de Blanco se produjo en ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos y convocó a 39 mujeres --esposas y madres de los prisioneros políticos de la Causa de los 75-- en un recorrido de casi tres kilómetros por céntricas avenidas de La Habana.
"No vamos a ceder ante las amenazas, los golpes y los insultos, porque salimos a cumplir un acto de justicia'', declaró Bertha Soler, esposa del preso político Angel Moya. "Hoy estamos más fuertes que ayer para reclamar la libertad de nuestros hombres y continuar luchando por la democracia y la libertad del pueblo cubano''.
Moya cumple 20 años en la Prisión del Combinado del Este, en La Habana.
Soler afirmó que los agresores "no representan los verdaderos sentimientos de la población cubana'', sino que se trata de personas llevadas al lugar para atemorizar a mujeres pacíficas e indefensas.
A la marcha de las Damas de Blanco se sumó otra protesta de seis disidentes en el parque Villalón de la barriada de El Vedado, encabezada por Yusnaimy Jorge, esposa del encarcelado disidente Darsi Ferrer.
Los manifestantes fueron rápidamente dispersados por unos 500 simpatizantes gubernamentales y luego detenidos por agentes de la Seguridad del Estado, que procedieron a introducirlos en automóviles y trasladarlos lejos de la zona.
En el parque Villalón --ubicado frente a la sede de la UNESCO-- los partidarios del régimen cercaron al diplomático Chris Stimpson, segundo secretario de la Embajada de Gran Bretaña en La Habana, y lo obligaron a tomar su automóvil para que abandonara el lugar. Al parecer también fue conminada a alejarse de allí una diplomática estadounidense que pretendía observar la manifestación.
Stinson, quien recibió empujones, declaró a la agencia Associated Press que "estaba allí como observador de la manifestación'' en ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos.
Aunque no hubo heridos en ninguno de los actos, Jorge dijo el jueves por la noche a El Nuevo Herald que dos de los disidentes que participaron en la protesta permanecían desaparecidos.
"Fueron brutalmente golpeados y supuestamente llevados al Hospital Calixto García [en El Vedado], pero allí no aparecen registrados'', informó Jorge.
Uno de los desaparecidos es Pedro Moisés Calderín Tápanes; del otro sólo se conoce su nombre: Rogelio.
"Estoy muy aturdida aún y preocupada por estos dos compañeros de los que no sabe su paradero aún'', dijo Jorge, que fue llevada a una estación de policía y liberada poco después de las 4 p.m.
De acuerdo con el testimonio ofrecido por Soler a El Nuevo Herald, la caminata de las Damas de Blanco se inició poco después de las 11 a.m. rumbo al antiguo Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución), donde las mujeres pidieron la libertad de los presos políticos y soltaron seis palomas como símbolo de paz.
"Hicimos el recorrido con gladiolos en las manos, repartiendo copias de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y a nuestro paso tuvimos una total receptividad por parte de la gente de la calle, que nos dio muestras de solidaridad'', afirmó Soler. "Ese es el verdadero pueblo cubano, no la chusma rabiosa y obscena que fue llevada hasta allí en ómnibus por la Seguridad del Estado''.
Los tres ómnibus llevaron a unas 400 personas, que comenzaron a acosar a las manifestantes con consignas progubernamentales, halones de pelo y golpes.
"Eran sobre todo personas mayores y jóvenes sacados de sus centros de trabajo para contrarrestar nuestra manifestación'', relató Soler. "No había escrúpulos entre ellos, de ahí que nos insultaran de manera grosera y una mujer llegara a tirar sus chancletas para dentro de la vivienda de Laura Pollán [líder de las Damas de blanco y esposa del disidente preso Héctor Maseda]''.
Como sucedió la víspera, los manifestantes progubernamentales acompañaron el retorno de las Damas de Blanco hasta la vivienda de Pollán en la calle Neptuno, en Centro Habana. El acto de repudio estuvo encabezado por la flamante primera secretaria de la Juventud Comunista, Liudmila Alamo, quien asumió el cargo el pasado octubre.
Frente a la casa de Pollán los autobuses recogieron a la turba una vez concluido el acto de repudio, poco después de las 2 p.m.
"Ha sido una jornada muy tensa, pero creo que esta chusma se les fue incluso de las manos a la propia Seguridad del Estado, que tuvo que acordonarnos para evitar agresiones mayores'', relató Soler. "Dan pena estas personas, pero un día este país cambiará y ellos tendrán que responder ante su conciencia''.
"¡Viva Fidel!'', "¡Abajo la gusanera!'', "¡Mercenarias!'', "¡Vendepatrias!'', ‘‘¡Esta calle es de Fidel!'', "Cuando las cojamos a solas, las vamos a romper'', fueron algunas de las consignas y amenazas lanzadas a viva voz por los partidarios del gobierno de Raúl Castro.
El miércoles, una manifestación similar de las Damas de Blanco había sido también repudiada por manifestantes instigados por el gobierno.
"Están desesperados y por eso tienen que apelar a estas brutalidades'', manifestó Jorge. "Esta tiranía se encuentra en un grado deterioro total''.
Ferrer, quien desde el 2006 organiza marchas pacíficas en el Parque Villalón cada 10 de diciembre, tuvo esta vez que lanzar la convocatoria a sus seguidores desde la cárcel de Valle Grande, en La Habana, donde se encuentra desde el pasado 21 de julio. El disidente, médico de profesión, fue encarcelado tras ocupársele materiales de construcción que las autoridades alegan obtuvo en el mercado negro, pero hasta el momento no se le han formulado cargos.
Jorge afirmó que la jornada estuvo marcada por un gran operativo policial que contó con la movilización de centros estudiantiles y laborales para contrarrestar las protestas de la oposición política.
"Había flotillas de autobuses alineados en un parqueo frente a la Terminal de Omnibus de La Habana bajo la custodia de patrulleros, listos para cargar gente y salir a reprimir'', concluyó.