Después de una larga y cerrada ovación, comenzó su actuación con el Caminante de Machado, y ahí quedó claro que esa noche iría de apoteosis en apoteosis, con un público totalmente entregado a la causa de Raphael.
Del escenario pendían tres pequeñas pantallas retrotáctiles, a las que él acompañaba con el movimiento de sus manos. Manos que cruzaban el aire e iban en busca de la magia que canción tras canción iba distribuyendo por el abarrotado teatro. Tampoco faltaron sus dotes interpretativas a la hora de bailar los ritmos de sus canciones, deleitando a sus fans, sobre todo cuando cantó El Gavilán.
Pero 50 años dan para mucho, y dentro del repertorio escogido por Raphael para festejarlo, incluyó canciones de todos estos años, dejando un gran espacio para homenajear a las canciones que mayor éxito le dieron en Sudamérica. Se te ponen los pelos de punta cuando escuchas su versión de Volver Volver (con manta azteca incluida) sobre todo si el día anterior has escuchado esa misma canción en la voz de Álvaro Urquijo y los Secretos, lo que sin duda nos demuestra lo universal que puede llegar a ser la música.
Por resaltar alguna de las 39 canciones que cantó a lo largo de las casi tres horas de concierto, digamos que ahí estuvieron presentes Digan lo que Digan interrumpida con una larga ovación, Gracias a la Vida, Llorona, Yo Sigo Siendo Aquel en la que un público entregado corea junto al cantante, o Estar a Enamorado, o Tengo el Corazón en Carne Viva...
Tampoco faltaron las alusiones a grandes cantantes desaparecidas, y a las que Raphael también rinde homenaje. Con Rocío Dúrcal presente en las pantallas de vídeo interpretó Como Dos Enamorados, y con Rocío Jurado Como Yo Te Amo.
Por si nos quedaba alguna duda de su versatilidad como cantante y showman, Raphael nos deleitó con Escándalo a ritmo de rap, o su acapela del Tamborilero que cerró su actuación a las 11, 25 horas y después de casi tres horas de un derroche de voz, profesionalidad e ilusión, como si estuviera iniciando su carrera esa misma noche. Pero este huracán de la interpretación también es humano, y abandonó el escenario felicitando las fiestas a todos los allí presentes.
¡Inmenso Raphael!