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General: Las antenas de satelites en Cuba.
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De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 27/12/2009 05:12
 
 
Blancanieves y el Facebook cubano
El cubano quiere informarse de lo que sucede, incluso sacrificando los frijoles
El negocio de la antena se ha convertido en una versión criolla de Facebook

Goofy, el Pato Donald, Mickey y Minnie. | H. Kluetmeier
Goofy, el Pato Donald, Mickey y Minnie. | H. Kluetmeier
 
Iván García | La Habana
En estos días, agencias de prensa han dado como noticia la exhibición por primera vez en Cuba de Blancanieves, primer largometraje de animación de los estudios Walt Disney. La versión, restaurada y digitalizada, fue proyectada el 25 de diciembre en la sala Charles Chaplin, en la ciudad de La Habana.

Para los lectores foráneos puede haber sido una "noticia". No para los niños cubanos. Pese al embargo estadounidense y las restricciones ideológicas impuestas por la revolución verde olivo, desde pequeños ellos conocen a Mickey Mouse, el Pato Donald, Bambi, La Cenicienta, El Rey León, La Sirenita y otros personajes de la factoría Disney.
 
Y es que, a falta de dinero para comprar y proyectar en los cines las últimas producciones infantiles, y a falta de internet y televisión por cable en sus hogares, la gente en Cuba se las arregla como puede. En los estanquillos no se vende prensa extranjera. Y la única vía, si quieres estar decentemente informado, es escuchar la BBC de Londres, Radio Exterior de España o La Voz de América, de Estados Unidos. Y para de contar.
 
Desde hace medio siglo, los hermanos Castro le pusieron un grueso cerrojo a la información. Cero animados ni deportes de los yankees. Ninguna noticia extranjera que critique al régimen o la realidad dentro de la isla, aunque sea levemente. En las tiendas por divisas, "misteriosamente" han desaparecido los radios de onda corta.
 
Pero el cubano de a pie quiere enterarse de lo que no conoce a como dé lugar. Incluso, sacrificando los frijoles. El negocio de alquilar por 10 cuc al mes (250 pesos) un grupo de canales extranjeros, es uno de los más rentables. En Cuba le llaman "alquilar la antena". O simplemente "la antena".

Si le preguntan a Roberto Cruz, de 39 años, con una media sonrisa les dirá que "en los cinco años que llevo alquilando la antena, he buscado suficiente plata para comprarme una moto, remozar el apartamento y comer carne todas las semanas". Y eso, en la Cuba de eterno período especial, es bastante. Además, se enorgullece de estar mejor informado que la mayoría de la población.

Generalmente, las programaciones de quienes se dedican a alquilar el cable criollo, están saturadas de filmes tipo B; mediocres culebrones mexicanos; programas humorísticos españoles y partidos de béisbol de las Grandes Ligas. Lo mejor, por cierto, suelen ser los "muñequitos", como los cubanos dicen a los dibujos animados. Algunas ofertas incluyen informativos.

 
-Es que hay personas que sólo desean alquilar CNN en español; telediarios de Univisión, ABC, NBC y espacios noticiosos de ESPN. Esos clientes pagan el doble, 20 cuc al mes, explica Cruz.
El negocio de la antena se ha convertido en una versión criolla de Facebook. En su origen está el deseo de contrastar las noticias, casi siempre manipuladas, ofrecidas por los medios nacionales, todos controlados por el partido comunista. Y la posibilidad de poder obviar una televisión estatal por lo general aburrida y llena de refritos.

-Ese negocio comienza cuando algún amigo o pariente, al otro lado del Estrecho de la Florida, paga una tarjeta de paquetes de programas por cables, preferentemente en español. Luego, de forma clandestina, se introducen los equipos receptores de la señal. Ya en Cuba, existen personas que se dedican a fabricar de forma artesanal antenas parabólicas.

Cuando se tiene todo el tinglado, es decir el aparato receptor y la parábola, se comienza a ofertar por el barrio, entre los vecinos, el servicio de cable privado. La demanda es grande, pues aunque se lleve una vida llena de estrecheces, muchos no dudan en sacrificarse para ver una manera diferente de pensar y vivir.

-El propietario de la antena conecta las distintas casas con un cable coaxial. En La Habana, te encuentras dueños del negocio de alquilar antenas que tienen más de 100 hogares conectados.
Sume usted. No menos de 1,000 cuc (25 mil pesos) mensuales. Por ello, a pesar de las ofensivas conjuntas de la inteligencia cubana y la policía, para frenar el auge de las antenas privadas, poco han logrado. Si te pillan, te pueden poner hasta 30 mil pesos (1250 cuc) de multa. Y si eres reincidente, puedes ir a la cárcel por dos años.
Un negocio rentable
Pero el negocio es rentable, y gente como Roberto Cruz se rifa el pellejo. Anécdotas hay muchas. Como la de un cuartel de bomberos, que a cambio de silencio, de forma gratuita ve televisión por cable.

El cubano común quiere informarse y entretenerse. No le importa que falte la carne de cerdo, las frutas y los vegetales en su mesa. Considera que vale la pena ese sacrificio para ver, sin que nadie se los cuente, lo que acontece en otras orillas.

Y no pocas veces se enteran de lo que pasa en su país por noticieros foráneos. A falta de internet y prensa extranjera, el negocio de alquilar antenas es una especie de red social. Un Facebook donde no faltan Blancanieves ni sus siete enanitos.


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