Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Los Van Van en la máquina del tiempo
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 07/02/2010 14:55
 
Los Van Van en la máquina del tiempo
 
 
 
Armando López, Nueva York
¿A qué época corresponden los Van Van? Tres generaciones de cubanos han bailado con el songo de Juan Formell. ¿Acaso la orquesta insignia de la revolución ha vencido la dinámica de la música bailable cubana? ¿O es la parálisis provocada por la revolución misma la que ha mantenido a los Van Van sonando de generación en generación?

Los Van Van nacieron hace ya 41 años. Si en 1969 nos montáramos en la máquina del tiempo y retrocediéramos las cuatro décadas que tiene la orquesta, llegaríamos a 1919, cuando nuestros tatarabuelos bailaban danzones sin letras, tocados por artefactos a los  que había que darle vueltas a una manigueta para que sonaran, rodaban autos tres patás, se desmayaban con el cine mudo, y ni soñaban con la Carretera Central.

Durante esas 41 años que van desde 1919 hasta la fundación de Van Van, Cuba lanzó al mundo el danzón, el son, la guaracha, la rumba, la conga, el bolero, el mambo y el chachachá y legendarias orquestas como Antonio María Romeu, Casino de la Playa, Lecuona Cuban Boys, Arcaño y sus Maravillas, Arsenio Rodríguez, Pérez Prado, La Riverside, La Sonora Matancera, Benny Moré y La Aragón, por citar sólo unas pocas.

Durante esas cuatro décadas, se fue creando una infraestructura de apoyo a la industria musical. A fines de los años 50, había en la Isla 160 emisoras de radio, 7 canales de televisión, 58 periódicos, 14 revistas faranduleras, poderosas disqueras (Panart, Gema, Puchito, Kubaney, Velvet, Sonotone), cientos de cabarés con música en vivo, y más de 10 mil vitrolas, rockolas (o como quieran llamarles), indispensables vehículos de retroalimentación.

1959

Cuando en 1959 llegó la revolución, la dinámica de la música bailable cubana era impresionante. Ritmos, formatos orquestales y carteleras cambiaban vertiginosamente.  Cada disquera lanzaba sus estrellas a toda Latinoamérica. Los músicos cubanos ya no iban a grabar a Nueva York, los latinos de la Gran Manzana, venían a grabar a La Habana. 

La revolución viraría al país de cabeza. En sus comienzos, asomaron nuevos ritmos: La pachanga, de Eduardo Davidson, El pilón, de Enrique Bonne, El mozambique, de Pello el Afrocán (una conga orquestada), y El pacá de Juanito Márquez (1968), pero terminaron apagándose. Después, la producción de nuevos ritmos bailables se agotó. Las causas hay que hallarlas en la revolución misma: el autobloqueo, la falta de grabaciones y de comercialización, la represión ideológica.

Una puñalada a la música bailable fue la intervención de todas las disqueras y su fusión en una disquera única, la EGREM, Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales. Durante sus primeros años, grabó sólo música elaborada, culta, clásica o como quieran decirle. La ingenua pedagogía creía que la cultura se podía imponer por decreto.

El dogmatismo revolucionario calificó el pasado como decadente; se acabó con la espontaneidad, la individualidad, la bohemia, se pretendió crear el hombre químicamente puro: el hombre nuevo. En 1968, la ofensiva revolucionaria implantó la Ley Seca, que cerró a cal y canto los cabarés. Nuestros padres no tenían donde bailar. El baile se consideró una actividad marginal. El país entero se volcó en un esfuerzo faraónico: la Zafra de los 10 millones. El líder repetía: "¡de que van, van!".

Llegó Van Van

Los Van Van del joven Juan Formell (tenía 25 años) tomaron su nombre de los millones de azúcar que no fueron. Y como Fidel había llorado en la Plaza su fracaso (Tata Güines se atrevió a tocar El perico está llorando), y hacía falta alegrar a la gente, los Van Van grabaron un disco tras otro. Formell había bebido del changüí de Elio Revé, pero sentía el rock y logró hacer una música más directa, más moderna, con influencias de Los Beatles y de ritmos caribeños como el reggae.

Mientras otros autores entraban con una melodía cantable, la desarrollaban y luego pasaban a los estribillos y al mambo, Formell, con la inmediatez del rock, entraba con fuerza, y apoyado en su bajo, agarraba al bailador. A este son marcado por su bajo rockero, Formell le llamó songo. Sus primeros temas, La Candela, Pastorita, Seis Semanas, Marilú, arrebataron a la juventud. Fueron realmente novedosos.

En los años 80, Formell sacó lo que pudo ser un nuevo ritmo, El Buey Cansao (1982), pero inexplicablemente apenas compuso más en esa línea autoral. Su tema Muévete "súmate a mi actividad, muévete, muévete" logró cierta resonancia internacional. La década del 80, cierra el ciclo creativo de los Van Van, con Sandunguera (1983), La Habana no aguanta más (1984). Pasarían 10 años antes de otro éxito: Soy todo (1995).

¿Parálisis o revolución permanente?

El último álbum de Van Van, Arrasando, repite las fórmulas armónicas de sus inicios. Suena viejo. Pero la Isla sigue exhibiendo a los Van Van como su maravilla. ¿Es qué no hay jóvenes valores que mostrarle al mundo? Claro que los hay. Pero o son contestarios (Los Aldeanos), o andan por París (Orishas) o por Madrid (Habana Abierta).

Cuba exporta a la anciana Omara Portuondo (herencia de Buena Vista Social Club), mientras las vallas de la Plaza de la Revolución son las mismas de 1959, y el paisaje que se vende a los turistas son autos de los años 50 rodando en una ciudad donde el tiempo se detuvo. En toda gerontocracia se paran las manillas de los relojes. Cada día es igual a ayer. Todo joven resulta sospechoso.

Pero la parálisis no es sólo en la Isla. A las puertas del restaurante Versalles, de Miami, aún se discuten acaloradamente las bondades de Fulgencio Batista. Que los Van Van hayan provocado tal alboroto entre el exilio (en contra y a favor), por un concierto que fue un canto a la nostalgia, demuestra que los relojes se han detenido para muchos cubanos en ambas orillas



Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados