Fara La Diva, el travesti 'más conocido' de la isla
Pero que fea esta esta niña
Fara La Diva dice ser el travesti más conocido de Cuba, por cuyas calles se luce siempre vestido de mujer tras haberse ganado la categoría de "intocable" para la policía, después de pasar cerca de cuatro años en la cárcel en la década de los 80, informa ANSA.
"Para ser homosexual en Cuba hay que tener timbales (bolas). Hay que romper las barreras de todo", afirma a ANSA Fara, nacido como Raúl Pulido hace 41 años en La Habana.
Cuenta que salió "del closet" cuando tenía 12 años y que desde entonces siempre se ha vestido de mujer, por lo que fue encarcelado varias veces —en total pasó cerca de 4 años entre rejas— en la década de los 80 por el delito de "ostentación pública".
En la prisión Combinado del Este de la capital estuvo en una sección con otros cerca de 400 homosexuales, en su mayoría liberados. "Muchos se fueron del país", dice.
Gracias a la lucha que por los derechos de homosexuales y transexuales lleva a cabo desde hace algunos años Mariela Castro, la hija del general Raúl Castro, "ya no hay represión como antes, aunque todavía hay prejuicios, sobre todo por parte de policías jóvenes. Pero conmigo la policía ya no se complica".
"Todavía hay jovencitos que por temor a sus familias no se visten de mujer. Yo soy la madre de todos los homosexuales en Cuba. Me visto de noche y también de día de mujer. Hay muchos que sólo lo hacen de noche", explica.
Fara "La Diva", con un cuerpo de piel negra de más de 1,80 centímetros de altura y 50 kilos de peso, no ha querido operarse, pues prefiere "ser natural y no que me vacíen".
Y con la misma naturalidad y por querer mantener relaciones sexuales "al natural" con su pareja, revela que hace seis meses descubrió ser seropositivo, lo que parece no preocuparle mucho. Lo dice mientras muestra vestidos y pelucas guardados a los pies de su cama, en una casa compuesta por una habitación de 15 metros cuadrados del barrio popular de Centro Habana, bien descrita por el nombre de su perro, "Miseria".
De debajo del colchón saca trozos de espuma con los que se construye un pecho que lucirá bajo llamativos vestidos y zapatos altos en actuaciones en fiestas privadas —"yo soy una vedette"— a las que le llaman con frecuencia.
Al salir de su casa recibe los saludos y los piropos desde los balcones de sus vecinos —"bella", "estás para parar el tráfico"-—, mientras camina contoneando con gracia sus caderas y comenta "la gente conmigo es fabulosa", al tiempo que confirma la evidencia: "Me gusta llamar la atención".
Volverá a participar, la próxima semana, en la jornada contra la homofobia que por tercer año organiza Mariela Castro y que el año pasado incluyó una pequeña marcha de gays y lesbianas, la primera en la Isla, por una calle de La Habana.
Le tiene ilusionada un video que próximamente realizarán sobre su vida: "Me visto de novia pues me termino casando con un policía cubano que sale del closet", cuenta alegre.