La protesta del ex niño mimado Juan Juan Almeida, hijo de un histórico del castrismo,
está en huelga de hambre por no poder salir de Cuba
Juan Juan Almeida, cuando tenía5 años, junto a Raúl Castro
POR CARMEN MUÑOZ
Nueve años después del desembarco del yate «Granma» en el oriente cubano con 82 guerrilleros a bordo, el 2 de diciembre de 1956, Fidel Castro anunció en uno de sus interminables discursos el nacimiento ese día del primer hijo varón, después de tres mujeres, del comandante histórico de la revolución Juan Almeida Bosque. Cuarenta y cuatro años después —y una vida hasta hace poco con bastantes más privilegios que el común de los cubanos—, Juan Juan Almeida García está en huelga de hambre desde el día 15 para exigir un permiso de salida de la isla. En una larga conversación telefónica con ABC señala al mismo presidente cubano, Raúl Castro, como responsable último de que no pueda abandonar temporalmente el país con el fin de recibir tratamiento médico para la enfermedad reumatológica degenerativa que padece y abrazar a su familia residente en Miami. El asilo político no le interesa. En 2003 comenzó el peregrinaje de cartas de súplica a todas las instituciones, protestas en la Plaza de la Revolución, dos intentos de salida ilegal de la isla y, como todo disidente cubano, estancias en las mazmorras castristas. Aunque él insista en que no es un personaje político, que no persigue un ideal concreto, lo cierto es que Juan Juan Almeida tiene fama de contestatario con el régimen comunista instaurado hace más de medio siglo, del que se fue apartando poco a poco «por su dogmatismo»; de «niño malcriado de la revolución al que se le acabaron los privilegios» y también de «persona coherente» entre la disidencia interna. Almeida se defiende de la acusación de «pataleta de niño mimado que ha perdido los privilegios al morir su padre» cuando afirma que sus protestas comenzaron mucho antes de la desaparición del «número tres» de la dictadura cubana, por detrás de Fidel y Raúl Castro, el 11 de septiembre de 2009. Las autoridades de La Habana le expulsaron de los funerales de su propio padre. Distanciados Aunque reconoce que el que fue vicepresidente del Consejo de Estado, miembro del Buró Político del Partido Comunista y también compositor no le hablaba «desde hacía años», «estábamos distanciados básicamente por mis ideas», asegura que en la familia «no faltaba amor». Con sus hermanas se lleva «muy bien». Su madre, la primera de las tres esposas de Juan Almeida Bosque, murió en 1991. De alguna manera, los hermanos Castro llamaron la atención al revolucionario del asalto al cuartel de Moncada, del «Granma» y de Sierra Maestra, por la actitud díscola de su hijo. «Le hacían sugerencias más que darle órdenes, aunque la sugerencia fuera en sí misma una orden», explica el disidente cubano. Al menor de los Castro no le hizo ninguna gracia su libro, «Memorias de un guerrillero desconocido cubano», publicado en España (Espuela de Plata), en el que cuenta su vida de manera «burlesca». Su enfermedad congénita se manifestó en 1985, cuando estudiaba en Moscú en una escuela de la KGB. Continuó su formación interrumpida en una escuela militar de La Habana, donde se licenció en ciencias penales. Hasta 2003 trabajó en una empresa francesa de importación y exportación. Juan Juan reconoce que hasta ese año llevó una «vida bastante holgada, viajaba sin permiso de salida y tenía acceso a lugares de diversión inimaginables para los cubanos». En una de sus estancias en Madrid, por ejemplo, estuvo en los restaurantes Combarro y Casa Lucio. Admite también que su apellido hizo que «fuera más sencillo el recorrido» a la hora de recibir tratamiento en el exterior, porque su enfermedad no lo tiene en Cuba. Tanto Bélgica como Estados Unidos, asegura, le han concedido un visado por razones humanitarias. En concreto, un hospital de Los Ángeles le ofrece tratamiento gratuito. El hijo de Juan Almeida Bosque confiesa que entre sus amistades figuran «militares, revolucionarios, tanto los convencidos como los fingidos, homosexuales y opositores». Entre los últimos, Vladimiro Roca, hijo del histórico del Partido Comunista Blas Roca; el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez; la bloguera Yoani Sánchez («que me trae el jugo de mango, el único que hay ahora en el agromercado») o el periodista independiente Guillermo Fariñas, sobre quien presume que él fue el primero que le visitó para que depusiera la huelga de hambre y sed. Aunque se considera enemigo de «medidas extremas» como los ayunos, sostiene que «Raúl Castro me ha arrastrado a ello, me ha dejado sin opciones legales, las he recorrido todas». Al mismo tiempo recalca que «no soy un suicida, me tomo las medicinas con agua y jugo». En otro momento de la conversación insiste en que no es un político, «no me siento un perseguido político, es un político, Raúl Castro, el presidente, quien pasa por encima de todas las instituciones a las que he escrito». Juan Juan Almeida afirma que no abandonará la protesta hasta que consiga su objetivo. Su hija de 25 años, que trabaja en un aeropuerto estadounidense, le mantiene mientras tanto. Por ello reclama a la comunidad internacional que «suplique al todopoderoso general» que le de el permiso de salida.
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