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General: "Siempre es 26 y el Show debe Continuar"
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 26/07/2010 14:19

 

 
“Siempre es 26”
La plaza habanera, las plazas o avenidas del país, los actos públicos o lo que fuera
para conmemorar la efeméride, estarán repletos de disidentes
THE SHOW MUST GO ON
EL SHOW DEBE CONTINUAR
 
 
La plaza habanera, las plazas o avenidas del país, los actos públicos o lo que fuera
para conmemorar la efeméride, estarán repletos de disidentes
 
Félix Luis Viera, México DF
Este aniversario del 26 de julio será celebrado, como siempre, por todo lo alto. Cuando el acto central se lleva a cabo en la plaza de la revolución de La Habana, no hay dudas de que un mar de personas abarrota el sitio portando banderas cubanas, quizás banderas del movimiento 26 de julio y algún cartel con la imagen de José Martí ―”el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada”, según Fidel Castro, el cual, también, podría estar representado en las pancartas. Puede que se celebre en varias plazas del país o consista la conmemoración en un desfile por las principales avenidas cubanas. De ser así, también veremos infinidad de personas portando estandartes revolucionarios. Tal vez el acto para celebrar el “día de la rebeldía nacional”, como ocurrió ya en una ocasión al menos, se realice a puertas cerradas. De cualquier manera, sea cual fuere la variante para los festejos, darán la vuelta al mundo las imágenes de un pueblo decidido a “luchar por su revolución”, “junto a su comandante en jefe y fiel a la doctrina del partido comunista de Cuba”, entre otras máximas. Aun es posible, como van las cosas en los últimos días, que de un modo u otro aparezca el dictador en jefe durante la celebración.
  
La plaza habanera, las plazas o avenidas del país, los actos públicos o lo que fuera para conmemorar la efeméride, estarán repletos de disidentes. Días antes, a las puertas de éstos ha llamado el presidente del Comité de Defensa de la Revolución de la cuadra y ni siquiera les ha preguntado si desean asistir a la manifestación (la respuesta es automática), sólo los ha anotado en la lista y les ha dicho la hora de la concentración. Los disidentes han dicho que sí, y el presidente del Comité de Defensa de la Revolución de la cuadra, que también es disidente, se ha marchado satisfecho. Si la “movilización” se lleva a cabo desde los centros de trabajo, días antes el secretario del sindicato —bien orientado por el secretario del núcleo del partido comunista— ha visitado a los trabajadores, puesto por puesto, o ha citado para una reunión colectiva —siempre en horario extralaboral— para comunicarles la hora y el sitio de encuentro para encaminarse hacia la concentración. Los disidentes han asentido y el secretario del sindicato —que también es disidente— ha quedado satisfecho, igual que el secretario del núcleo del partido comunista que, nadie se vaya a asombrar por esta afirmación: también es disidente.
 
Disidentes inconfesos. Entre los dos o tres países que aún mantienen el comunismo estalinista, quizá sea Cuba el que mayor porcentaje de disidentes inconfesos posee. No hay censos ni estadísticas, pero sólo basta con mantener comunicación con algunas personas de allá —”comunistas” incluidos— que viajan al extranjero, que llegan para exiliarse o que dan a conocer sus desacuerdos, en privado, por la vía que puedan. Bueno, sólo sería necesario aplicar la lógica, tomando en cuenta la situación económica y política existente en la Isla, para llegar a esta conclusión.
 
“¿Por qué el pueblo de Cuba no se rebela?”, me preguntó un intelectual colombiano en días pasados. La respuesta la sabemos quienes hemos padecido la llamada “dictadura perfecta”. El chantaje, la extorsión, el pánico a perder lo mismo un ascenso en el trabajo que la beca universitaria del hijo, por ejemplo, sobran para que cualquiera se pare en seco aunque sienta que debe decir No a alguna propuesta venida de la tiranía, y, valga aclarar, venida mediante un representante de ésta que también es disidente en silencio. Es decir, el mecanismo establecido de arriba abajo —considerando que desde una oficina de correos hasta un organismo ministerial, pasando por una escuela o una farmacia, son propiedad de la dictadura—, pues, simplemente, posibilita que los ciudadanos estén a merced del Poder. Así la tiranía no necesita que sus gendarmes —muchos de los cuales, en su interior, también son disidentes— anden con ametralladoras por las calles para tener todo bajo control y, de este modo, hacerle creer al mundo —al que lo crea, digo— esa quimera de la paz, la tranquilidad ambiente, la Unanimidad. Y se debe sumar —terminé mi respuesta al colombiano interesado— que, como en Cuba todos los medios de difusión son estatales, resulta imposible la tan imprescindible reacción en cadena a partir de determinada escaramuza de fondo político que ocurriese en cualquier sitio; ésta quedaría oculta, no hay quien la haga pública, no tiene efecto “más allá”.
 
Esa creo que es una respuesta adecuada para alguien que no sea cubano. Para esos cubanos —que no faltan, desafortunadamente hace poco me encontré con un par— que viven en el exterior, las respuestas a la misma pregunta serían otras. 1) Es un acto de suma injusticia, y de suprema ignorancia o de egoísmo e inconsciencia sin par, pedirles a los cubanos de “adentro” sólo que piensen tal cosa. 2) Los que nos hallamos fuera de Cuba debemos inclinarnos ante los pocos cientos de compatriotas que en los últimos tiempos, dentro de la Isla, dejaron de ser disidentes inconfesos, enfrentaron y enfrentan a la dictadura y fueron a dar a la cárcel o son acorralados por las hordas pro castristas —muchos de las que las conforman también son disidentes, algún día se verá que lo eran, sólo esperemos que el tapete cambie.
 
Mientras, este 26 de julio será celebrado con la participación de millones de disidentes hombres, mujeres, niños, jóvenes y viejos que se hallan entrampados en la doble moral ineludible. Los discursos para conmemorar la fecha habrán de reafirmar la condición revolucionaria de “nuestro pueblo”, “la lucha antiimperialista”; serán condenatorios de la “campaña mediática del enemigo” y de la actuación de los “grupúsculos contrarrevolucionarios al servicio de las potencias extranjeras”; y terminarán con la consabida frase de “¡Socialismo o muerte!” (valga la redundancia, como diría un colega y compatriota ya fallecido). Así, quedará hecha polvo la pantomima ejecutada recientemente por el canciller español Miguel Ángel Moratinos, la Iglesia católica cubana y la dictadura: hasta la liberación de los presos llegamos, ahora suma y sigue, se acabó la limosna. De todo corazón, ojalá me equivoque.
  

 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 26/07/2010 14:33

 

Los motivos del cordero
  Los motivos del cordero
Una mujer pinta una bandera en Santa Clara,durante los preparativos del acto del 26 de julio
 
Una de las preguntas que he respondido con mayor frecuencia a extranjeros interesados en Cuba es por qué la gente no hace nada por cambiar el sistema. Me parece injusta e incorrecta la formulación, ya que son muchos los que con enorme riesgo asumen posiciones en el vasto espectro de la oposición interna.
Pero no puedo sustraerme a la tentación de hacer la interrogante a quienes se la merecen, es decir, a aquellos que quisieran que las cosas cambiaran pero se mantienen inertes, esperando a la buena de Dios.
A continuación, transcribo una serie de respuestas o, mejor, confesiones de personas que se encuentran en ese caso:
—Imagínate, ¡si descubren las cosas que yo pienso me van a caer arriba!
—Tú sabes que yo soy plomero sin licencia; de eso mantengo a mi familia, si me muevo un poco raro se ponen para mí.
—Qué más quisiera yo que salir a la calle con un cartel y gritarle cuatro cosas a esta gente en su cara, pero hasta que mis hijos no matriculen en la universidad no puedo hacer nada. No voy a arriesgar el futuro de ellos por nada en el mundo.
—¡Tú estás loco? Si ahora mismo me van a grabar un disco con mis canciones. Claro que tuve que quitar algunas de las que tú te imaginas, pero un disco es un disco.
—Es que estoy en los trámites para un viaje al extranjero. Tengo que estar más tranquilo que "Estatequieto".
—Lo mío es irme de aquí, en cuanto ponga un pie del lado de allá voy a quitarme la máscara.
—Nada más estoy esperando a que se me dé la permuta. Los papeles de mi casa están en candela y he tenido que darle dinero hasta al portero de la oficina de Vivienda. Después veremos que puedo hacer.
—Yo no sirvo para eso. Admiro mucho a la gente que se atreve, pero nada más hablar del asunto y ya me están temblando las rodillas. Te meten en la cárcel y te pudres allá adentro y lo peor es que no pasa nada. Esto se cae algún día y viene la gente de allá afuera a coger los mangos bajitos y uno jodido, con úlceras en el estómago y quistes en los riñones.
—Ahora mismo están haciendo una racionalización en mi trabajo. Dicen que van a sacar como al 20 por ciento. Hasta que no pase la ola no me muevo, así es la cosa.
—¿Y eso para qué? ¿Tú crees que alguien te lo va a agradecer? Esa misma gente a la que tú pretendes rescatarle sus derechos son los primeros que te van a hacer un mitin de repudio. Mira, si hace falta ayudar en algo yo podría hacerlo, pero nadie se puede enterar, por ejemplo conseguir un poco de papel en mi trabajo, o algo parecido; pero firmar o salir a la calle no, tú sabes que mi mujer padece de los nervios.
—Te voy a decir la verdad, y no te me pongas bravo. Yo no creo en nadie. A ver quién me asegura que tú no seas de la Seguridad y me estés probando para después echarme palante?
—Sí, yo sí estoy dispuesto a cualquier cosa, pero no voy a ser el primero. En cuanto se arme la cosa me verás allí, gritando o lo que sea. Sí, me encanta la idea. Llámame la semana que viene, o mejor el próximo mes, es que ahora estoy complicado...


 
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