Ecuador sumido en guerra de acusaciones
Militares ecuatorianos patrullan los alrededores del Palacio de Gobierno hoy, viernes 1 de octubre de 2010, en Quito (Ecuador).
El Gobierno busca ahora a los responsables de la sublevación policial que desembocó en el secuestro durante varias horas de Correa, quien tuvo que ser rescatado por un operativo militar.
Por GERARDO REYES y MAR CABRA
En una andanada de señalamientos con más epítetos que pruebas, el presidente del Ecuador, Rafael Correa, acusó el viernes al ex mandatario Lucio Gutiérrez de haber orquestado una sublevación de la policía para sacarlo del poder.
Gutiérrez, cuyo nombre vitorearon algunos de los policías insubordinados mientras protestaban contra el gobierno, declaró a El Nuevo Herald que Correa ha creado la idea de que fue un intento de golpe a fin de distraer la atención sobre la crisis de su gobierno y la corrupción. Incluso calificó lo ocurrido este jueves de "autogolpe'.
"Nadie quería destituir al Presidente de la República. El único que ha creado inestabilidad en el Ecuador es el presidente Correa' afirmó Gutiérrez, que se encuentra en estos momentos en Brasil.
"Correa lo que quiere es que yo me calle, que huya del Ecuador, para que él no tenga a nadie que le denuncie los despilfarros', agregó.
Gutiérrez salió en su defensa luego de que Correa lo responsabilizó de una operación desestabilizadora que comenzó con su secuestro en un hospital de la capital por parte de un grupo de policías que protestaban por la supresión de beneficios laborales.
"Fue un claro intento de conspiración coordinado con el cierre del aeropuerto y la toma de las repetidoras de los canales por bien conocidos allegados a Gutiérrez', aseguró Correa a quien se le quebró la voz al recordar la muerte, durante su rescate, de miembros del ejército y la policía.
Al menos cuatro muertos y 193 heridos fue el saldo que dejó la rebelión policial y el posterior rescate militar, según el gobierno.
Correa advirtió que todos los participantes serán sancionados.
"Aquí no habrá perdón ni olvido', advirtió el mandatario.
En una entrevista con El Nuevo Herald desde Ecuador, el asambleísta Gilmar Gutiérrez, hermano de Lucio, rechazó la acusación y anotó que en el operativo de rescate de Correa participaron "con total profesionalismo' la subteniente del ejército Karina Gutiérrez, sobrina de ellos, y Robert Vargas Borbua, un primo hermano.
"El presidente Correa nos ha hecho omnipresentes, cada vez que hay una protesta de indígenas o de estudiantes o de quien sea, dice que los Gutiérrez estamos conspirando, y esto es porque por todo el país, le gritan que con Lucio estábamos mejor, había más libertad y respeto, eso es lo que lo tiene indignado', afirmó Gilmar Gutiérrez.
Lucio Gutiérrez, líder del Partido Sociedad Patriótica, ocupó la presidencia del Ecuador entre de 2003 al 2005 después de que un levantamiento indígena precipitó la salida del presidente Jorge Jamil Mahuad.
En medio de una tensa crisis social y tras una cuestionada maniobra, congresistas de la oposición removieron a Gutiérrez en abril de 2005.
Gutiérrez obtuvo asilo en Brasil y después de una sentencia favorable en su país, aspiró a la presidencia en los comicios del año pasado en los que ocupó el segundo lugar frente a Correa.
El viernes El Nuevo Herald consultó al cónsul de Ecuador en Miami, Juan Carlos Toledo, amigo personal de Correa, sobre las pruebas que tiene el gobierno de que la sublevación policial fue parte de un intento de golpe de Estado, dirigido por Gutiérrez.
Toledo respondió que uno de los indicios es el hecho de que el ex abogado de Gutiérrez, Pablo Guerrero, lideró el jueves el asalto a las instalaciones de la televisora estatal, ECTV Ecuador.
Decenas de personas se presentaron en la estación para protestar por la orden del gobierno de suspender las transmisiones de los canales privados.
"Permanentemente [Gutiérrez] viene haciendo sus declaraciones en todo el país desinformando, tratando de desestabilizar, provocando', afirmó Toledo. "Es conocido como el golpista del Ecuador y el tiempo dará la razón. Poco a poco vamos a conseguir las pruebas', agregó.
El ex coronel Mario Pazmiño, ex director de inteligencia del ejército ecuatoriano, indicó el viernes que el gobierno está tan obsesionado con las supuestas intenciones golpistas de Gutiérrez, que lo ha acusado de "cosas tan descabelladas como haber comprado un misil para atentar contra el presidente'.
"Lo que han hecho con todo lo que ocurrió ayer [el jueves] es profundizar más las heridas', agregó Pazmiño quien insistió que la comunidad internacional debe entender que los hechos ocurridos no constituyeron un golpe.
El secuestro de 12 horas de Correa luego de que desafió a los policías a que lo mataran, mientras se aflojaba la corbata y se abría la camisa, generó una ola de solidaridad con el mandatario entre los gobiernos de la región, incluyendo el de Colombia, con el que ha habido tensiones en los últimos años.
Mientras que algunos de los gobernantes vecinos calificaron los hechos como un desafío a la democracia, los mandatarios de Venezuela Hugo Chávez y el de Bolivia Evo Morales fueron más allá y acusaron a Estados Unidos de mover los hilos de la conspiración, como parte de un plan permanente para desestabilizar los países de la Alianza Bolivariana.
"Detrás de esos grupos está el imperio, al igual que detrás de las fuerzas políticas', subrayó Chávez.
La secretaria de Estado Hillary Clinton condenó la acción contra Correa.
El viernes, el ministro del Interior ecuatoriano, Gustavo Jalkh, anunció que el general Patricio Franco fue designado como nuevo comandante de la policía.
Franco exhortó "al pueblo ecuatoriano que confíe en sus policías, la nueva oficialidad está dispuesta al cambio, realizaremos el cambio en beneficio del país y hago un llamado a mis compañeros policías (...) a realizar su trabajo con ahínco y perseverancia'.