Intelectuales cubanos elogian la obra del escritor peruano
Carlos Alberto Montaner
Por ENRIQUE FLOR
La concesión del Premio Nobel de Literatura al escritor peruano Mario Vargas Llosa fue saludada el jueves por los intelectuales cubanos en el exilio como un triunfo propio por el apoyo que éste ha brindado desde hace décadas a la causa de la democracia en la isla.
"Siento una alegría inconmensurable', afirmó desde Barcelona el novelista Abilio Estévez. ‘‘Mario Vargas Llosa es uno de los escritores que más ha contribuido a la evolución de la literatura latinoamericana'.
Estévez destacó que Vargas Llosa, de 74 años, es desde sus inicios un autor que rompió con los moldes de la novela tradicional y junto con un notable grupo de escritores elevó la literatura de habla hispana a una dimensión de relevancia mundial.
En Miami, el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner declaró que Vargas Llosa es uno de los intelectuales que más ha defendido las libertades humanas en una época en la que suelen ser vulneradas por regímenes totalitarios como el de Hugo Chávez en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua y los Castro en Cuba. "Es un hecho que no existe en América Latina una figura civil tan prominente como Vargas Llosa', subrayó Montaner.
Para la escritora Daína Chaviano, el Nobel otorgado a Vargas Llosa hace justicia al honrar la trayectoria de una de las plumas más notables de la literatura contemporánea y llena de orgullo a los latinoamericanos.
"Particularmente estoy de fiesta, Vargas Llosa es el escritor que más admiro. Desde mi adolescencia quedé deslumbrada con su obra', señaló Chaviano, quien vive en Miami. "Pero tenía que leer sus libros a escondidas, porque desde los años 70 en Cuba estaban prohibidos sus libros, luego de que criticara a la revolución'.
Chaviano recordó que libros como Conversación en la catedral (1969), La tía Julia y el escribidor (1977), o La guerra del fin del mundo (1981), entre otros, formaban parte del disfrute clandestino de lectores cubanos que tan sólo buscaban deleitarse con la obra de un intelectual que cautivaba con la trama de sus novelas y jugaba con la estructura de sus relatos.
Desde la década de los 80, Vargas Llosa ha sido un candidato habitual al Nobel. En ocasiones, la crítica y la comunidad intelectual han considerado que no se le concedía finalmente por sus opiniones políticas de centro derecha.
"Me parecía bochornoso que pasará tanto tiempo y que no le dieran este premio', comentó Estévez. "Me daba horror que le sucediera lo mismo que a Borges'.
La Academia Sueca nunca le otorgó el Nobel de Literatura al escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986), hecho que ha sido calificado por el propio Vargas Llosa como un acto de injusticia intelectual.
"La verdad es que Vargas Llosa ha tenido una postura antidictatorial y ha enfrentado sistemas totalitarios tanto de izquierda como de derecha, en defensa de las libertades', indicó Chaviano.
Montaner, quien mantiene una larga amistad con Vargas Llosa, dijo que éste muestra una evolución ideológica que parte de sus simpatías con el socialismo y, en particular, la revolución cubana en los años 60, pero que el punto de inflexión llegó en 1971, con el llamado caso Padilla.
"A partir de ahí, Mario descubre un pensamiento liberal y empieza a defender la libertad económica junto a la libertad política', amplió Montaner.
El novelista Antonio Orlando Rodríguez consideró la obra de Vargas Llosa como un espacio de magisterio literario.
"Un joven escritor puede aprender más de técnicas y estructuras literarias leyendo Conversación en la Catedral que asistiendo a un taller de literatura', dijo Rodríguez, en Miami. ‘‘Sus libros son muy reveladores por su dominio técnico, al margen de los valores estéticos que exhiben'.
Agregó que cuando se habla de Vargas Llosa, el público piensa en el narrador, el novelista. Sin embargo, también alabó su valiosa producción de ensayos, tales como García Márquez: historia de un deicidio (1971), La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo (1996), y El viaje a la ficción, ensayo sobre Juan Carlos Onetti (2008), entre otros.
"Este premio no es sólo para el gran novelista, si no también para un magnífico ensayista', comentó.
Estévez recordó que conoció a Vargas Llosa en la casa de un profesor de la Universidad de Princeton, en 1993. En aquella oportunidad le prometió a Estévez que le regalaría sus libros autografiados.
"Al día siguiente me mandó un chofer con Los Cuadernos de don Rigoberto (1997) y El Pez en el agua (1993)', relató Estévez. "Fue una muestra de generosidad ante un joven escritor que había quedado pasmado al conocer a un intelectual de esa talla'.
En La Habana, a la hora de este cierre, el principal periódico de la isla, Granma, órgano oficial del Partido Comunista, no había publicado la noticia. Sin embargo, agencias cablegráficas recogían las opiniones de algunos escritores oficialistas como los poetas César López y Pablo Armando Fernández, y el ensayista y narrador Reynaldo Fernández, todos premios nacionales de Literatura.
"Vargas Llosa es uno de los grandes narradores de la lengua, creo que no sólo del siglo XX y lo que va del XXI, sino de todos los tiempos', afirmó López a la agencia EFE. ‘‘No comparto su posición política e ideológica actual, pero lo admiro como escritor y lo prefiero siempre como novelista'.
López insistió en que la actitud política de Vargas Llosa, profundamente crítico de la dictadura cubana, "no quita el respeto a un gran escritor'.
González consideró a Vargas Llosa como "uno de los grandes escritores de América'. Precisó que es "muy conocido, pero no se lee tanto', aunque los escritores sí le siguen y están "muy actualizados en todo lo que produce'.
"Sus obras no es que se vendan en Cuba, llegan a las bibliotecas nada más, alguna vez a alguna Feria del Libro', apuntó.
Fernández afirmó que Vargas Llosa tiene "una obra muy reconocida internacionalmente' y merece este premio.
"Hay que celebrar que nos recuerden, que nos reconozcan', añadió Fernández, a propósito de que la Academia Sueca vuelva a reconocer a un autor latinoamericano 20 años después de entregar el galardón al mexicano Octavio Paz.
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