La papa es un tesoro lleno de historia que salvó al mundo y lo sigue haciendo.
Millones de personas dependen de este tubérculo para la superviviencia. En Europa, se impuso como remedio para las hambrunas en las guerras y durante la Revolución Industrial fue uno de los alimentos básicos de la clase obrera. Pero mucho antes de eso, hace siete u ocho milenios, la cultivaron por primera vez las culturas precolombinas en la altiplanicie andina.
Fueron los incas quienes la domesticaron y desarrollaron técnicas avanzadas para almacenarla.
No es casualidad entonces que la papa ocupara un sitial prominente el domingo en el primer Festival Gastronómico Peruano Taste of Perú (el sabor del Perú) en el Centro de Convenciones de Miami Beach, al que asistieron más de mil peruanos del sur de la Florida y comensales de otras nacionalidades que disfrutan de la gastronomía peruana.
Habían platos hechos con papa huayro, que es de buena capacidad productiva y culinaria, ideal para los guisos; papa amarilla, que por su densidad es perfecta para hacer masa; y camote, que por su dulzura se emplea en los postres. Y no podía faltar la ocopa, un plato típico que consiste en una salsa a base de la hierba huacatay y ají servido sobre papas hervidas.
"Así como los incas le dieron la papa al mundo, los peruanos de hoy le damos esta gastronomía al mundo, que es una fusión de comida inca, española, china y japonesa'', afirmó Hildebrando Tapia, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República del Perú, quien vino a Miami especialmente para el festival organizado por la Cámara de Comercio Peruano Americana del Sur de la Florida.
El evento -- que costó $35 por adulto y $10 para menores de 12 años, y contó con la participación de restaurantes de Perú y Miami y un instituto peruano de enseñanza para chef -- culmina hoy lunes con clases de cocina dirigidas a personas que trabajan en el ámbito culinario o estudian para ser chef.
Entre los aventurados comensales que hacían fila pacientemente en los mostradores de exhibición de los restaurantes el domingo, se encontraban Ari y Elizabeth Cáceres, ambos de 40 años, junto a sus hijos Ariana, de 8, y Arón, de 6, residentes de West Palm Beach y originarios de Trujillo, una ciudad en el noroeste peruano.
"Venimos a saborear la comida de nuestra patria'', comentó el papá, que trabaja como asistente de mantenimiento en un club de golf. "En West Palm Beach casi no hay nada peruano; todo está concentrado en Miami''.
A su vez, destacó la importancia de enseñar a sus hijos, nacidos en Estados Unidos, el gusto de la gastronomía peruana.
"Si no, crecen con McDonald's'', subrayó. Y agregó que también había asistido a la feria para comprar productos hechos en Perú como postres y bebidas. Varios expositores eran minoristas y fabricantes.
Marcelo Calderón, de 11 años, asistió al festival con su hermano mellizo, Matías, y sus tíos. En las manos tenía una muestra de ocopa. A su corta edad fue muy político porque dijo que no estaba seguro si le gustaba o no.
"No sé mucho de la historia del Perú y quiero aprender a través de la comida'', manifestó Marcelo, quien llegó a Miami a los seis años y estudia 5to. grado en la Escuela Primaria Hialeah.
"Sé que en la secundaria todo se va a poner más difícil y yo quiero estudiar estudios sociales para aprender de todas las culturas, y la peruana es mi cultura'', añadió.
Una cultura cuyas raíces se remontan a las civilizaciones preincaicas y que busca darse a conocer en el sur de la Florida con papas y mucho más.