El portugués tiró el brazalete de capitán al suelo después de que le anularan un gol de autor
Stella Alonso/
El amistoso entre Portugal y España no fue todo lo bien que a Cristiano Ronaldo le hubiese gustado aunque su selección goleara 4-0 a la campeona del mundo. Durante los 45 minutos que jugó, se ganó una tarjeta amarilla, le anularon un gol soberbio e incluso lanzó al suelo el brazalete de capitán.
Más que un hermanamiento entre países y sus selecciones en vistas a la Candidatura Ibérica del Mundial 2018, el encuentro fue un aperitivo de lo que se verá en el 'clásico' del próximo 29 de noviembre. A los diez minutos de comenzar el partido, el portugués y Busquets ya se habían encontrado, con amarilla para el catalán. Acto seguido, Cristiano no perdonó y se cobró la venganza con otra entrada. Ahora la amarilla fue para el portugués.
Con el ambiente caldeado, Cristiano Ronaldo se topó con Gerard Piqué, al que mandó al suelo con un quiebro, elevó la pelota por encima de Casilla y ya estaba cantando un gol de autor cuando Nani empujó la pelota a la red en fuera de juego. El tanto quedó anulado y Cristiano pasó de la euforia a la incredulidad. Lleno de rabia incluso se quitó el brazalete de capitán y lo lanzó al suelo poniendo en práctica el catálogo de gestos de indignación.
El partido seguía pero Cristiano ya se encontraba fuera de él. El capitán de la selección portuguesa continuó quejándose por el gol anulado. Paulo Bento, técnico luso, le reemplazó en el descanso.
Al término del encuentro, Cristiano Ronaldo declaró estar feliz por el resultado de 4-0 y alabó a su combinado. “Paulo Bento (seleccionador luso) ha cambiado cosas básicas en la selección y eso nos permite lograr victorias al equipo. No fue demérito de España sino mérito de Portugal”, analizó. “Portugal va a subir en el ranking porque cada vez juega mejor”, concluyó. Cristiano Ronaldo no quiso desaprovechar la atención de los micrófonos para alabar a otro portugués que, sin duda, estaría contento con el resultado: “En España tienen envidia de Mourinho. Es el mejor entrenador y, finalmente, España ya se rinde a él”, remachó.
España despide su mejor año con las malas sensaciones
que ha transmitido en los últimos amistosos
Llorente, en el partido contra Portugal
POR ENRIQUE YUNTA
España llena de galones al prójimo desde que el 11 de julio, en aquella noche celestial sudafricana que aparcó los problemas de un país por un ratito, comprara una parcela en el edén, plaza reservada a unos pocos que conlleva el resplandor para siempre de una estrella en el pecho. No la ha dignificado demasiado la selección y cierra el mejor año que recuerda con el trastazo en Portugal, otro equipo regenerado, como lo fue hace poco Argentina, gracias al amistoso con la campeona del mundo. Cuando no hay premios en juego, España se relaja para enfado del personal, muy bien acostumbrado después de enlazar un bienio esplendoroso con inicio en el Práter de Viena, escala mágica en Johannesburgo y final de fiesta con homenaje incluido en Asturias. afp Llorente, en el partido contra Portugal El mundo del fútbol se pregunta, sin aparente respuesta lógica, qué le pasa a España. El equipo que jugó en Lisboa fue exactamente el mismo que se eternizó en Johannesburgo con la salvedad de Silva en el lugar de Pedro, afectado por una gastroenteritis, pero el resultado, tanto en lo numérico como en la plasticidad, fue totalmente diferente. Esta vez, además, sin excusas de por medio ni viajes transoceánicos para justificarse como cuando lo de Argentina, un 4-1 igual de sonrojante. Los propios protagonistas no encuentran explicación: «No sé muy bien qué decir. La verdad es que no nos ha ido muy bien en los amistosos y hay que corregir errores, que para eso tenemos más partidos por delante. Esperamos mejorar para no repetir esa imagen», se lamentó ayer Marchena. «No hemos estado a la altura, no podemos tener un tercer partido así», reconoció Andrés Iniesta. «No se dio un buen resultado, pero España hizo un Mundial muy bueno y el año que viene empezaremos fuertes», sostiene Jesús Navas. Cabe pensar eso ya que todo lo anterior no vale. Sí que quedará para siempre la Eurocopa y el Mundial, pero no con el palmarés se ganan los partidos, tal y como recuerda Vicente del Bosque. Además, crece el interés de ganar a España y la intensidad lusa superó con creces a la española. «El resultado no va a tirar su prestigio, porque en la equipación de España hay una estrella y eso no se borra», comenta Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte. A Vicente del Bosque le toca ahora luchar para que no se instale en el grupo la inercia de la autocomplacencia. Tres derrotas, un empate Es un contrasentido este fin de curso ya que 2010 siempre será bueno, incluso mejor. Trece triunfos, un empate y tres derrotas después, España tiene el título más importante de cuantos se disputan dando la vuelta al territorio para regocijo de la afición, ahora contrariada por la violencia de los accidentes. El único partido oficial que ha perdido fue el debut en el Mundial, aquel 1-0 desafortunado ante Suiza que trastocó los planes iniciales. Los otros dos tropiezos son los de Argentina y Portugal (no caía por cuatro goles de diferencia desde 1963, 2-6 en casa ante Escocia) y el empate fue en el cuestionado viaje a México en pleno mes de agosto. Cuando le ha tocado competir, el equipo sí ha funcionado y, después de tres jornadas con pleno de puntos, lo tiene todo preparado para acudir en 2012 a Ucrania y Polonia. «Antes se ganaban los amistosos y se perdía en las grandes citas y ahora es al revés», se escucha en las tertulias. Manera optimista de resumir el asunto.