En «Te llevo en el corazón», el cantante de Linares aborda boleros, rancheras y, por primera vez en su carrera, tangos. Lo presenta con 16 conciertos en el Teatro Compac Gran Vía
COMO LE HAN PASADO LOS AÑOS
La próxima semana el cantante presenta en el Teatro Compac Gran Vía su último disco «Te llevo en el corazón», con 16 actuaciones en Madrid que abren una gira mundial que se prolongará hasta finales de 2011. El disco es un triple CD que se ocupa de tres de los géneros que vertebran Iberoamérica: el bolero, la ranchera y el tango. –¿Cuándo decidió abordar este proyecto, el más ambicioso y costoso de su carrera? –Es algo que siempre estuvo latente en mí. Latinoamérica es un continente que siempre estuvo presente en mi vida. Al cumplir 50 años de carrera, llega la hora de que uno se sienta agradecido y tiene que dar las gracias. Por eso se me ocurrió hacer algo con tres de sus ritmos más universales. Luego, son canciones que he oído toda mi vida porque las cantaba mi madre, fanática de Carlos Gardel. Le escuchaba el «Cambalache», «Caminito», «La Cumparsita»... música que yo he llevado a Raphael. Recuerdo que el primer arreglo que me presentaron me pareció una americanización y no me gustó. –Y decidió grabar estos ritmos en sus tierras originarias... –Sí, porque es algo que no se puede hacer en Madrid, ya que no lo saben tocar. En Buenos Aires grabé junto a la Orquesta Sinfónica de Tango, en directo... –En este trabajo aborda por primera vez el tango... –Sí, y por eso que era nuevo y un reto me lo tomé con mayor interés... Seriedad y no intrusismo –¿No le preocupaba que le acusasen de intrusismo por meterse en un género que no es el suyo, aunque, es cierto, muchos artistas también lo han hecho antes? –No cuando se trabaja en serio. He intentado hacer las cosas como son, nada grotesto, ni un disco para turistas. Con respeto. Por eso necesitaba tener a los músicos delante. Oírles y ver su expresión, que me indicaba si lo estaba haciendo bien. Quiero que, cuando lo escuche otra gente, como Susana Rinaldi, diga: «Oyeeeeeeeeeee, ¿pero y eso?...» (bromea). La experiencia ha sido muy bonita y emocionante. –¿Le ha asesorado alguien? –Mi pianista, que es argentino y es entendidísimo en tango, y su padre es uno de los «capos» de esta música... –¿Con 50 años de carrera no tiene la tentación de relajarse y vivir de las rentas? –Yo estoy muy relajado (se ríe). Me lo pide el cuerpo, es la ilusión que tengo. –¿Le gusta reinventarse, cree que es necesario hacerlo después de una trayectoria tan larga? –No lo llamemos así, pero yo siempre voy por delante y hago lo que me apetece. Eso me lleva siempre a estar en un reto, pero eso es la vida: un continuo reto. Me gusta estar en la onda y en el mogollón (bromea). –Ahora presenta el disco primero en Madrid, donde estará por espacio de un mes, y después por Iberoamérica y el resto del mundo... –Después de Madrid, en enero iré a América Latina y después a otras ciudades del mundo, como Moscú o Nueva York. La gira durará hasta finales de 2011. –A su discográfica ya se le han puesto los ojos a cuadros con su próximo proyecto. ¿Nos puede decir cuál es? –No, ¿para qué? Siempre se les ponen los ojos así (se ríe), porque yo no hago proyectos triviales. Creo que, con mi bagaje, tengo la obligación que hacer las cosas mejor. –¿Con qué artista le gustaría compartir escenario? –Lo he compartido con quien he querido. Nadie me ha dicho que no. Tengo la suerte de que pude llamar a Paul Anka y decirle: «Quiero hacer esto». Y vino. Querido por todos Pocos artistas son tan profetas en su tierra como Raphael, algo de lo que el cantante es plenamente consciente aunque con matices: «En general sí me siendo bien tratado y querido en España, aunque hay un par de garbanzos negros que se encargan de aportar color al asunto», bromea. Lugar: Teatro Compac Gran Vía. Gran Vía, 66. Hora: 20:30; domingos, 19:00. Entradas: En el Corte Inglés y www.entradas.com. Fechas: Del 29 de nov, al 19 de dic., excepto miércoles y jueves.