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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: pura  (Mensaje original) Enviado: 13/12/2010 13:06

Cuento el Hada y el Ángel

 


    A veces no nos damos cuenta del significado que es el amor puro,

 y quizás esta historia revele dentro de cada persona

 algunos de los sentimientos que se unen con el sentido del amor

 y aunque todo parezca ficticio seguramente alguien lo vivió o lo vivirá

 esta historia junto a mí. Era una vez un reino llamado Mar Azul,

 estaba en una gran isla rodeada de un mar casi inexplicable,

 su belleza era inigualable, los delfines danzaban

 por la mañana y por la tarde los bancos de peces

 saltaban formando pequeños arco iris.

    En sus bosques las hadas iluminaban

sus senderos llenando de magia todo lo que a su paso estuviera.

Mar Azul estaba gobernado por un rey cuya bondad,

 sabiduría, dedicación y amor era infinito.

    La gente de su reino vivía muy feliz,

 excepto una sola persona, el hijo del rey,

 aunque el rey y su pueblo le daban todo para que sea feliz,

el príncipe no lo era.

 Se decía que se lo veía caminar todas las mañanas

 por las playas y se sentaba en la costa

 a admirar aquellos delfines y su hermoso mar,

 nunca se desprendía una sonrisa en su rostro,

 en sus ojos se veía su tristeza, en sus gestos se notaba su dolor.

    Una mañana en medio del mar el príncipe vio una embarcación

que se acercaba, lentamente se divisaba

 como crecía en el horizonte.

 Pronto corrió a avisar a su padre de lo que pasaba.

    EL pueblo, el rey y el príncipe se dirigieron

 hacia la costa para recibir a esta embarcación.

 Pronto ancló en su costa y un bote

 que a la lejanía era abordado, se dirigió velozmente

hacia la costa. Todos estaban ansiosos de curiosidad,

 en es momento los ojos del príncipe

cambiaron brutalmente, tomaron un brillo hermoso.

    Había visto a una dama en medio de los demás tripulantes

 en ese bote, era una mujer verdaderamente

 hermosa, sus ojos eran como dos esmeraldas,

 sus cabellos suaves al viento le hicieron sentir

 al príncipe una sensación casi inexplicable,

 una sensación que jamás había sentido.

    Pronto recibieron a los extranjeros,

 estaban de paso en busca de provisiones,

 ya que tenían un muy largo viaje a un continente,

cual su nombre jamás recordaría. Los extranjeros

 se hospedaron en el castillo,

la alegría del príncipe pronto

se reconoció entre los sirvientes y el rey.

El rey pronto organizó una fiesta muy especial

 y se lo comunicó a su hijo. Quizás

 esa fiesta sería la más grande que se organizara

 en su reino. Esa noche todos los habitantes

 de Mar Azul se acercaron, estaban todos invitados,

 las hadas salieron de sus bosques

para ver la gran ocasión, las estrellas brillaban como nunca,

 la luna daba su hermoso esplendor

 sobre las colinas de aquel castillo,

en sus jardines las luciérnagas no dejaban de resplandecer.

Llegó el momento del gran banquete, ahí estaba el príncipe

con su traje real cuyos bordados

 estaban hechos de oro y plata.

 La dama vestía con un hermoso vestido bordado

 con perlas. Dicen que el príncipe

 y la dama no quisieron comer nada,

 solo estaban observándose y llegó la hora del baile real.

El príncipe se acercó suavemente

 y galantemente invito a la dama a bailar,

ella aceptó ya que estaba más impaciente

que aquel príncipe. Bailaron toda la noche,

 en momentos parecían que ellos estaban

solos y sus corazones latían juntos

, solo la dama y el príncipe unidos en aquel baile.

Salieron al patio real y en medio de aquella

 noche inolvidable sus miradas se

 cruzaron y existió solo ese momento,

 los corazones se pararon, en su mirada sus almas

se unieron, y de los labios de aquella

 dama salieron las palabras más dulces

que nunca el príncipe había escuchado,

 las hadas que presenciaron el momento

 supieron que aquellas palabras eran un poema,

el príncipe sintió un calor gigante

como una llama en su corazón

y la abrazó fuertemente y la besó,

sus almas brillaban más que nunca.

Había nacido el amor.

 Al amanecer seguían juntos no podían

separarse, el príncipe le mostraba

 la belleza de su reino, pero a pesar de todo,

él sabía que ella debía partir junto

con aquellos extranjeros. Surgió el momento

 de la partida, él no quería dejar a su amada,

 aunque le dejo libre su camino,

 pocas fueron sus palabras, solo dijo que la amaba

 y cuando el príncipe cerró sus ojos,

 se escuchó una voz dulce que le decía:

Me quedaré por siempre,

 quisiera vivir a tu lado toda mi vida!!!.

 El príncipe sintió el amor, el rey sabía

que la vida de su hijo había cambiado

 y su pueblo era muy feliz, que todo cambiaría

en Mar Azul, ahora todos eran felices.

Ellos vivían todos los momentos juntos,

 le daba todo lo que tenía y ella

 no lo dejaba de sorprender con sus poemas,

 paseaban por los bosques todos lo días,

 las hadas los observaban y sentían su amor,

 tanto que la magia de aquel bosque era grandiosa.

Pero un día el rey enfermó y el príncipe

 tubo que ocuparse de las tareas reales,

 aunque el sabía hacerlas bien,

 no tenía el tiempo que tenía antes

 para estar con su amada.

 Su amada caminaba sola por los bosques y playas,

 esperando ver a su príncipe

 que la pasaba metido en el castillo.

 A pesar de las bellezas de ese reino la felicidad

se estaba apagando en el corazón en ella ,

 pero el la amaba y sufría el tiempo que no estaba con su amada.

Esa noche el príncipe organizó un banquete

en honor a aquel rey, y notó en la mirada

 de su amada que no le prestaba atención,

la mirada de ella pertenecía ahora a aque

l visitante, pronto esa noche escucho

 de su amada unas palabras que al igual

 de dulces como aquellas que siempre recibía, anunciaban el final y su despedida.

La sonrisa se borró en aquel príncipe,

sus ojos se apagaban al igual que se inundaban de dolor,

 y en medio de una tormenta la vio partir.

 Su amada no estaba, su reino ya no le importó,

 la tristeza lo invadió su corazón

y un trueno se escuchó de dolor,

 y aunque su padre seguía enfermo, no pareció importa

Y el sentía que lo poco que estaban juntos,

no existía esa pasión que un día comenzó.

 Un día en la playa, la dama divisó en el horizonte

 un barco, que se acercaba a la costa

 y como ya había pasado el pueblo

 y el príncipe se acercaron a recibirlo.

Este barco a diferencia

 del otro estaba con ornamentas de oro puro,

 era el barco de un rey, quizás unos

de los más ricos en el mundo, la mirada

que había surgido una vez en un príncipe

 había surgido ahora en aquella dama,

 pronto los recibieron y ella sabía que el amor hacia su príncipe

 se había apagado hacía mucho tiempo.

Caminaba todas las noches

por los bosques con la mirada baja, jamás

 miraba el cielo, el mar, o todo lo que lo llenaba

 de ilusión en aquellos tiempos

 en que no conocía el amor, todo había desparecido.

Una noche un hada lo vio sufrir, se llenó

 de tristeza, solo se acercó lentamente

volando a su alrededor, pero el no subía su mirada,

esa hada quería darle felicidad, ayudarlo,

que saliera de aquel dolor.

 Así siguieron las noches y aunque el hada

 se le acercaba no parecía nunca escucharla.

Pero al poco tiempo su padre falleció, el rey había muerto,

 el pueblo ya no era feliz, un dolor invadió aquel reino,

 el príncipe lloró por meses, pensando

 en que había perdido todo,

 a su amada y a su padre, y hasta su reino feliz.

El hada siguió acompañando a aquel príncipe,

horas, días, meses, pero el príncipe

 un día desapareció!!!, nadie supo que pasó,

 muchos dijeron que fue en el acantilado,

otros que desapareció en medio de aquel mar.

La tristeza y el dolor que no

era poca había crecido en aquel reino,

el hada lloraba desconsoladamente

al igual que su pueblo. Su alma como

un rayo ascendió a los cielos, estaba ahí

en las puertas del cielo indescriptibles de su belleza,

miró hacia tras y pensaba en su reino y soñaba con su amada.

De pronto un frío invadió esa alma

 y paralizado no quiso cruzar aquel portal,

 se arrodillo en aquellas nubes llorando

por todo lo que le había pasado.

 Dicen que pronto las puertas se cerraron

 y ahí estaba su alma llorando y llorando,

penándose por el pasado. En su reino

se sintió el dolor del príncipe,

sabían que él estaba ahí pensando en ellos.

El hada miró hacia el cielo y dejó caer una lágrima,

sentía también el dolor de aquel príncipe,

 que aunque jamás la escuchó, siempre

 tubo un afecto especial hacia él. Al poco tiempo,

el alma de aquel príncipe se inundaba

 de dolor y tornaba en un color oscuro,

 tanto que parecía estar hecha de un negro azabache,

 y el dolor así como crecía en su alma, crecía en su reino.

El hada pensaba solo en aquel príncipe,

 la magia del bosque se apagaba,

y los delfines y peces ya no danzaban,

 Mar Azul desaparecía poco a poco.

 Después de mucho tiempo, el alma del príncipe

 recordaba esas dulces palabras que

 formaban aquellos poemas y descubrió

que sus poemas llegaban a sentirse en su reino,

 la gente los sentía igual que su dolor,

el hada los escuchaba y llenaba de amor su corazón.

El príncipe se dio cuenta que su alma tornaba vida,

solo tenía que decir lo que sentía,

 lo que salía de su alma.

Un día el hada inspirada por esa fuerte atracción

a esos poemas que rondaban en aquel reino,

se dirigió al punto más alto de Mar Azul.

 Ahí miró hacia el cielo y sentía

a su príncipe que estaba ahí y que casi podía tocarlo.

El príncipe miró a aquella hada que lo miraba

. Del hada se desprendieron lágrimas,

 y en aquella alma azabache, comenzó a transformarse,

 solo deseaba estar al lado del hada,

 y unas alas hermosas surgían del alma,

 se estaba transformando en un ángel.

Dicen que dios estaba presenciando su atracción,

 y le dio aquellas alas. De pronto

el hada quedo inmutada,

viendo a aquel ángel descender de los cielos,

 al verse una explosión de luz ocurrió,

 unas palabras dulces que no eran tristes surgieron del ángel,

al ver que aquel ángel le daba su amor puro,

 el hada se conmovió y sintió

que aquel ángel era lo que siempre soñó,

la magia del amor del hada lo cubrió.

Él se acercó al hada y la cubrió entre sus alas,

todo cambió, se vieron los delfines danzar,

los peces saltar, el bosque renació

y el reino empezó a vivir de vuelta la felicidad,

 aunque nadie sabía porqué,

solo sentían que el dolor de aquel príncipe había terminado,

él era libre!!.

Aunque el ángel y el hada sabían que su amor era imposible

ya que pertenecía a distintos mundos,

ellos solo vivieron aquel momento.

 El ángel dicen que volvió al cielo,

el hada está en aquellos bosques recordando a su ángel.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 13/12/2010 17:04
Bellisimo cuento,el qué nos trajo Pura.
Aquí todos pueden  poner cuentos de Navidad.
Este es el mio, ¿cúal es el tuyo?
 
Imagen
Ray Bradbury
El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso máximo permitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando éstos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.
-¿Qué haremos?
-Nada, ¿qué podemos hacer?
-¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!
La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.
-Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.
-¿Qué...? -preguntó el niño.
El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer "día". Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:
-Quiero mirar por el ojo de buey.
-Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.
-Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.
-Espera un poco -dijo el padre.
El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.
-Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad.
La madre lo miró consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.
-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron.
-Sí, sí. todo eso y mucho más -dijo el padre.
-Pero... -empezó a decir la madre.
-Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.
Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.
-Ya es casi la hora.
-¿Puedo tener un reloj? -preguntó el niño.
Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.
-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?
-Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.
Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.
-No entiendo.
-Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado.
Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.
-Entra, hijo.
-Está oscuro.
-No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.
Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.
-Feliz Navidad, hijo -dijo el padre.
Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 21/12/2010 19:01
        EL ANGEL DE  NAVIDAD
Habia una vez un angel que vivia en un castillo todo de nubes, en compañia de otros angelitos.
Y mientras Dios no los llamara para ningun mandado, los angeles jugaban a la escondida por el cielo o remendaban nubes rotas.
Una tardecita de verano el angel estaba pintando una nube con acuarela, cuando de pronto oyo la gran voz de Dios:
-Angel. . .hijito mio. . .¿me oyes?.
EI corazon del angel se alboroto de alegria. No era para menos.
-¡Dios! grito el angel... ¡Dios me llama!
Y dicho esto se largo por un tobogan celeste hasta llegar a su castillo.
Entonces se estiro la ropa, peino sus alas y se lavo la cara. Despues volo feliz hasta la gran Casa del Padre.
Dios miro al angel con mucho cariño, y el angelito se lleno de luz.
-Ven para aca, te estoy necesitando para un mandado
-¡Siempre listo, mi Señor. . .! dijo el angel
Dios señalo a la Tierra...
-¿Ves aquella ciudad?
Cuando Dios señalo el lugar, las nubes se corrieron obedientes. Entonces pudieron ver claramente aquella ciudad. Era bastante gris. Estaba llena de casas, una encima de la otra. La gente andaba apurada, y mientras miraban el reloj pulsera de reojo, entraban y salian de un lugar a otro. Las calles estaban llenas de autos y colectivos.
- Ya veo, mi Señor... -comento el angel-. ¿Hay que plantar algun rosal?
Dios hizo que no con la cabeza.
- Hay que ir a visitar un matrimonio que tiene. . .
- ¡Ya se. . .! Tienen un hijo, y yo voy a ser su angel guardian. . . ¿verdad?
Pero Dios agrego:
- Es un matrimonio sin hijos. Cuidan un perro pekines.
Gorosito abrio los ojos asi de grandes!. Su corazon se asusto. Acaso lo mandarian a cuidar un perro pekines?
Entonces Dios vio la trompa del angel, y sonrio. En seguida le dijo en secreto:
- Bsss... bsss... bsss...
Y a medida que Dios explicaba su plan misterioso, la cara del angel se iba iluminando como una naranja. Es que el plan de Dios siempre es un misterio. Muy pocos pueden descubrirlo.
Se entusiasmo tanto, que ahi nomas le dio a su Dios un ruidoso beso. Después partio.
Al llegar al lugar señalado por Dios, espio por la ventana.
Entonces vio: Un perrito descansaba muy triste sobre un almohadon de seda. A su lado tenia dos chiches, un terron de azucar y un plato con leche. Un señor rogaba al animalito:
- Vamos, hijito. . . toma un poco de leche. . . mira que esta tibia. . . ya viene mamita con el churrasco... no te hagas rogar...
Pero el perro miraba para otro lado, haciendose el orgulloso.
Por una hendija de la ventana salio olor a churrasco. Entonces Gorosito tomo la punta del humo con olor a churrasco, y fue llevandola. . . llevandola. . . Alla abajo, en la vereda, habia un chico.
No tenia mama ni papa. Estaba solito en el mundo. Andaba por esas calles a la buena de Dios. Un dia pedia limosna. . . otro dia lustraba zapatos . . . y casi siempre tenia hambre.
Pero justo en ese momento ¡oh, misterio del amor! el chico sintio un aroma muy rico. Era un olorcito a churrasco que le hizo recordar que tenia mucha hambre. Fue. . . como si alguien invisible lo estuviera tomando de la nariz, y lo levantara por el aire. . y lo pusiera en camino. . . y lo hiciera tocar un timbre. . - ¿Quien sos? dijo el señor.
- Hola. Buen dia. . . dijo el chico sonriendo. Tengo un poco de hambre. . . Entonces el señor miro hacia adentro, y vio al perrito. Y miro hacia afuera y vio al chico que sonreia. Y se le apreto un poquito el corazon.
- Veni, hijo. Pasa. . . dijo el señor. Cuando el chico entro, el perrito se levanto y se puso a hacerle fiestas. Claro.
Lo que pasaba es que el perro pekines estaba harto de que lo confundieran con un ser humano.
El queria su lugar de perro en el mundo. Al oir los ladridos juguetones, se asomo la señora desde la cocina y vio : Un perrito, un niño y un papa.
Desde aquel dia un chico tuvo un hogar, una mama y un papa, y un perrito para jugar. . . y hasta un angel guardian.
Y en el rostro de Dios Padre florecio una sonrisa.
                       


 
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