Una charla entre vecinas en vispera de las fiestas de Diciembre
LA HABANA, Cuba
Diciembre,es el mes que nos trae la alegría de las Navidades, y la proximidad del año nuevo. Pero diciembre es también un mes de expectativas para los cubanos, por los malos presagios que siempre salen de las sesiones anuales de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Caridad González es un ama de casa que infructuosamente trata de llevar alimentos a la mesa. Hace unos días, la escuché conversar con un vecino:
Ya nada me asusta – le dice –. Hace años que los cubanos estamos jugando al ratón y al gato para no morirnos de hambre. En estos días, encontrar arroz y frijoles es como buscar una aguja en un pajar. No aparecen ni en los centros espirituales. No se puede ni hacer un ajiaco, porque la única vianda que venden es chopos, y además, duros.
Y el vecino le responde:
¿Usted ve esta escasez de frijoles? Pues en la cooperativa Rigoberto Fuentes, de San Juan y Martínez, más de cuarenta campesinos sembraron frijoles para aprovechar las tierras antes de la siembra del tabaco en enero, y allá fueron técnicos y dirigentes de la cooperativa, les pusieron quinientos pesos de multa, y les dijeron que pasarían la picadora por el surco. Además, les tienen prohibido sembrar tomates, porque dicen que le hace daño al tabaco.
Miriam, una anciana que también participaba de la conversación, dijo:
Mire, comadre, ya estamos en Navidad, y no puedo comprar ni un pedacito de carne. Otros años, he guardado el cuarto de pollo de la libreta para el día 24, pero esta vez no pude, porque en la casa no teníamos qué comer. Y los turrones los venden por divisas, con eso, ni soñar. No puedo ni hacer un dulce, porque no me alcanza el azúcar. Y gracias que por lo menos nos dejan celebrar, porque antes de 1997 estas fiestas estaban prohibidas porque las veían como algo religioso. A pesar de la escasez, no dejaré que me roben el regocijo de ir a la Misa de Gallo; además esperaré despierta el nuevo año, que será un año de sobrevivencia.