Misa por Cuba en la Ermita de la Caridad del Cobre
Imagen original aparecida en la Bahía de Nipe, Cuba.
En su visita pastoral en 1997, el Papa Juan Pablo II la coronó como Reina Cuba.
Alrededor del mundo, millones de católicos se congregaron en sus iglesias ayer, primer domingo del 2011, para celebrar la entrañable Fiesta de la Epifanía y orar por un año de bendiciones. En Miami, cinco décadas después de la revolución castrista, la primera plegaria que se elevó fue por la libertad de Cuba.
Cientos de cubanos que se exiliaron con la patria en el corazón oraron el domingo durante una misa especial en su muro de los lamentos, la Ermita de la Caridad del Cobre, para que en este nuevo año brille el sol de la justicia y los derechos humanos sobre la isla.
"Los cubanos, los que nos encontramos aquí y tantos otros dispersos por el mundo, nunca hemos perdido la fe y la esperanza en que la estrella de la paz y la libertad brillará al fin sobre nuestra patria', predicó el rector de la Ermita, Juan Rumín Domínguez, durante su homilía.
Aunque las oraciones desoladas y tristes de las familias exiliadas, así como la plegaria por la liberación de sus hermanos del yugo del comunismo, son el pan de cada día de la Ermita, esta fue la primera vez que el santuario dedica la primera misa del año a orar por el futuro de Cuba.
La misa marcó el inicio de lo que promete ser un vibrante año de festejos y evangelización por la celebración del cincuentenario de la llegada a Miami de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de los cubanos.La ocasión no podía ser más propicia. Una de las lecturas de la liturgia de la Fiesta de la Epifanía, llamada popularmente Fiesta de los Reyes Magos, corresponde a un pasaje del libro del profeta Isaías, en el que éste se dirige a los exiliados hebreos en Babilonia, un exilio que ya rondaba los 50 años.
"¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti!', les anunció el profeta. Rumín Domínguez usó esa metáfora por el mensaje de esperanza que trae contra todo desánimo; una invitación a no perder la fe, pues la lectura ilumina la realidad del exilio cubano de hoy.
"El Señor nos pide ponernos una vez más en camino, trabajando por el futuro de Cuba y apoyando a quienes con sinceridad por ella luchan', exhortó el rector de la Ermita a los devotos.
Así como hace dos milenios los Magos de Oriente presentaron ante el Niño Jesús sus regalos de oro, incienso y mirra, ex prisioneros políticos, familiares de mártires y activistas de la lucha por la libertad y los derechos humanos trajeron ante el altar, a los pies de la imagen de la Virgen, los símbolos de la patria cubana como ofrendas.
Ariel Sigler Amaya, el ex prisionero político confinado a una silla de ruedas por una polineuropatía agresiva que adquirió en las cárceles cubanas, ofrendó un recipiente con agua de la Bahía de Nipe, en el oriente de Cuba, donde fue hallada la imagen de la Virgen en 1612.
La bandera cubana, la medalla de la Virgen de la Caridad, y el pan y el vino, fueron los otros ofrecimientos.
El animado servicio religioso también contó con la presencia y cooperación de los Municipios de Cuba en el Exilio, cuyos dirigentes participaron en la procesión de entrada al templo con los escudos de las seis provincias tradicionales de Cuba.
Monseñor Agustín Román, ex obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Miami y fundador de la Ermita, recibió una ovación de los fieles al ser mencionado durante la homilía.
"Después de 44 años en este lugar, he sentido la misma alegría con la que empecé cuando no había nada, solamente la buena voluntad de cubanos exiliados que llegaban dando sus pequeñas limosnas', recordó Román, expulsado de Cuba en 1961. "Tengo la alegría de ver una iglesia llena de gente con un rector joven con energía para trabajar'.
Entre los feligreses se encontraba Evangelina García, exiliada cubana de 74 años, quien viajó de Puerto Rico para participar en la misa.
"Todos nosotros estamos bien acá, pero no podemos dejar de pensar en los que están allá, en los familiares que nos quedan, en las amistades y en las demás personas', confesó García. "Esta misa es para que se sientan respaldados'.