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General: San Sebastián Patrono de la comunidad Gay
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 20/01/2011 03:44
SAN SEBASTIÁN SANTO PATRONO DE LA COMUNIDAD GAY
20 de enero, San Sebastián Mártir
 

 
 
Los gays cuentan con San Sebastián para que les espere en la puerta del paraíso y les sirva de intercesor” , con esta sugestiva consigna comienza el capítulo que Dominique Fernández dedica al homoerotismo en las artes plásticas dentro de su obra “El rapto de Ganímedes”.
¿Qué hay detrás de este San Sebastián cuya festividad el santoral católico conmemora el 20 de enero?
Sebastián fue hijo de una familia militar y noble; nació en Carbona, Francia, hacia el año 256, pero fue educado en Milán.
En principio, Sebastián fue soldado del ejército romano, llegando a ocupar el cargo de Capitán de la Guardia en el Palacio Imperial, hasta cuando su fe cristiana fue descubierta, motivo por el que el emperador Diocleciano ordenó su aprisionamiento y ejecución a flechazos; habiendo sobrevivido a ese martirio, aferrado a sus convicciones, encaró de nuevo el suplicio y fue lapidado hasta morir el 20 de enero del año 290 d.C., su cadáver fue arrojado a la Cloaca Máxima de Roma y luego sepultado por los cristianos en la Vía Apia.
¿Cómo es que de las entrañas del cristianismo, contradictor histórico y acérrimo del homosexualismo, proviene este mártir para constituirse en icono del amor entre hombres?
Entre los siglos VII y XIV, Europa fue asolada varias veces por la peste. Las creencias populares afirmaban que así como San Sebastián había resistido ante las flechas, los humanos que a él se encomendaran soportarían los dardos del mal (su imagen obraba como un talismán para espantar la enfermedad). Entonces, era usual encontrar cuadros que lo representaban “como un hombre viejo, con cabellos y barbas grasosas, medio vestido y con el cuerpo traspasado de tantas flechas que parecía un erizo ”.
A partir del Renacimiento, siglos XV y XVI, se advierte cierta liberalidad en las artes, lo que desata que en el siglo XVII, durante el Barroco, al mártir se le represente en actitudes demasiado sensuales.
Desde el Renacimiento, los artistas retrataron a San Sebastián como un joven, casi desnudo, atado a un árbol o columna, perforado por flechas, con su rostro sufriente o consumido en un éxtasis religioso. Según el historiador de arte Richard E. Spear, la leyenda de San Sebastián dio a los artistas una escasa oportunidad de pintar el cuerpo masculino en un momento en que el desnudo femenino predominaba en el mundo del arte .
La posteridad habría de olvidar cómo el Santo fue arrojado a una alcantarilla y enaltecería su acto de valor superviviente, para gusto de todos: “Tan buena fue la elección de la Iglesia que por su sola potencia la imagen elegida se les volvió en contra: llegó a cargarse de tal voluptuosidad que los líderes de la Contrarreforma, a comienzos del siglo XVI, decretaron que las pinturas de San Sebastián debían suavizarse para no agitar los deseos pecaminosos de las monjas” .
La fascinación pictórica hacia los mártires obedeció a la ambigüedad en que se confunden los gestos de dolor y placer, alguien que perecía violentamente por amor a Jesucristo entregaba el alma en un estado de éxtasis, unión mística con lo divino, ademán que en lo visual podía coincidir con lo sensual, facilitando su erotización.
Igual, pasaban los siglos, seguían las pestes y no cesaban de multiplicarse los Sebastianes. Se adjuntan aquí dos representaciones gráficas del Santo, provenientes de artistas que desarrollaron sus obras en Italia, durante el siglo XVII. La primera corresponde al boloñés Guido Reni  y la segunda al napolitano Mattia Preti . Se pueden contrastar las formas adolescentes y frágiles con las que Reni adorna al mártir, en contrario, la obra de Preti exalta la adultez joven y virilidad del sacrificado.
La imagen de San Sebastián habría de asociarse para la posteridad con el homoerotismo; el primero en estudiar esa relación fue el crítico Georges Eekhond hacia 1909 .
¿Qué interpretación ha llevado a que de la representación de un santo tormento se extraiga al adalid de aquellos hombres que con hombres se aman? “El guiño erótico a las flechas que lo penetran, su cabeza echada hacia atrás, su boca entreabierta –mezcla de gemido de dolor y placer–, su mirada hacia el cielo, tentadora, como invitando a probar el hilito de sangre que desde la ingle recorre su pierna. Todo traduce la imagen de un hombre embriagado en el placer de su martirio” .
Cultores de artes distintas a las plásticas se ocuparían del inmolado. Oscar Wilde consideró al Sebastián de Reni como la obra más hermosa del artista, visitó la tumba del Santo y reflexionó: “La visión del San Sebastián de Guido [Reni] vino ante mis ojos tal como lo vi en Génova, un precioso niño, de cabello crujiente y revuelto y de labios rojos, elevando sus ojos con una mirada fija, divina, apasionada hacia la Eterna Belleza de los Cielos abiertos” . Otras fuentes sostienen que Wilde afirmó que aquella era “la más bella de todas las pinturas” y que escribió un poema comparando la temprana muerte de John Keats con la de San Sebastián .
La imagen del Sebastián de Reni cautivó profundamente al escritor japonés Yukio Mishima, quien no solo se haría fotografiar en la misma pose del admirado Santo, sino que encontraría en él un inicio de sus deseos homoeróticos; escribió en su novela autobiográfica “Confesiones de una máscara”:
“Era una reproducción del San Sebastián de Guido Reni...un joven de notable belleza, estaba atado, desnudo al tronco de un árbol. Tenía las manos cruzadas en alto, por encima de la cabeza, y las cuerdas que le ceñían las muñecas estaban a su vez atadas al árbol...En aquel cuerpo sólo había juventud primaveral, luz, belleza y placer. (…) No es dolor lo que emana de su terso pecho...sino una llama de melancólico placer, como el que produce la música....las flechas se han hundido en la carne tersa, fragante y juvenil y pronto consumirán el cuerpo desde dentro con llamas de supremo dolor y éxtasis.     Aquel día cuando mi vista se posó en el cuadro, todo mi ser se estremeció de pagano goce. Mis manos de una manera totalmente inconsciente iniciaron unos movimientos que nadie les había enseñado. Sentí que algo secreto y radiante se elevaba, con paso rápido, para atacarme desde dentro de mí. De repente estalló y trajo consigo una cegadora embriaguez. Esa fue mi primera eyaculación. Y también fue el principio, torpe y totalmente imprevisto, de mi “vicio” .
Entre nuestros hispanohablantes, Federico García Lorca: “Convengamos que una de las posturas más bellas del hombre es aquélla de San Sebastián” , dijo, refiriéndose a la imagen que pintó el italiano Andrea Mantegna en 1480.
El dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, quien del protestantismo pasó al catolicismo, estaba familiarizado con las imágenes y leyendas sobre el Santo. Su poema "San Sebastiano de Sodoma" celebra ambos aspectos de la historia del mártir: el religioso, así como también la tradición que ha hecho de él un icono de la homosexualidad .
El compositor francés Claude Debussy preparó una música incidental para “El martirio de San Sebastián” (1911), pieza teatral en verso, escrita por el italiano Gabriele D'Annunzio, drama del cual los críticos anotan: “compuso un poema alambicado sobre Sebastián, confiriendo estas palabras al que padece el suplicio: Os lo digo, os lo digo, quien más profundamente me hiere, más profundamente me ama” .
“Sebastiane”, fue el nombre con el que el director inglés Derek Jarman llevó al cine en 1976 su versión de la historia del soldado romano, en una cinta cuyos diálogos son en absoluto latín y con algunas escenas de poético homoerotismo.
Volviendo a los dibujos y descendiendo a Colombia, citemos como hermosos ejemplares de Sebastianes aquellos lienzos pintados por Ignacio Gómez Jaramillo (uno de los cuales se yergue majestuoso en una sala del Museo Nacional en Bogotá), a los inmensos desarrollados por David Manzur y a los escarnecidos brotados de la sensibilidad de Luís Caballero, quien afín a lo aquí expuesto, anotó: “El deseo homosexual, tan corriente y aceptado en otras civilizaciones fue especialmente condenado por el cristianismo tal vez por su cualidad de placer puro y sin posibilidad de procreación, única excusa del placer para la iglesia. Pintar a San Sebastián si sería entonces una especie de reivindicación sexual” .
Que la fecha nos sea un pretexto para discurrir con gusto sobre el arte, para conocer los iconos asociados a la causa, para cuestionarnos cómo transmigran las imágenes –lo subyacente religioso reducido en primer momento, muta y acrece como símbolo de una afirmación del desarrollo personal que se expresa en el arte a través de muchas tierras y muchos siglos-.
“¡Gaudeamus!”, decían los romanos en aquel latín en que San Sebastián profesaba su fe. Gaudeamus = Alegrémonos. ¡Alegrémonos! Alegrémonos hoy, en este día para inquirir en nuestras realidades individuales y en lo que a ellas tocan las hermosas artes plásticas tributarias de la tradición del mártir.
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 20/01/2011 03:47
  
  
 
San Sebastián era un soldado romano. Se desconoce su fecha de nacimiento, pero se sabe que ingresó en el ejército el año 269 y fue ascendiendo en tiempo de los emperadores Diocleciano y Maximiano hasta que le confiaron el mando de la primera cohorte y fue agregado al cuarto militar del emperador.
Al ingresar en el ejército era ya cristiano; pero tal como iba ascendiendo tenía más libertad de movimiento, por lo que se empleó a fondo en ayudar a los cristianos que eran perseguidos y finalmente sufrían el martirio. Su valentía y generosidad le granjeó importantes conversiones, pero también la ira de Diocleciano, que lo hizo ejecutar atándolo a un árbol y haciéndolo asaetear por los arqueros de Mauritania. Hizo que dejasen allí su cadáver para que fuese pasto de hienas y buitres. Pero fue por la noche a recogerlo una piadosa viuda llamada Irene, para darle sepultura; y resultó que todavía estaba vivo, por lo que se lo llevó a su casa y le curó las heridas.
Una vez repuesto, se presentó Sebastián ante el emperador en la grada del templo de Heliogábalo. Éste, irritado, le hizo apalear hasta que expirase y mandó tirar su cuerpo a la cloaca Máxima. Santa Lucina, una piadosa matrona romana, recuperó el cuerpo en el Tíber y le dio sepultura en las catacumbas. Sus reliquias fueron tenidas en gran estima. La iconografía que lo representa es copiosísima, quizás porque era uno de los pocos temas religiosos que permitían a los artistas recrearse en un cuerpo desnudo. Su fiesta se celebra el 20 de enero.
La combinación de su físico imponente desnudo, el simbolismo de las flechas penetrando su cuerpo y la mirada de su cara de extasiado dolor ha intrigado a los artistas heterosexuales y homosexuales durante siglos, e inició el primer culto explícitamente gay en el siglo XIX. Richard A. Kaye escribió que "los hombres gays contemporáneos han visto inmediatamente en Sebastián un anuncio conmovedor del deseo homosexual (de hecho, un ideal homoerótico) y un retrato prototípico de un caso en el armario torturado."
¿Cómo es que de las entrañas del cristianismo, contradictor histórico y acérrimo del homosexualismo, proviene este mártir para constituirse en icono del amor entre hombres?

Entre los siglos VII y XIV, Europa fue asolada varias veces por la peste. Las creencias populares afirmaban que así como San Sebastián había resistido ante las flechas, los humanos que a él se encomendaran soportarían los dardos del mal (su imagen obraba como un talismán para espantar la enfermedad). Entonces, era usual encontrar cuadros que lo representaban “como un hombre viejo, con cabellos y barbas grasosas, medio vestido y con el cuerpo traspasado de tantas flechas que parecía un erizo ”.

A partir del Renacimiento, siglos XV y XVI, se advierte cierta liberalidad en las artes, lo que desata que en el siglo XVII, durante el Barroco, al mártir se le represente en actitudes demasiado sensuales.

Desde el Renacimiento, los artistas retrataron a San Sebastián como un joven, casi desnudo, atado a un árbol o columna, perforado por flechas, con su rostro sufriente o consumido en un éxtasis religioso. Según el historiador de arte Richard E. Spear, la leyenda de San Sebastián dio a los artistas una escasa oportunidad de pintar el cuerpo masculino en un momento en que el desnudo femenino predominaba en el mundo del arte .

La posteridad habría de olvidar cómo el Santo fue arrojado a una alcantarilla y enaltecería su acto de valor superviviente, para gusto de todos: “Tan buena fue la elección de la Iglesia que por su sola potencia la imagen elegida se les volvió en contra: llegó a cargarse de tal voluptuosidad que los líderes de la Contrarreforma, a comienzos del siglo XVI, decretaron que las pinturas de San Sebastián debían suavizarse para no agitar los deseos pecaminosos de las monjas” .

La fascinación pictórica hacia los mártires obedeció a la ambigüedad en que se confunden los gestos de dolor y placer, alguien que perecía violentamente por amor a Jesucristo entregaba el alma en un estado de éxtasis, unión mística con lo divino, ademán que en lo visual podía coincidir con lo sensual, facilitando su erotización.

La imagen de San Sebastián habría de asociarse para la posteridad con el homoerotismo; el primero en estudiar esa relación fue el crítico Georges Eekhond hacia 1909 .

¿Qué interpretación ha llevado a que de la representación de un santo tormento se extraiga al adalid de aquellos hombres que con hombres se aman? “El guiño erótico a las flechas que lo penetran, su cabeza echada hacia atrás, su boca entreabierta –mezcla de gemido de dolor y placer–, su mirada hacia el cielo, tentadora, como invitando a probar el hilito de sangre que desde la ingle recorre su pierna. Todo traduce la imagen de un hombre embriagado en el placer de su martirio” .
 

 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 20/01/2011 16:30

 




SAN SEBASTIAN de Givanni Bazzi, 1526




SAN SEBASTIAN de Guerrit Van Hornthorst, 1623


SAN SEBASTIAN de Pierre et Gilles, S XX


SAN SEBASTIAN de Guido Reni, S XVII


SAN SEBASTIAN de Francois Fabre


 
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