Lanzan campaña contra espías en Estados Unidos
Ana Belén Montes y Walter Kendall Myers, quienes están cumpliendo largas condenas en la cárcel por su servicio a favor del gobierno cubano, se han convertido en los rostros de una campaña sobre los peligros de los espías extranjeros en EEUU.
Por JUAN O. TAMAYO
El cartel muestra las fotos de archivo policial de dos espías cubanos: Ana Belén Montes, mirando impasiblemente a la cámara, y Walter Kendall Myers, con una actitud casi arrogante.
"Una nación puede sobrevivir a los locos y hasta a los ambiciosos. Pero no puede sobrevivir la traición desde adentro', reza el texto encima de las fotos, una cita de un filósofo de la antigua Roma. "Era verdad entonces. Es verdad ahora', agrega debajo de las fotos.
Montes y Myers, quienes están cumpliendo largas condenas en la cárcel por su servicio a favor del gobierno cubano, se han convertido en los rostros de una campaña sobre los peligros de los espías extranjeros, similares a los carteles de "Labios sueltos hunden barcos' de la Segunda Guerra Mundial.
Dos carteles con sus fotos son los más recientes publicados por la principal agencia para capturar espías en Washington, la Oficina del Ejecutivo Nacional de Contrainteligencia (ONCIX), que es parte de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI).
Los carteles son parte normal de la "misión para crear conciencia sobre la contrainteligencia' de ONCIX, escribió el vocero de ODNI Michael Birmingham en un breve correo electrónico a El Nuevo Herald. Su mensaje es simple: "Aquellos que cometan espionaje contra Estados Unidos serán capturados y serán juzgados con todo el peso de la ley'.
Pero veteranos de la comunidad de inteligencia de EEUU dijeron que el uso de las fotos de Montes y Myers en los carteles expresa un claro mensaje de que los servicios de inteligencia de Cuba siguen siendo una amenaza a los intereses de Washington.
"Es apropiado que Myers y Montes sean el centro de atención en los carteles', señaló Chris Simmons, oficial retirado de contrainteligencia del Ejército que ayudó a capturar a Montes, quien era la principal analista de Cuba en la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono (DIA).
Los carteles muestran que los oficiales de la inteligencia cubana "han tenido un éxito espectacular en reclutar espías de alto nivel en Washington, y han penetrado las comunidades de exiliados cubanos con una facilidad aún mayor', dijo el ex agente de la CIA y experto en Cuba Brian Latell.
Tanto Simmons como Latell consideran los servicios de inteligencia de Cuba entre los seis mejores del mundo --ocupaban el cuarto lugar durante la Guerra Fría, pero bajaron después de que terminara el subsidio soviético, señaló Simmons-- y estuvieron de acuerdo en que La Habana no espía solamente para sí misma.
"Ellos han intercambiado secretos estadounidenses robados con nuestros adversarios militares más poderosos, incluyendo a la Unión Soviética', señaló Latell.
Simmons, quien trabajó durante varios años en la sección de contrainteligencia de Cuba de DIA, definió al gobierno comunista de la isla como un "traficante de inteligencia para el mundo'.
Cuba entregó secretos de Estados Unidos a Irak, Panamá y Granada justo antes de los ataques militares estadounidenses a estos países, de acuerdo con informes publicados, así como a los sandinistas en Nicaragua y las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador, ambos con liderazgos marxistas.
Myers fue uno de los principales analistas de Europa en el Departamento de Estado, sin mucho acceso directo a documentos sobre Cuba. No obstante, reunió indirectamente información secreta sobre Cuba, y dio además a La Habana información sobre Europa que Cuba podía pasar a sus amigos.
"Yo mantuve un amplio rango de contactos a fin de obtener información sobre las medidas de EEUU hacia Cuba', declaró Myers cuando fuera sentenciado el año pasado, una cita que se usó en el cartel de NCIX que sólo muestra su foto.
Myers trabajaba en la Oficina de Inteligencia e Investigaciones del Departamento de Estado y durante años impartió clases en el principal lugar de entrenamiento para diplomáticos estadounidenses, un puesto desde el cual podía reportar a La Habana sobre todos sus estudiantes.
Myers, de 74 años, fue condenado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, y su esposa, Gwendolyn Steingraber, fue condenada a 81 meses. Ellos fueron acusados de haber espiado para La Habana durante casi 30 años.
Su cartel muestra su foto de ficha policial --el mentón en alto, y los ojos mirando altivamente a la cámara-- frente a una bandera cubana. Los ojos de Fidel Castro atisban desde detrás de la bandera, y un mapa de Cuba cubre la parte inferior.
Un segundo cartel muestra las fotos de ficha policial de Myers y Montes juntos sobre el título "ESPIAS CUBANOS' y en frente de los sellos de las agencias donde ellos trabajaban. Una descripción del póster en una página web de NCIX lo describe como un ‘‘cartel para crear conciencia de la amenaza del tráfico de información interna, con un énfasis especial en el espionaje cubano'.
Montes, de ascendencia puertorriqueña, fue arrestada en el 2001 pocos días antes de que las fuerzas armadas de EEUU invadieran Afganistán tras los ataques del 9 de septiembre por parte de Al Qaida. Ella cooperó con los investigadores para aminorar su sentencia, y fue condenada a 25 años de cárcel.
Montes robó secretos del Pentágono relacionados directamente con Cuba, pero ‘‘suministró además a La Habana resúmenes de asuntos clave de inteligencia de todo el mundo', escribió Simmons en un correo electrónico enviado a El Nuevo Herald.
Juntos, Montes y Myers suministraron a Cuba "información interna y altamente clasificada debido a que trabajaban en la comunidad de inteligencia de Washington, escribió Latell en otro mensaje, y Montes tenía autorizaciones de seguridad de un nivel particularmente alto.
"Ellos fueron difíciles de detectar porque eran verdaderos creyentes en las causas y los líderes de Cuba, y no trabajaban por dinero', añadió Latell, ahora investigador del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami.
"¿Cuántos otros como ella hay ahora por ahí ahora mismo amenazando nuestra seguridad nacional en pos de sus propias plataformas ilusorias?", se preguntó Simmons.