Eduardo Suárez (Corresponsal) | Londres
Los homosexuales británicos podrán contraer matrimonio. Así lo prevé un proyecto de ley que presentará esta semana el Gobierno de David Cameron y que promete levantar ampollas en la jerarquía católica y entre los sectores más conservadores de la población.
Los gays del Reino Unido celebran uniones civiles desde 2004: el año en el que Tony Blair introdujo una ley para igualar sus derechos de herencias y parentescos con los de las parejas heterosexuales. Pero la ley de Blair no seguía haciendo una distinción entre unión civil y matrimonio. Y esa distinción, denunciada por las asociaciones gays, es la que el Ejecutivo quiere ahora clausurar.
La reforma la ha presentado la secretaria de Estado de Igualdad, Lynn Featherstone. Un detalle relevante porque Feathersone pertenece a los liberal demócratas: el partido minoritario de la coalición y el más sensible a las reivindicaciones de loa homosexuales.
Acuerdo en el Gobierno ¿y en las religiones?
No parece que la reforma vaya a generar grandes divisiones en el seno del Gobierno. A fin y al cabo, mayoría de los ministros conservadores comparten el ideario modernizador de David Cameron. Sin embargo, la ley sí puede suscitar controversia entre los diputados del ala derecha del partido, menos propensos a aceptar las políticas centristas del primer ministro.
Las reformas suprimirían la descripción del matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y permitirían a los homosexuales contraer matrimonio en cualquier edificio público. Está por ver cómo reaccionan a las propuestas las diversas confesiones religiosas. Católicos y musulmanes se oponen frontalmente al matrimonio homosexual, pero otros grupos son más favorables.
Los cuáqueros, por ejemplo, reconocieron el matrimonio homosexual en 2009 y serán seguramente la primera iglesia cristiana en casar a dos personas del mismo sexo.
La reforma pondrá en un brete a la Iglesia de Inglaterra, cuya jerarquía está dividida en torno al asunto. Algunos obispos quieren abrir la mano y reconocer el matrimonio homosexual. Los más reaccionarios, en cambio, lo consideran un fenómeno contrario a las enseñanzas del cristianismo.
Entre las propuestas del Gobierno británico, también se encuentra la de permitir que se celebren uniones civiles en iglesias, mezquitas y sinagogas. Un detalle que pondrá las cosas más fáciles a los sacerdotes o rabinos más comprensivos, que podrán acoger en sus templos ceremonias homosexuales que incluyan la lectura de la Biblia o el canto de himnos religiosos.
Cambio de rumbo
Una fuente gubernamental explicaba hoy el cambio como un asunto de libertad de religiosa: "Los cuáqueros y los judíos liberales quieren hacerlo y no pueden porque la ley no se lo permite. Las actitudes han cambiado y vamos a dar los pasos necesarios para convertir el matrimonio homosexual en algo legal".
Según el 'Sunday Times', uno de los problemas jurídicos que discuten los funcionarios estos días es la definición jurídica de la consumación del matrimonio entre dos lesbianas. Un detalle importante puesto que la no consumación del matrimonio es una de las causas que se puede invocar en caso de divorcio.
Las reformas también harán posible a los heterosexuales contraer uniones civiles. Algo común en España pero imposible por ahora según la legislación británica.