Cuando Maradona besó a Gadafi
14 de junio de 2001, en la boda de uno de los hijos de Gadafi
Juan Ignacio Irigaray | Buenos Aires
Ya había estado a solas con capos sicilianos y sus ídolos Fidel Castro y Hugo Chávez en distintas oportunidades, pero aquella noche del 14 de junio de 2001, en Trípoli, Diego Maradona se dio el gustazo de tener un encuentro a solas con Muammar Gadafi.
El ex futbolista, entonces de 40 años, fue llevado por los guardias frente al líder libio, que permanecía solo, de pies, cruzado de brazos e inmóvil en el centro de una gran tienda de campaña y se besaron a la usanza árabe.
Al no tener intérprete, el invitado sólo atinó a hacer un gesto de gol y gritar "¡yeah, yeah!". Gadafi, 58 años en aquel momento, salió de su quietud faraónica para entusiasmarse con el gesto y lo imitó e incluso entonó también el "¡yeah, yeah!". Enseguida llegó un intérprete y conversaron.
Maradona hasta se atrevió a pedir que le obsequiara su traje de 'comandante' de la revolución pero recibió la callada por respuesta. Cuando se marchaba de allí, un guardia le acercó una bolsa: adentro estaba el traje de "El Líder".
Había llegado a Tripoli como invitado a la súper fiesta de casamiento de Saadi Gadafi, uno de los hijos del líder libio, fracasado jugador de balompié, y admirador fanático de 'El Diez'.
Iba acompañado por su entonces manager y compinche de todas las juergas, Guillermo Cóppola, que este viernes ha reconstruido la historia para el diario porteño "Clarín".
El festejo se llevo a cabo en una tienda gigantesca, entre cazos inmensos llenos de comida -"comían directamente de allí, eran 60 por olla"- y solamente había unos 2.000 hombres sin mujeres.
"Diego empezó a hacerse el fastidioso. A decirme 'acá no hay mujeres, vamos al casamiento de las mujeres'" evocó Cóppola e incluso reveló que, ya hartos, bailaban entre ellos: "Imagínate, yo bailaba con Diego...imagínate".