"Dios nos ama y no se equivoca: somos parte de su plan". El mensaje de la comunidad lésbico-gay en el estado de Coahuila (norte) permeó en el obispado de la diócesis de Saltillo que contrario a la posición nacional se ha apoyado en grupos de homosexuales para la evangelización.
"También somos su creación y podemos ayudar", explica Noé Malacara, coordinador general de la Comunidad San Elredo, el único grupo que opera en México como Comisión Diocesana con oficinas que operan en el mismo edificio del obispo Raúl Vera, quien ha pedido respeto a la Iglesia Católica.
"Acepten a homosexuales y lesbianas quienes aún son discriminados por la sociedad", dijo al anunciar el lunes su plan pastoral para retener y ganar adeptos frente a una crisis de fe que vive el país. "Yo creo que ya tenemos que quitarnos todas esas marañas".
El Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática reveló recientemente que desde el año 2000 cada día se han alejado de la religión 274 mexicanos, que suman anualmente alrededor de 100,000 .
Muchos de estas personas fueron excluidas de la iglesia católica por sus tendencias sexuales. Entre otras críticas, los jerarcas apoyan incluso recursos jurídicos en contra de los matrimonios gays, legalizados en el Distrito Federal (2009) y en Coahuila (2007).
Pero el obispado de Coahuila más bien aprovecha el interés de los grupos homosexuales por acercarse a la religión. "Esta comunidad era muy agredida, los policías los llevaba a prisión si los veía tomados de la mano y hasta los golpeaban si los sorprendían besándose en las calles", recuerda el sacerdote Robert Coogan, asesor espiritual de la comunidad gay en Saltillo.
El acercamiento con la iglesia fue paulatino. "Había mucha desconfianza, algunos curas creían que queríamos promover la homosexualidad entre los cristianos y nosotros sólo queríamos ser personas normales, acercarnos a Dios si así lo sentíamos, como lo hace cualquiera", narra Malacara en entrevista telefónica. "No sólo queríamos hacer algo por nosotros".
La Comunidad San Elredo empezó por darse apoyo psicológico entre sí apoyados por el padre Coogan, pero actualmente son un grupo activo que hace trabajo de apostolado, en las vicarías y pastorales.
Atienden a grupos vulnerables como el psiquiátrico Medio Camino, donde apoyan a esquizofrénicos.
Otras misiones se han extendido a los estados vecinos de Durango y Nuevo León. Justamente en la tierra natal del obispo Vera, jóvenes católicos se enfrentaron con integrantes del movimiento Colectivo Gay, el pasado domingo, durante la Procesión por la Vida, organizada por la Arquidiócesis de León en contra del aborto y la unión entre homosexuales.