Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Jimmy Carte y Raúl Castro
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 03/04/2011 13:43
¿Qué quiere Raúl Castro de EE UU, y qué tiene para brindarle a cambio?
 
Raúl Castro y Jimmy Carter saludan al término de su reunión. I Efe
Carlos Alberto Montaner
Jimmy Carter fue a visitar a Raúl Castro. La iniciativa fue de Raúl. Quería dejarle saber al presidente Obama que todo era negociable, incluida la puesta en libertad de Alan Gross, un norteamericano condenado a quince años de cárcel en la Isla por obsequiar computadoras y equipos de comunicación para que los desinformados cubanos pudieran acceder a internet. De momento, no liberó a Gross, pero todo se andará. Es cuestión de tiempo.
 
No está nada claro por qué Raúl Castro no recurre a los diplomáticos norteamericanos acreditados en Cuba para mandar sus mensajes, pero es probable que no confíe en Hillary Clinton y en el Departamento de Estado. Acostumbrado, como está, a que las decisiones importantes las toma él, como las tomaba su hermano, no entiende el funcionamiento institucional de Estados Unidos y tampoco percibe que los asuntos cubanos apenas tienen importancia para el inquilino de la Casa Blanca. 
 
¿Qué quiere Raúl Castro a cambio de su rehén? Tiene, fundamentalmente, dos objetivos: que la Casa Blanca elimine las restricciones de viaje a los norteamericanos para que rápidamente se duplique o triplique la actual cifra anual de turistas que visitan la Isla —unos dos millones—, y que Washington interrumpa de manera permanente la ayuda económica y la distribución de equipos electrónicos a la oposición cubana. En todo caso, esa ayuda hoy está detenida por obstáculos legales interpuestos por el senador demócrata John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Internacionales.
 
¿Tiene Raúl algo más que brindar, además de la libertad de Gross? Tiene poco y es escasamente elegante: se trata, fundamentalmente, de un cambio en la estrategia represiva. En síntesis, maltrata con menor crueldad a sus compatriotas. Escalonadamente, ha puesto en la calle a los 75 demócratas presos en la llamada "primavera negra" del 2003, deportando a España a la mayor parte, y es posible que continúe liberando gradualmente al centenar de presos políticos que todavía quedan en las cárceles.
 
Ya no condena a los disidentes a largas penas. Se limita a infiltrarlos para saber sus movimientos, los golpea, los intimida y los detiene por períodos breves. Cuando se reúnen o salen a las calles, lanza contra ellos turbas dirigidas por la policía política en lo que allí llaman "actos de repudio". Raúl ha comprobado que para mantener a la sociedad asustada y en un puño, evitando que el poder se le escape de las manos, bastan esas medidas coercitivas. No es necesario encerrar a los adversarios. Basta con aterrorizarlos. Fidel era exageradamente punitivo.
 
Pero eso no es todo. También es posible que Raúl abra un poco más la mano económica en el VI Congreso del Partido Comunista que se celebrará en abril. Sabe que la inmensa mayoría de los cubanos desean poder comprar y vender sus viviendas y no hay razón para continuar con las absurdas reglas que lo impiden.
 
Tampoco ignora que el deseo de los cubanos de poder salir o entrar libremente en el país trasciende la cuestión ideológica: comunistas, anticomunistas e indiferentes están de acuerdo en que el gobierno no tiene derecho a prohibir el libre movimiento de las personas. Eliminar ese permiso de salida y de entrada sería extraordinariamente bien recibido por toda la población y él sería aclamado sin necesidad de efectuar ningún cambio trascendental. Sotto voce, los cubanos suelen señalar que Raúl Castro no tiene moral para quejarse de que el presidente norteamericano no deja viajar a los norteamericanos a la vecina Isla, cuando él mantiene secuestrado a su propio pueblo.
 
¿Habrá un cambio sustancial en la política de Estados Unidos hacia Cuba tras la visita de Carter? No lo creo. La percepción general en Washington, a juzgar por los WikiLeaks, es que el régimen cubano está en una fase final de desmoralización y desgaste y no tiene sentido hacer nada que detenga o revierta esa tendencia. La corrupción es rampante, los hijos de muchos dirigentes se marchan discretamente del país, y el estado anímico que prevalece en los cuadros medios es de fin de régimen. Raúl no ignora nada de esto, pero no tiene modo de impedirlo mientras insista en mantener un régimen colectivista de partido único y obediencia total. Hasta la derrota siempre, General.


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados