Llama la atención cómo una vieja polémica sobre el origen de la salsa vuelve al candelero a través de La salsa es de Cuba, un video musical que los cibernautas siguen enviando a sus amigos tras su exitoso paso por Youtube, donde recibió cerca de 60,000 visitas mientras estuvo “colgado”.
Sin darle cabida a quienes opinan lo contrario, el título del contagioso tema de Miky Chevalier, orquestado por Liván Trujillo e interpretado por cantantes cubanos residentes dentro y fuera de la isla y gente de la calle, deja por sentado que el término salsa, acuñado en Nueva York con fines comerciales durante el apogeo de la Fania All Stars hace varias décadas, pertenece, sin lugar a discusión, a Cuba.
La afirmación me remontó al alboroto que armaron los músicos de La Habana cuando Oscar D’León puso a bailar a los cubanos con su banda show en el Festival Internacional de la Canción Varadero, a principios de la década de 1980. Tal fue su impacto en el ambiente artístico del patio que no faltó quien lo acusara de poco original por retomar los éxitos de Beny Moré y otros íconos de la época dorada de la música cubana con instrumentaciones muy parecidas a las de la legendaria orquesta Sonora Matancera.
La televisión nacional aprovechó aquel momento y creó un espacio donde muchos músicos se rasgaron las vestiduras ante semejante afrenta y defendieron la legitimidad del son cubano. Curiosamente, poco después de la partida del salsero venezolano, Juan Formell, el director de Los Van Van, introdujo los trombones en su orquesta. Pero eso es agua pasada.
En el caso de la sorprendente recepción del video La salsa es de Cuba no deja de asombrar el poder de convocatoria del ciberespacio. Un fenómeno que llena de interrogantes sobre quién lo vio primero y qué mueve a reenviarlo.
¿Será el hecho de que pone a cantar artistas exiliados con músicos reconocidos en la isla como José Luis Cortés “El Tosco”, o la simple presencia de parajes cubanos basta para mover los resortes emocionales más insospechados?
“El proyecto me entusiasmó desde el primer momento por la manera tan espontánea en que se hizo”, me confesó la cantante Annia Linares, el rostro más conocido del exilio que aparece en el video, quien no puso reparos en colaborar en una producción con músicos de la isla. “¿Por qué iba a negarme, si cuando yo vivía en Cuba ‘El Tosco’ me hizo los arreglos de dos temas para un disco? En definitiva, los artistas cubanos estamos divididos por un solo hombre”.
Al referirse a su participación en el video Cortés me respondió desde La Habana: “Yo canto con quien quiera. Lo mismo con Changó que con Jesucristo. Annia es mi colega. Yo sí que no tengo ningún problema”. Y al referirse al viejo litigio sobre el origen de la salsa, el músico afirmó que bajo ese término se agrupa una serie de ritmos latinoamericanos que incluye la guaracha y el son cubanos, dos ingredientes que la condimentan.
Cuando el investigador musical Cristóbal Díaz Ayala vio el video me dijo que se trata de un esfuerzo “loable y positivo porque establece un puente entre los músicos cubanos al norte y sur del muro del Malecón”. Sin embargo, lamentó que muchos cubanos sigan sosteniendo que la salsa no existe y que les robaron el son. “Lo que ocurrió es que hasta 1960, el sonido latino, que se había convertido en parte de la dieta musical cotidiana del pueblo norteamericano, y cuyo principal componente era básicamente cubano, se vio cortado con la ruptura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Y como la naturaleza le tiene horror al vacío la falta de música cubana empezó a ser sustituida por géneros mixtos. Pero, ¡claro que hay mucho de cubano en la salsa!, ¡como hay mucho de africano y europeo en la música cubana!”, expresó.
Entretanto, La salsa es de Cuba sigue navegando por el ciberespacio, al margen de la discusión que suscite la identidad del término.•