BUENO,BUENO,BUENO ,HACE VARIOS AÑOS QUÉ DEJE DE CREER EN IMAGENES ,AHORA CREO SOLO EN DIOS
EL CUAL ESTA EN TODAS PARTES CUANDO SE LE LLAMA CON AMOR Y FÉ.
PERO DE TODAS FORMAS AVECES LAS IMAGENES RESULTAN BONITAS ,PUES SON JOYAS ARTISTICAS.
FELIZ DOMINGO PARA TODOS
Así como para el mundo cristiano el Viernes Santo fue motivo de profunda tristeza, el Domingo de Resurrección es para ese mundo de inmensa alegría. Es una fiesta triunfal y esencial para recordar y proclamar todo lo que fue Jesús en su vida, en su muerte y después en su gloriosa Resurrección.
Todo lo previsto en la Biblia, todo lo que fue objeto de santas profecías, se cumplió en la vida, en la muerte y en la Resurrección de Jesucristo. Esta última etapa sólo puede compararse en importancia con la Ascensión triunfal cuando abandonó la tierra para subir al cielo. Pero, para ascender al Cielo era preciso, como condición absoluta, haber resucitado. Y ese hecho es el que el mundo cristiano celebra este domingo en forma conmovedora como victoria inmarcesible.
Es importante destacar el hecho de que aun cuando prevalecen en muchos sectores de la sociedad mundial frivolidades que no fortalecen la vida moral de los pueblos, en lo que se conoce como el nombre de Semana Santa, recordando los episodios de Jerusalén, se llevan a cabo demostraciones impresionantes de fe cristiana y de movilización de conciencias y sentimientos de pueblos que reconocen en Jesucristo al Hijo de Dios hecho Hombre.
Es necesario que los que se consideran cristianos recuerden devotamente lo que significa la doctrina de Jesús y lo que representa su Santa Iglesia. La condición de cristiano implica no solamente la seguridad de una vida eterna de acuerdo con la práctica de la virtud, sino también la obligación de someterse a los mandatos de Dios y de todo lo que en Su nombre predicó Jesucristo.
En los templos cristianos, así como en los hogares, el Domingo de Resurrección tiene un sentido de gloriosa alegría y de reconocimiento pleno de lo que representa la muerte de Jesús y, fundamentalmente, su Resurrección. Esa Resurrección que es la que le da un timbre definitivo de gloria a lo que predicó Jesús hasta llegar al sacrificio. Se tiene que hacer, pues, un alto en el camino de la vida normal y de las frivolidades para rendirle tributo de gratitud y de amor a Dios hecho Hombre, que es Jesucristo. Hombre en la tierra y Dios, siempre, en el reino eterno y sin fronteras del Cielo.