Los líderes empresariales de Nueva York han expuesto un nuevo punto de vista (¿y van?) justificando por qué el Estado debería aprobar una ley que permita los matrimonios entre personas del mismo sexo. Quizá a la hora de defender estos derechos nos cegamos mucho por el hecho de que se nos trate como “ciudadanos de segunda”, y no nos paramos a pensar en las consecuencias prácticas de que no se reconozcan este tipo derechos, que es precisamente lo que han querido hacer los altos ejecutivos con esta carta dirigida a nadie en particular.
Porque claro, si tienes la opción de elegir entre vivir en un Estado que defiende tus derechos y otros que no, ¿cuál elegirías? La respuesta está clara, ¿no? El punto de vista de estos 26 ejecutivos afirma que no permitir casarse a las parejas del mismo sexo supone dañar la capacidad de atraer a trabajadores cualificados, que huirían ante la falta de derechos de un Estado y una ciudad con tanto renombre internacional.
Como neoyorquinos y líderes empresariales, creemos que atraer a los mayores talentos es la clave para mantener la economía de nuestro Estado en un futuro. En una época en la que el talento determina las ganancias económicas, los grandes estados y las grandes ciudades deben demostrar un compromiso para crear un ambiente abierto, saludable y equitativo en el que trabajar y vivir.
Quizá esta postura os pueda parecer demasiado interesada o pesetera, pero no es más que otro punto de vista que va más allá de los derechos como algo intrínseco a la raza humana, sea de la orientación que sea. En un mundo donde todo se mueve por intereses económicos, no está de más recordar que negar derechos a la población también significa renunciar a su talento y su dinero. Todo apoyo es poco.