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General: ELECCIÓN PERUANA
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De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 07/06/2011 14:22
 
Elección peruana

 
Por Guillermo Descalzi
Ganó el cáncer, o quizás el sida, no lo sé, pero ganó uno de los dos. Esta, para empezar, no es una figura mía. La del cáncer y el sida es una figura acuñada por el Nobel peruano, Mario Vargas Llosa. Comparó a Ollanta Humala y Keiko Fujimori con el cáncer y el sida.
 
En todo caso, hay razones para pensar que Ollanta Humala representa el cáncer, uno que se extiende y propaga por América Latina bajo la guisa del socialismo del siglo XXI, el de Chávez y sus imitadores en el Caribe, Centro y Sudamérica.
 
Ganó el cáncer personificado en Humala. Ganó a pesar del miedo de la burguesía peruana. ¿Por qué ganó? Por dos razones concretas. Primero porque el Perú es un país de mayoría indígena y mestiza. Segundo, porque esta mayoría indígena y mestiza, a pesar del auge del Perú, sigue paupérrima. Es una mayoría mísera en medio del esplendor de la clase pudiente en el Perú. Así se explica el resultado de la elección, y es una lección.
 
Tras su independencia el Perú quedó bajo el control de una oligarquía magnífica que relegó a la mayoría indígena a una situación de semi esclavitud. Su rol en el esquema de cosas en el Perú fue limitado de mil maneras, dándosele un espacio de vida casi exclusivamente para labrar riqueza para los pudientes mientras se les impedía el acceso a la casi totalidad de lo que producían. La relación entre los que tienen y los que no tienen en el Perú ha sido históricamente de explotadores y explotados. Un notable periodista peruano al que no se le puede tachar de izquierdista, César Hildebrandt, dijo, parafraseándolo, que… “en la última década la derecha aplaudió esa orgía. La disfrutó decuplicando sus ganancias. Lo hizo porque es redundantemente ladrona, eventualmente asesina, sin límites y sin patria. El de Fujimori –no lo olvidemos– fue un gobierno de corrompidos con un medio japonés que quiso hacer interminables sus reelecciones. ¡Y acusan a Humala de querer hacer lo que ellos tenían ganas de repetir!... Y cuando todo parecía suave como campo de golf… entonces reaparece ese comandante (Humala) que no es quien va a mandar a parar el baile sino quien va a invitar a más gente a la fiesta”.
 
Allí está explicado, bien clarito, el resultado de esta elección. Ahora, históricamente en el Perú las izquierdas electorales se han vendido a las derechas oligárquicas. Así lo hizo el último presidente, Alan García, del APRA, la Alianza Popular Revolucionaria Americana, a la cual de revolucionaria no le queda nada. Es de esperarse que este izquierdista, Humala, de indudable estirpe roja revolucionaria, continúe la empresa que emprendió en el último año para lograr su elección. Fue una empresa de camuflaje democrático que emprendió para matar, mediante golpe electoral, a la república peruana en su personificación actual. Esto no va a cambiar. Va a tratar de seguir camuflado por razones tácticas y estratégicas.
 
Humala no va a seguir el camino de Alan García Pérez en traicionar su propia izquierda, o el del general Morales Bermúdez, que quitó al Perú del neo maoísmo que pretendió imponerle el gobierno revolucionario del general Juan Velasco Alvarado. Humala no va a traicionar su izquierda porque hoy por hoy tiene la suficiente compañía en la América Latina para sentirse seguro en su rol revolucionario. Tiene a Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, Chávez en Venezuela, Ortega en Nicaragua, Funes en El Salvador, Cristina Kirchner en Argentina, etc. Esto no va a cambiar.
 
La historia de explotación en América Latina dio y sigue dando lugar a movimientos violentos y sangrientos, alimentados por el descontento popular, aprovechados, robados y apropiados por líderes, como Humala, de una izquierda hambrienta y oportunista. Son líderes que inevitablemente acaparan y se llevan el descontento popular para sus propios fines. Son líderes disfrazados hoy de “bolivarianos” para ocultar su estirpe de izquierda roja. Es una izquierda personalista e internacionalista que se las da a estas alturas, paradójicamente, de nacionalista.
 
¿Resultará Humala un izquierdista vegetariano en este contexto? No, y una cosa más: Estados Unidos ha perdido una influencia que nunca recobrará en la región.
 
La experiencia nos enseña la gran capacidad que tenemos los seres humanos para engañarnos a nosotros mismos. Humala ganó por el resentimiento de una buena parte de la burguesía peruana, que sorprendentemente incluye a gente como Mario Vargas Llosa. Sí, en el voto a Humala se unieron el resentimiento de los pueblos olvidados con el de intelectuales y miembros de una clase media que no dudaron en traer el templo sobre sus cabezas para evitar la victoria de la filistea, Keiko Fujimori. Perú cayó en una trampa del destino labrada por su propia gente, por peruanos que condujeron al país al día de hoy.
 
Dios quiera que de esto aprendamos todos. La existencia es una gran escuela. Si aprendemos la lección actual quizás no la tengamos que repetir. Lo dudo.
 


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