Doraluz Vargas Guapísimo, de ojos claros y una vitalidad asombrosa, este simpático galán cubanoamericano es uno de los artistas que nació, creció y se convirtió en una gran figura en la ciudad de Miami. A Jencarlos Canela, al que llaman el Golden Boy, porque a sus 23 años ha tenido una meteórica carrera como actor, cantante y compositor, no se le han subido los humos, por el contrario, siempre amable, sencillo y jovial, nos habla de su vida, su nuevo disco y su telenovela Mi corazón insiste en Lola Volcán.
“Mi personaje es un hombre impulsivo y apasionado, que por amor es capaz de todo. Yo lo admiro por luchar y me parezco mucho a él”, dice Canela, quien confiesa que están trabajando a marchas forzadas. “La novela está programada para que dure seis meses, pero ya verás en tres meses, al ritmo en que estamos grabando de lunes a sábado, vamos a parecer como de 50 años”, agrega con humor el actor, que a pesar del ajetreo, está muy feliz “trabajando” en los brazos de la sexy Carmen Villalobos, y asegura que su relación ha sido buenísima, a pesar de las cachetadas, puños y trompadas que Lola Volcán le propina.
¿Y qué pasó con Gaby Espino?
“¿Con Gaby? Na-nada, todo muy bien, la quiero mucho y mejor no hablo de mi vida personal”, comenta abandonando su sonrisa pícara el joven cantautor, que –un poco nervioso– prefiere dejar los temas “espinosos” y seguir platicando de su personaje.
“Andrés Santacruz me tiene muy emocionado”, comenta el joven galán. “Pasamos por una era en la televisión latina donde hay mucha violencia, pero yo siempre trato de concentrarme en lo bello. Creo que esta historia le da un poco de color, es como la luz al final del túnel. Es una trama intensa, romántica, una historia de amor como pocas. No es oscura como Más sabe el Diablo, que se concentraba en narcotráfico y pandillas. Aquí es todo lo opuesto, siempre he querido hacer un poco de comedia y ahora tengo la oportunidad”.
Jencarlos Canela nació el 21 de abril de 1988, en Miami. Y se puede decir que inició su carrera casi en pañales.
“Yo cantaba desde los cuatro años hasta en el baño y a los seis debuté en una fiesta familiar”, recuerda Jencarlos, quien sospecha que sus padres pagaron para que lo aplaudieran. Pero en vez de desanimarse, crecieron sus ganas de seguir cantando y guiado por su papá- manager Heriberto Canela, comenzó a prepararse para lograr su sueño.
“A los 12 años me integré al grupo Boom Boom Pop. Después de dos años me lancé como solista, pero como no quería ser un improvisado, al comenzar el high school opté por estudiar en el New World School of the Arts del downtown con el fin de convertirme en un músico total”, comenta. “Puedo tocar piano, guitarra, percusión y cantar en cinco idiomas. La escuela me enseñó a buscar mi sonido y me preparó para hacer shows de dos horas sin agotarme”.
“Todo lo que he aprendido como actor se lo debo a Prometeo y a los consejos de Adriana Barraza, que me recomendó a Telemundo”, agrega el actor que ha trabajado con gran éxito en Pecados ajenos, Más sabe el Diablo y Mi corazón insiste en Lola Volcán, y en teatro protagonizó el musical Miami libre, y su primera película en inglés, Hunted by Night, se estrenó en el 2009.
Aunque Jencarlos ha tenido muchísimo éxito como actor, es su vertiginosa carrera musical la que lo ha catapultado a nivel internacional. Gracias a su carisma y talento, Rudy Pérez puso sus ojos en él para producirle su primer disco Búscame, del cual se desprendió el sencillo Amor quédate, tema de la novela Más sabe el Diablo, que fue un trancazo musical en EE.UU., Puerto Rico, México, Sudamérica y Europa.
Además de gran músico y excelente actor, Canela tiene un corazón sensible y atento a las causas nobles. Como muestra de ello el intérprete de Mi corazón insiste, fue nombrado vocero mundial del International Rescue Committee (IRC), institución creada por Albert Einstein en 1933, que desde entonces ha luchado por los refugiados desplazados por crisis globales. “Me identifico mucho con la misión de ayudar a las familias que huyen de situaciones peligrosas”, dice Canela, que ha sido voluntario del IRC en Miami por varios años en homenaje a su padre que llegó refugiado de Cuba, por el Mariel en 1980. Además, fue elegido como la imagen de Voices For Children, institución que ayuda a niños maltratados. A través de ellos se le abrieron las puertas para ser vocero y embajador latino de la Christopher & Dana Reeve Foundation.