Está claro que el evento fue concebido para subrayar las diferencias con los grupos LGBT “oficiales” apoyados por la “primera hija”, quien ha alegado que los desfiles de Orgullo Gay son “protestas” que no se necesitan en Cuba porque las leyes del país protegen los derechos de los homosexuales.
El desfile enfatizó asimismo el creciente activismo de diversos grupos independientes -gays, negros y campesinos, entre otros- tratando de tener más voz y voto en los asuntos de la nación, al mismo tiempo que el gobierno trata de reformar una economía tambaleante.
“La gente se atreve cada día un poquito más, se oyen expresiones de crítica que eran impensables hace un tiempo”, escribió la bloguera Yoani Sánchez en un mensaje de Twitter al unirse a la manifestación de 90 minutos.
Por su parte, los grupos independientes están recibiendo una creciente atención en el extranjero. Imbert asistió a la reunión del ex presidente Jimmy Carter con líderes de la sociedad civil en La Habana en marzo. El Departamento de Estado prevé gastar $300,000 este año para ayudar a la comunidad LGBT en Cuba.
Imbert afirmó a los reporteros después del evento que Mariela Castro y su Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en La Habana habían organizado varios eventos el martes para desviar la atención del desfile. Además, agentes de la Seguridad del Estado habían advertido a activistas gays en días recientes que no se acercaran al evento convocado por el Observatorio.
Varias llamadas de El Nuevo Herald al teléfono celular de Imbert parecen haber sido bloqueadas.
En una entrevista publicada anteriormente en el periódico digital Cuba Encuentro, Imbert declaró que su grupo organizó el desfile ante todo para llamar la atención sobre la comunidad LGBT en Cuba, “que por tanto tiempo ha estado en la sombra”.
Imbert admitió que hay una mejoría en los derechos gays en los últimos años, pero alegó que no se debería dar todo el crédito a Mariela Castro, quien ha sido el rostro y la voz de la comunidad LGBT progubernamental en la isla durante más de una década.
“Creo que es el momento en que tenemos que salir a luz y demostrarles [qué es] a todos la comunidad LGBT en Cuba, y que no es únicamente el CENESEX”, dijo Imbert, según citaron fuentes.
El Observatorio reclama que se respeten los derechos de los gays en Cuba, agregó, “que hasta este momento han sido menoscabados”.
“Hay muchas violaciones aún aunque hayan cambiado un poco de forma, si lo comparamos con algunos años atrás”, afirmó.
Herb Sosa, presidente de Unity Coalition, un grupo de derechos para los gays hispanos en el sur de la Florida, se mostró escéptico con respecto al Observatorio, alegando que si el gobierno cubano permitió el desfile es porque éste debe ser parte de un esfuerzo de propaganda gubernamental.
“Casi todos los días recibo reportes de personas de la comunidad LGBT en Cuba que han sido golpeadas, arrestadas, arrastradas a la cárcel, porque en Cuba no hay libertad de expresión en absoluto”, afirmó Sosa a El Nuevo Herald.
Imbert dijo a Cuba Encuentro que la policía había desactivado esfuerzos por celebrar el Día del Orgullo Gay en años anteriores, y señaló que el desfile tuvo lugar en el Paseo del Prado, una avenida que divide Centro Habana de La Habana Vieja, y donde la policía no puede acusar a los participantes de interrumpir el tráfico.
El autor neoyorquino Armando López rememoró en un artículo en mayo, poco después de que Mariela Castro dirigió una conga organizada por el CENESEX por las calles de La Habana en su versión de una marcha por el Orgullo Gay, que Fidel Castro había atacado duramente a los gays en un discurso de 1963.
“La homofobia se convirtió en política estatal” ese año, escribió López, citando que Castro dijo que los gays “han llevado su libertinaje a extremos de ir a sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides. La sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones”.
Castro añadió: “Observé siempre una cosa, que el campo no daba ese subproducto”.
Dos años después, Castro envió a miles de gays, sacerdotes y otros considerados antisociales a los notorios campos de trabajos forzados conocidos como Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).
Los gays cubanos, agregó López, “son víctimas de una revolución absurda. Lo mismo que usted y yo, mi querido lector”.