CHUECA, sin música pero con ruido - Cuba Eterna

Las fiestas en Chueca con más pena que gloria

El polémico «concierto silencioso» de las fiestas del Orgullo

encandiló a muy pocos: fue de todo menos animado

El primer concierto silencioso de las fiestas de Chueca se desarrolló con más pena que gloria

JOSÉ M. CAMARERO / MADRID

La plaza de Chueca no se quedó ayer desértica. Pero tampoco mostraba el aspecto característico de este emplazamiento durante otros años en las fiestas del Orgullo Gay. El primer concierto silencioso («silence session», como se le denominaba técnicamente) acabó con más pena que gloria. Primero, porque había mucho desconocimiento del «cómo» de esta novedosa iniciativa; y, además, porque las miles de personas que ayer por la tarde abarrotaban el barrio prefirieron acudir a los otros escenarios de la fiesta. Pero, sobre todo, a las barras de algunos establecimientos, dispuestas en las calles aledañas al epicentro de Chueca.

Así, el concierto silencioso consiguió el objetivo de reducir al máximo el sonido de la música, pero no evitó que las calles del barrio se despojaran del ruido (voces, trifulcas, música en los bares...) que miles de personas provocaron una noche más, para desgracia de los vecinos. Muchos jóvenes acudieron a Chueca preparados para la fiesta con sus auriculares. Los había de todos los tipos: desde los aparatos que regalan en cualquier viaje de tren, hasta verdaderos soportes tecnológicos para escuchar música. Pero otros muchos no sabían que debían portar los auriculares. «Yo pensaba que los daban por aquí, al entrar en la plaza», indicaba Miguel.

Por un canal musical
La organización era sencilla: un pinchadiscos se encargaba de seleccionar los temas que iban a animar el evento. Su selección se transmitía a través del canal musical de radio LocaFM. Y quienes quisieran entretenerse y divertirse con los temas del momento debían buscar el día de esta emisora en sus dispositivos portátiles; o bien descargarse alguna aplicación para el móvil, con la que pudieran acceder al contenido. Mientras tanto, en la gran pantalla instalada en uno de los laterales de la plaza, varios vídeos se sucedían para que el público empatizara con la fiesta. Pero era una empresa complicada.Desde las ocho y media de la tarde, tres pinchadiscos se sucedieron en las tres sesiones que se celebraron hasta la medianoche en este particular escenario festivo. La primera de ellos fue DJ Tania.

Carrera de tacones
Cuando comenzó a «pinchar» su música, todavía muchos jóvenes —y otros no tanto— se encontraban todavía divirtiéndose en la carrera de tacones que, como todos los años, tiene lugar en la cercana calle de Pelayo. El recorrido, recto pero angosto por culpa de los adoquines, consiguió que muchos participantes acabaran en el suelo, completamente exhaustos. Incluso varios efectivos del Samur-Protección Civil tuvieron que intervenir en algún momento para auxiliar a los jóvenes atrevidos que se derrumbaron por culpa de caídas que no acabaron en mayor tragedia.

A medida que se adentraba la noche, nuevos participantes se unieron al concierto sin música de Chueca. Pero el éxito no estaba garantizado. Ante la sorpresa de unos, la incredulidad de otros y el calor del alquitrán, la mayoría utilizaban la plaza como mero trámite para acudir a otros espectáculos que se estaban desarrollando en el barrio.

Y, esta vez sí, con sonido en el ambiente. Por ejemplo, el escenario de la calle de Pelayo, muy concurrido, se convirtió en el verdadero beneficiado de la escasa asistencia a la «silence session» de la plaza. «He venido a escuchar música, sí, pero también a hablar con mis amigos y a reírme un rato con ellos»”, explicaba Marian. «Si tengo que ponerme unos cascos y bailar sola —añadía—, prefiero irme a casa».

Y Chueca no se puso los auriculares
Estrepitoso fracaso de la primera sesión de DJ silenciosa

tras la polémica del ruido en las fiestas del Orgullo

PATRICIA ORTEGA DOLZ - Madrid - 01/07/2011

Primer experimento fallido. El Orgullo con cascos no funcionó. Tras la polémica del ruido, la idea de mantener el protagonismo de la plaza de Chueca a costa de perder la música, o mejor dicho, escucharla con auriculares, no convenció a casi nadie.

A las 21.00 de ayer, decenas de personas se congregaban en la plaza más simbólica del barrio gay de la capital, pero la mayor parte de ellas acudía sin auriculares para poder oír la sesión de DJ que se avecinaba y que pretendía convertir aquello en una fiesta. Por primera vez en su historia, las tradicionales fiestas de los colectivos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB) se ponían los cascos. Las protestas vecinales por el ruido surtieron efecto, pero ayer Chueca no bailaba.

Una normativa del Ayuntamiento prohíbe autorizar límites especiales de ruido en zonas, como resulta ser el caso de la plaza de Chueca, que tengan centros sociosanitarios a menos de 150 metros. Esa fue la base sobre la que se apoyaron algunas asociaciones de vecinos del barrio para tratar de impedir la celebración de la fiesta. Pero los organizadores de un Orgullo que ya se ha hecho internacional apostaron por algo exótico: auriculares para todos. Lo que fuera, con tal de que el epicentro del barrio, su plaza más emblemática, siguiera manteniendo el liderazgo de la fiesta en la que, además de volver a llamar la atención sobre los riesgos del sida, como ocurre este año, los colectivos de homosexuales reivindican su espacio físico y social.

Ya lo decía Dj Bee antes de comenzar ayer su sesión: "Esto es una prueba, una primera vez para todos, a ver qué tal sale. Pero yo veo a la gente muy despistada".

Y así fue, apenas tres grupos de tres o cuatro personas asistieron al lugar con sus auriculares y no hubo reparto de cascos por parte de la organización como estaba previsto. Una pantalla grande con la imagen de alguien escuchando música con audífonos era toda la orientación que podía encontrar el recién llegado.

Dos gogós subidos en sendas plataformas, ubicadas a ambos lados de la cabina del DJ, trataban de orientar a una mayoría, incapaz de escuchar la música: "Ahora, ¡subidón!", gritaban sin perder el ritmo que seguían casi solos, y levantaban los brazos tratando de animar una fiesta imposible en la que la decepción dio lugar a la risa.

"Esto es antisocial, no podemos hablar y escuchar música a la vez, cada vez que me agacho a coger el litro del suelo o me muevo le arranco los cascos a él, nos hemos convertido en los frikis de la fiesta, en protagonistas por un día, pero bueno, es el Orgullo", decía uno de los pocos jóvenes que compartía cascos con un amigo creando un cierto efecto siamés.

"Se oye igual que la radio, depende del volumen al que te lo pongas lo escuchas más o menos, no tiene nada que ver esta manera de escuchar música con colegas", decía otra chica que llevaba los suyos propios y estaba con otros dos amigos con cascos intentando disfrutar de la sesión.

Pero la plaza apenas se movía. Y los comentarios de quien trataba de sumarse a la fiesta eran del tipo: "Esto es una basura", "falla mogollón", "así no se puede", "no sé ni qué frecuencia tengo que sintonizar"... Mientras, Dj Tania intentaba darlo todo en la cabina y Dj Bee se preparaba para su momento estelar: "Es imposible que esto funcione igual que si todo el mundo estuviera escuchando la música, no fluye la energía porque precisamente la música hace de canal".

Orgullo de fin de semana
HOY

Los conciertos en la plaza de España comienzan a las 19.30 y se prolongarán hasta las 5.30. Tendrán sus platos fuertes en el tecnopop de los barceloneses OBK (23.00) y el french touch del DJ Bob Sinclair (0.30).

En la plaza de Callao, donde hay actividades desde las 18.00, se celebra a las 22.00 la Gala Mr. Gay España 2011.

En Vázquez de Mella, a las 22.00, se puede asistir a un "taller de alternativas sexuales". Y en la calle Pelayo, desde las 18.00 hasta las 2.30, las actuaciones más petardas de las 'drag queens'.