La voz y memoria de Celia Cruz perduran - Cuba Eterna

Uno de los amigos más cercanos de la Guarachera de Cuba, Celia Cruz, escribe en la edición más reciente de la revista 'Pie Derecho' en el octavo aniversario del fallecimiento de la intérprete este verano, que no sólo tenía una voz y estilo privilegiados, sino que era además una mujer sumamente generosa.

Alexis Rodríguez-Duarte, fotógrafo de publicaciones de gran prestigio como 'Vanity Fair', 'The New Yorker' y 'Harper’s’ Bazaar', expresa que la cantante podía hacer vibrar un estadio con miles de personas en una ciudad gris y húmeda como Londres, donde precisamente la conoció a finales de los años 90’s.

"Mi pareja y yo vivíamos en la capital inglesa como estudiantes, con una mano adelante y otra atrás", cuenta el fotógrafo, "y cuando descubrimos en un cartel enorme que se presentaría en la ciudad, la ubicamos en su hotel y le manifestamos que queríamos conocerla".

Rodríguez-Duarte, cubano-americano, afirma que no sólo los invitó a tomar el té, sino que al advertir la situación precaria en que vivían, los ofreció dos entradas para el concierto y así pudieron disfrutar lo que describe como una noche inolvidable ante la calidez, el colorido y el gozo que Celia exudaba desde el escenario.

Ese fue el principio de una larga amistad que duró quince años, hasta la muerte de la cantante, y Rodríguez-Duarte pudo captarla con su cámara en las más diversas situaciones, viajar con ella documentando sus presentaciones artísticas y rescatarla en momentos muy íntimos de su vida al lado de su esposo Pedro Knight.

El fotógrafo ha publicado un libro con la recopilación de esas imágenes que permanecían inéditas y este verano exhibe parte de las fotografías en la galería de una institución neoyorquina.

'Pie Derecho' incluye también en la misma edición una crónica sobre una fiesta privada del saxofonista Paquito D'Rivera, quien durante el verano abre las puertas de su hogar neoyorquino a amigos músicos, por el simple placer de interpretar para ellos las melodías que le apasionan. A la vez, convoca a todos los asistentes a que participen de igual manera, ejecutando sus predilecciones musicales. Entre los amigos de Paquito se incluyen el jazzista Bobby Sanabria, el legendario percusionista Cándido Camero, las hermanitas Márquez, la soprano Verónica Villarroel y la gaitera Cristina Pato, de origen gallego.

En la sección de cine de 'Pie Derecho', publicación que incluye las actividades artísticas y culturales de Nueva York, aparece una entrevista con un joven promotor del cine independiente, Román Sierra.

Al descubrir que el mayor obstáculo que enfrentaban en la ciudad los cientos de cineastas que realizan su primera película era la distribución, Sierra se propuso aprender todo el sistema de comercialización y promoción del cine independiente para poder orientarles, y así formó su empresa 'Genepsis'.

De origen mexicano, afirma en la entrevista que actualmente asesora ya a más de cien jóvenes cineastas y ha adquirido los derechos de dos películas realizadas con un presupuesto mínimo, que califica de "verdaderas joyas".

Omer pardillo: 'Celia está más viva que nunca'

El 16 de julio, se cumplieron 8 años de la muerte de Celia Cruz y nadie mejor que su ex mánager, Omer Pardillo --que estuvo codo a codo con ella en su última década de vida-- para recordarla. En esta entrevista con El Nuevo Herald, el joven empresario cubanoamericano conmueve con un pantallazo de los últimos meses, semanas, días y momentos de'La guarachera de Cuba', vapuleada por tumores que primero le afectaron un seno y, luego, el cerebro.

'En sus semanas finales Celia se puso como una niña, estaba un poco rebelde porque no quería seguir con el tratamiento de radiaciones, le molestaban, aunque no manifestaba tener grandes dolores', recapitula Pardillo, que también es el único custodio del nombre e imagen de la reina de la salsa y uno de sus siete herederos. Celia Cruz falleció en su residencia de Nueva Jersey a las 4:15 p.m. del miércoles 16 de julio del 2003, a los 78 años de edad.

'Julio fue un mes fuerte para Celia: salió de Cuba un 15 de julio, se casó con Pedro Knight un 14 de julio y murió un 16 de julio', piensa en voz alta.

¿Cómo fueron sus últimos días?
Las últimas semanas las pasó en silla de ruedas, recluida en su casa porque no quería que la gente la viera convaleciente; en gran parte por coquetería femenina. Recuerdo que el viernes previo a su muerte, el 11 de julio, escuchó por primera vez el último disco que había grabado, Regalo del alma; seguía el ritmo de la música golpeándose el muslo derecho y me dijo:``Esto está buenísimo'.

¿Qué ocurrió luego?
El domingo 13 ya empezó a caer en una especie de letargo, a adormilarse; era atendida permanentemente por tres enfermeras y un médico la visitaba dos veces al día. El lunes 14 alcanzó a recordar que era su aniversario de bodas y conversó un poco con Pedro.

¿Quienes la rodeaban atinaban a hacer algo en esa situación?
Ella no nos respondía, pero con Pedro y su hermana, Gladys, le hablábamos. Yo le repetía:'Tienes que descansar, no te preocupes por nada'. Para sacarme la duda de si estaba escuchando lo que le decíamos, el martes 15 le mostré una estampa de la Virgen de la Caridad del Cobre, le pregunté quién era y me dijo:``La Caridad'.

¿A esas alturas ya sabían que el desenlace se acercaba?
Sí, uno de los médicos nos había dicho que estimaba que le quedaban entre 12 y 48 horas de vida.

¿En esas últimas semanas te había hecho algún encargo en especial?
No, porque realmente no pensábamos que venía el final; yo me mentalizaba de que Dios iba a hacer un milagro y Celia, inclusive, hacía algunos planes de trabajo. Por ejemplo, antes de que decayera íbamos a hacer las fotos deRegalo del alma.

¿Por que se aceleró la muerte?
Porque pese a las operaciones a las que se había sometido le aparecieron más tumores. Tengo que remarcar que nunca la vi quejarse; solamente en septiembre del 2002, la primera vez que le dijeron que estaba enferma, se puso a llorar y dijo:``¿Por qué me tenía que pasar esto a mí, que he sido buena con todo el mundo?'

¿Quiénes la acompañaban cuando expiró?
Pedro, Gladys, Johnny Pacheco y su esposa, su maquilladora personal, Ruth Sánchez; Luis Falcón y su esposa; mi madre y yo.

¿Ella te pidió que se hiciera el tipo de funeral que se le hizo en Miami?
Como buena librana, a ella le gustaba hablar de cuando se iba a morir y una vez, en el año 90 y pico, estando en el aeropuerto de Milán, junto a Oscar D'León recuerdo, me dijo:'Si algún día me muero y no puedo regresar a Cuba quiero que, aunque sea, me velen en Miami'. Creo que finalmente le hicimos el funeral que se merecía.

¿Crees que se le han hecho suficientes homenajes en Miami?
Aquí la tienen muy presente en la radio, pero creo que, al menos, la ciudad debería tener un teatro con su nombre. Lo que más me importa es trabajar para mantener vivo el nombre y el legado de Celia. Con ese fin he creado, por ejemplo, un grupo llamado Celia Cruz All Stars Band y planeo poner su museo.

¿Cómo está presente ella en tu vida cotidiana?
La gente me habla de ella, tengo sus fotos y recuerdos suyos en mi casa y en mi oficina, y cada día escucho Bemba colorá y sus canciones de la década de los años 50.

¿Sueñas con ella?
Una sola vez me ha pasado; siempre le digo a su hermana que me tiene abandonado en mis sueños porque todos sueñan con ella menos yo.

¿Qué sientes cada año, cuando llega esta fecha?

Que Celia está más viva que nunca.•

CON USTEDES….CELIA CRUZ!!!

Una verdadera diosa de la música. Este verano se cumplen ocho años de su muerte pero su voz
resuena como nunca. A manera de homenaje, publicamos
las imágenes que tomó en exclusiva unverdadero artista de la lente, quien nos describe
también su vínculo de amistad con la Guaracherade Cuba.

De la cámara y pluma de Alexis Rodriguez Duarte
Era el año de 1988. Mi compañero TicoTorres y yo vivíamos en Londres, y un día al
salir de una estación del underground, vimosun cartel grandísimo anunciando ¡un concierto
de Celia Cruz! Mi primer pensamiento fue:“¿Celia Cruz?” Tico estaba tan sorprendido como yo.

No es que no supiéramos quién era, todo lo contrario.Tico y yo habíamos nacido en Cuba, pero eramos
niños cuando dejamos la isla como parte delos “Vuelos de la libertad” a fi nales de los sesenta.

Y al crecer en Miami, sólo queríamos asimilarnos yser tan americanos como fuese posible –Celia Cruz
pertenecía a la generación de nuestros padres, partede un pasado distante. Yo asociaba su música con
la vergüenza de ser obligado por mi madre a bailarcon mis primitas en cada reunión familiar. Mientras
yo bailaba de mala gana para complacer a mi madre,Tico recuerda experiencias similares pero traumatizantes.

Y sin embargo después de tantos años, fuera de laestación Tottenham Court Road, había algo en aquel
cartel que nos atraía. Quizás el clima húmedo y miserablenos hizo extrañar el el sol y colorido de Miami.

Quizás sentimos nostalgia por la familia y las atmósferasconocidas.

Teníamos que tratar de conocer a Celia de alguna manera.
Tras algunas horas de trabajo detectivesco, ubicamossu hotel.Tomé el teléfono y milagrosamente, de pronto estaba
conectado a la habitación de Celia Cruz. Contestóun hombre, y yo le dije con atrevimiento: “Buenas
tardes, somos dos muchachos cubano-americanosviviendo en Londres, y quisiéramos conocer a Celia”.
“Un momento”, dijo. Antes de que nos diéramoscuenta, ya me había pasado a Celia al teléfono. En
total desconcierto, me oí tartamudear un saludoy explicar quiénes éramos. Sin titubear, Celia dijo:
“¿Por qué no me visitan mañana? Tengo una conferenciade prensa en la tarde pero podemos encontrarnos
después para tomar el té”.

Mi cabeza daba vueltas por la emoción del momentoal aceptar su invitación. Al día siguiente, Tico y yo
estábamos en el cuarto de un hotel tomando el ténada menos que con la Reina de la salsa. Desde que
nos encontramos, Celia nos trató como si fuéramosviejos amigos. Nos presentó a su esposo, Pedro
Knight, que resultó ser el hombre que contestó elteléfono el día anterior. Nos sirvió té y más té, con
dulces. Quería saber todo sobre nosotros y qué eralo que estábamos haciendo en Londres. Al caer la
tarde, Celia nos preguntó si iríamos al concierto aldía siguiente. Tico y yo titubeamos. Como artistas
tratando de abrirnos paso en Londres, estábamosprácticamente viviendo de pan con mayonesa, con
una mano delante y otra atrás. No sabíamos qué deciry al final murmuré: “La verdad, no está en nuestro
presupuesto.

“Oh, no se preocupen por eso”, nos dijo Celia. “Voy a hacer unas llamadas y me comunico con ustedes
mañana”.

Sin falta, Celia misma llamó al día siguiente. “No hago esto muy a menudo”, explicó, “pero me dio mucho
gusto conocerlos ayer. Vayan a la taquilla esta noche y ahí tendrán un par de boletos para ustedes”.
Fuimos a la taquilla del Hammersmith Palais y encontramos que no sólo nos había dejado dos boletos
para el concierto, sino también pases V.I.P. para ir detrás del escenario, con acceso a todas las áreas.

Tico y yo estábamos sorprendidos. Y para nuestromayor asombro, el estadio estaba repleto de miles
de personas, sus admiradores más fi eles de Londres.
Fue en ese momento que nos dimos cuenta que Celia Cruz era mucho más que una cantante cubana.
Era la Reina de la música cubana. Esa nochebailamos con su música de nuevo, pero esta vez, no
fue con pena. Esta vez disfrutamos con orgullo su calidez, su colorido y su gozo.
Este fue el comienzo de una increíble amistad y colaboración.

Durante los siguientes quince años, tuve el privilegio de conocer bien a Celia, de compartir
sus momentos más placenteros, y capturarlos en imágenes con mi cámara. Esta colección de fotografías
es un registro de los momentos sublimes que pasé con ella, y más importante, un homenaje personal a la mujer increíble que me reconectó con mi pasado y con mis raíces. La mujer que me llevó a casa nuevamente.