Por Eduardo Moreno “Chachón”
Dicen las crónicas, que la música en Cuba fue anterior a otras artes de la isla – literatura y pintura – y por ello, tuvo un desarrollo mucho más rápido que aquellas otras formas de expresión artísticas. Alejo Carpentier expone en su libro “la música en Cuba”, que fue en 1.598 cuando se da a conocer en la isla la primera composición musical autóctona, “son de la Ma Teodora”, oriunda de la región oriental. Y en referencia a la procedencia de los géneros musicales, recoge el siguiente texto de una gacetilla titulada “el regañón de La Habana”: a la tercera contradanza, los bayladores habían dexado a un lado todo juicio y cordura.
Es pues la contradanza (country dance) europea, que luego derivara en la contradanza criolla, el primer género musical como tal que acontece en Cuba. Enseguida toma auge y se baila durante los conciertos, una vez que ha finalizado el “baile serio”. Luego, aparece la canción habanera (la habanera, muy probablemente antecesora del tango) de la mano de su impulsor Manuel Samuel. Ya en 1.879 se estrena en el liceo de Matanzas el primer danzón –palabra, aumentativo de danza- conocido, titulado “las alturas de Simpson” cuyo autor fue Miguel Failde. Se puede deducir pues que La contradanza y la habanera tienen mucho que ver con el bolero. Pero realmente, su antecesor es el danzón. La contradanza se bailaba en grupo y el danzón, por parejas abrazadas y en un espacio reducido.
No pretendo escribir aquí sobre la historia del bolero. Solo he querido informar, someramente, de donde parece proceder este género musical para tener una referencia sobre la verdadera intención de este escrito que no es otra que la de ofrecer mi reconocimiento público a Olga Guillot, la gran cantante nacida en Santiago de Cuba, que se ha ido a cantar a otros mundos perdiendo así el bolero a una de sus más afamadas cultoras e intérpretes, aunque nos queden su voz y sus canciones. Les dejo pues, para quien lo quiera leer, unos pequeños aunque imborrables recuerdos a modo de pequeña y resumida referencia de esta gran artista, de la que se dijo era “la madre del bolero”.
Fue una de las primeras cantantes cubanas que yo escuché allá por mediados de los sesenta, cuando un servidor empezaba a coger “tino” en esto de la música y escuchaba radio Las Palmas y radio Atlántico. En aquel famoso programa “la ronda” al que mucha gente llamaba para dedicar canciones, Olga Guillot era una de las intérpretes que más “sonaba” con sus boleros.
Curiosamente, en 1.969, el gran pianista cubano Armando Orefiche –descendiente de abuelos canarios -, recaló por la isla para actuar en la boîte El Pontón, sita en los bajos del hotel Rocamar. Orefiche había hecho ya entonces una canción en homenaje a Olga titulada “su nombre es Olga”. Tuve ocasión de disfrutar y escuchar a aquel gran pianista en la citada sala. Uno es que no paraba mientras sonara música donde fuera, la verdad sea dicha.
Y en noviembre de 1.970, Olga Guillot viene a Las Palmas para actuar en la hoy desaparecida sala de fiestas Altavista. Y como no, allá fuimos a disfrutar y a escucharla en vivo y en directo. No les puedo decir que boleros cantó entonces, en la actuación, porque la memoria es imperfecta y se va a veces por los cerros de Úbeda. Pero da igual, boleros cantó una “jartá”. Verla y escucharla, faltaría más, acompañada por otro gran pianista, Juan Bruno Tarrasa, fue un acontecimiento y una delicia para mí. Cantando, era exquisita. Aquella mujer se “comía” el escenario. Realmente no se limitaba a cantar por cantar sino que interpretaba los boleros “declamando y transmitiendo” unidos, el sentimiento del bolero en sí con el suyo propio. Es lo que hacen los grandes artistas que hoy tanto escasean, lamentablemente. Ya se sabe que hoy impera más el chunga chunga que otra cosa. Pero bueno, así va el mundo. Volvió en el año 1.973 a Gran Canaria, esta vez, para actuar en la también desaparecida sala de fiestas La Dolce Vita.
Olga Guillot, en declaraciones en la prensa de entonces, dijo admirar al cantante Juan Manuel Serrat porque “dice lo que siente …. es igual a mí ni más ni menos”. Que por cierto, amiga Marisol, aunque no te acuerdes, en tu sección “disconoticias” del periódico El eco de Canarias escribiste entonces “ … me ha parecido leer por aquí que Olga Guillot había dicho esas palabras sobre Serrat”. Y sí Ayala, las había dicho en una entrevista para el Eco, que le había hecho días antes el amigo Pepe Martín Ramos. Dijo también “soy una intérprete que canta de una manera dramática y con picardía”. Dijo admirar a Augusto Algueró porque era uno de los compositores más sobresalientes de España. Añadió, que se quería retirar dentro de dos años, pues era millonaria aunque no se había ganado el dinero ni en las quinielas ni en la lotería, sino del trabajo en sus películas y en la canción. Dijo que “cantaba para no aburrirse”. Por aquellos años, ya tenía diez discos de oro y había rodado la película “música de ayer” dirigida por Juan de Orduña.
En los años 1.971 y 1.974, vino al festival de Benidorm para actuar en las galas fin de fiesta de dicho festival. Posteriormente, en el año 1.978, actuó en el Florida Park de Madrid, con un éxito apabullante. En julio de 1.981, anunciaba de nuevo su inminente retirada después de 40 años de profesión. Fue un decir porque la verdad es que un cantante nunca se retira.
Acabo. En el año 1.998 un servidor mantuvo una agradable conversación con los componentes del trio Taicuba -el trio más antiguo de Cuba-, que actuaba cada noche en el Floridita, sobre la música cubana y su proyección en nuestras islas. En esa conversación, naturalmente, hablamos de la vida profesional de Olga Guillot en sus comienzos en Cuba recordando cuando Olga con nueve años hace su primera actuación en La Habana y posteriormente forma con su hermana Ana Luisa el dúo Hermanas Guillot. Los Sabandeños incluyeron a Olga Guillot en su disco del año 2.003 “Grandes Duetos”, interpretando el bolero “Vete de mí” del que si lo desean, pueden verlo interpretado en el video promocional de entonces en YouTube en este enlace.
Disculpen si todo esto les parece un rollo pero son recuerdos grabados en mis neuronas, unos vividos por un servidor y otros sacados de mis informaciones, que he querido relatarles a modo de reconocimiento a una gran artista que me hizo vivir muchos momentos hermosos.
Olga Guillot, querida y admirada, ya descansa y canta en paz.
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