Cuentos sobre homosexuales, de lectura obligada en los colegios de Berlín
A partir de los cinco años, los niños de ese «Land» tendrán una asignatura para aprender la «aceptación de la variedad sexual»
JOSÉ GRAU / MADRID
Un príncipe heredero de un selecto país busca princesa, puesto que le ha llegado la hora de casarse. Su problema es que no le gusta ninguna: ni la de Texas, ni la de Groenlandia, ni la de la India. Le presentan a muchas y todas le decepcionan. Le llega el turno a la princesa Liebegunde, que tampoco es del agrado del príncipe heredero, pero sí su hermano, el príncipe Herrlich. Se celebra una boda por todo lo alto y a partir de ese momento el país queda regido por un rey y un rey.
Los niños berlineses a partir de los cinco años dispondrán de 25 relatos como el de arriba, dentro de una nueva asignatura que algunos periódicos alemanes han llamado ya «Homosexualidad».
En otro cuento se habla de dos padres o de dos madres suecas. Una mujer no puede fecundar a otra, le explican a Stefan, que es homosexual, pero con la fecundación artificial es posible introducir el semen de un hombre en el órgano sexuales de la hembra sin que haya cópula, y así se concibe un hijo.
Y es que «hace muchos, muchos años, la mayoría de las familias que aparecían en los libros se componían de un papá, una mamá, un niño y una niña». Ahora, al parecer, ya no es así y se anima a los chicos a representar como una pantomima la masturbación y el orgasmo. Etcétera.
Esos cuentos ilustrados van dentro de una maletita que es parte de una iniciativa llamada «Autodeterminación y aceptación de la variedad sexual», aprobada por todos los partidos del parlamento regional de Berlín en abril de 2009.
La idea era luchar contra la discriminación de lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales. Pero se pretendía también que los alumnos de Primaria tuvieran contacto con otra imagen de la familia, «más variada», y en la que se incluyeran historias como que el tío Tommy besa a un hombre, Emily tiene dos madres y el cuervo con el plumaje de oro era probablemente transexual.
La homosexualidad «no es contagiosa»
Dentro de la iniciativa, hay también indicaciones para los profesores, para alumnos acosados y para los acosadores («aunque no soportes a una personas, no tienes derecho a herirla», se les dice).
Y para padres. Incluso en lengua turca y en lengua árabe, aquí apelando especialmente al respeto a los homosexuales, de forma singular si son descendencia propia. «La homosexualidad no es contagiosa. Su hijo no se convertirá en un homosexual o en una lesbiana si estudia este asunto», se subraya.
La que ha llevado a la práctica la iniciativa de la consejería de Educación de Berlín ha sido la señora Conny Kempe-Schälicke, quien estos días se defiende ante la prensa alemana con palabras como: «Mostramos todo lo que hoy es realidad». Y añade: «Todo niño ha de encontrar en la maleta su mundo y ningún modelo se ha de minusvalorar u ocultar. Lo cual no se garantiza si los libros escolares presentan familias de la Europa central según el esquema padre-madre-hijo».
Según Kempe-Schälicke, lo único que importa es que el niño tengo «un entorno llego de cariño». Para Kempe-Schälicke, «los niños tienen que reflexionar si no saben exactamente lo que es masculino o femenino, y como jóvenes decirse luego por una identidad sexual, de la misma manera que por una religión».