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Los rebeldes acorralan a Gadafi y toman posiciones en Trípoli
Tropas rebeldes buscan a Gadafi tras caer Trípoli Las tropas rebeldes toman la ciudad en medio de combates que costaron la vida a casi 2.000 personas. La guardia personal abandona al dictador
Combatientes libios rebeldes pasean por la localid de Maia tras avanzar en las afueras de Trípoli.
El régimen de Gadafi y sus 42 años en el poder han llegado a su fin. Los rebeldes ondean sus banderas en la Plaza Verde de la capital y desmontan todos los resortes del poder que manejaba el dictador. El avance de los guerrilleros libertadores fue imparable y se produjo en menos de 24 horas, pero todavía no se han cobrado el trofeo más codiciado: Gadafi permanecía en paradero desconocido. Pero no fueron trofeos menores apresar a dos de sus hijos, sobre todo el carismático y peligroso Saif al Islam (Espada del Islam), que se perfilaba somo sucesor de su padre, y a su hermano Saadi. Pocos después, el mayor de los vástagos del dictador, Mohamed, se entregaba a sus perseguidores.
Gadafi está solo y ya no tiene tiempo para una contraofensiva. Las tropas rebeldes entraron hasta el corazón de la capital libia y tomaron la mayor parte de sus barrios, excepto en el que se encuentra la residencia del dictador. Al cierre de esta edición, miles de personas festejaban en las calles la llegada de los rebeldes, mientras seguían escuchándose disparos.
Además, su guardia personal se rindió. La caída de tres de sus hijos y de la temible guardia personal puede suponer el punto y final en su futuro, ahora más negro que nunca. Por eso no extrañan ya las peticiones de diálogo, nunca vistas en seis meses de conflictos. Compuesta por mercenarios curtidos en las guerras que han destruído parte del continente africano en las dos últimas décadas, la guardia era su principal valedor en el país y sólo rendía obediencia a Gadafi y sus hijos, principalmente Saif.
Al cierre de esta edición, el paradero de Gadafi era una incógnita, aunque un portavoz del dictador lanzaba un último órdago y aseguraba que «Gadafi ni se rinde ni huirá nunca del país». Sin embargo, de forma significativa, portavoces del Departamento de Estados norteamericano pedían a los rebeldes que comenzasen ya a planear «la era postgadafi». Portavoces del Gobierno británico reclamaban a Gadafi que se fuese «para poner fin a tanto sufrimiento».
Avance con la OTAN
Las tropas rebeldes avanzaron con apoyo coordinado de la OTAN y parece que de forma imparable, en medio del clamor popular y los gritos de júbilo y alegría de una buena parte de la población. La entrada en Trípoli les ha costado menos de 24 horas. Portavoces del Ejecutivo de Gadafi cifraban en más de 1.700 los muertos por los combates a lo largo del domingo. Las fuerzas rebeldes han llegado al lugar con el que soñaban desde que el 17 de febrero se alzaron contra Gadafi: Trípoli. Incluso el domingo de madrugada alcanzaban la Plaza Verde, el lugar desde el que Gadafi se dirigía a sus fieles.
Bengasi ha ejercido de capital de la nueva Libia durante demasiado tiempo y es el momento de izar la bandera tricolor en la ciudad más importante del país y auténtico símbolo del régimen. Tan importante como los combates es la complicidad de los civiles; por eso, cuando en la noche del sábado miles de personas se echaron a las calles para mostrar su apoyo a la revolución desafiando a las fuerzas de seguridad del régimen, los rebeldes comprendieron que había llegado el momento de avanzar y empezaron los ataques, que continuaron durante toda la jornada de ayer.
Desde Bengasi los responsables del Consejo Nacional Transitorio informaron poco antes de la medianoche de que había «combates en siete barrios distintos y la base aérea de Mitica está en nuestro poder». Dos de las zonas que primero se levantaron fueron Abu Sita y Souq Al Yumaa, donde ya se habían producido pequeños desórdenes en los momentos iniciales de la revolución. Mientras los opositores combatían a pie de calle, la OTAN seguía con su trabajo de desgaste, y una jornada más volvió a bombardear el cuartel general de Gadafi en Bab Al Aziziya y otras posiciones militares en los alrededores de una capital cercada. Los rebeldes avanzaron una jornada más desde el oeste y dejaron atrás Zawiya para conquistar sin apenas tener que combatir, según la agencia Associated Press, la base militar de la Brigada Jamis, a tan solo veinte kilómetros de la capital. Este es uno de los cuarteles generales de la unidad especial de Jamis, hijo de Gadafi, que hasta el momento era una de las mejor equipadas de las fuerzas leales al régimen. Los rebeldes consiguieron hacerse con un auténtico arsenal.
Como ha sido una constante del régimen en los últimos años, el mensaje duro de Gadafi tuvo una réplica más suave. Horas antes de su captura, su hijo Saif al Islam, que estaba llamado a sucederle como máximo dirigente del país,ofreció una entrevista a la cadena pública de televisión en la que hizo un llamamiento al «diálogo con las fuerzas de la oposición» y reiteró que «de ninguna forma nos rendiremos». Son las dos caras de un régimen al que parece que no le va a funcionar más esta estrategia de lanzar mensajes opuestos para intentar contentar a todas las partes y de esta forma perpetuarse en el poder.
«Tiene las horas o los días contados» El avance rebelde provocó muchas reacciones en todo el mundo. Pero al régimen le costó aceptarlo. Mientras las fuerzas opositoras decían que controlaban puntos estratégicos de Trípoli, el portavoz del Gobierno libio, Musa Ibrahim, anunciaba que «miles de soldados estaban preparados para defender la ciudad» (lo que no ocurrió) y recordaba que «con la ayuda de la OTAN hasta los más cobardes pueden avanzar», aunque después pedía negociar. La Liga Árabe instó a Gadafi a entregar el poder a su pueblo y pidió el cese de los enfrentamientos. Sin embargo, se mostró en contra de la intervención de la OTAN en Libia, por ser una «injerencia extranjera». Todo lo contrario pidió el enviado de los rebeldes en Dubai, que demandó un incremento de la acción militar de la Alianza. Desde Alemania, Angela Merkel recomendó al líder libio dejar el poder «lo antes posible», para evitar un mayor baño de sangre, al igual que EE.UU. y Gran Bretaña.
Un joven celebra, en Bengasi, el avance de las tropas rebeldes sobre Trípoli
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Los rebeldes aseguran tener en su poder a tres hijos de Gadafi
Saif al Islam y Saadi fueron capturados, y Mohamed se entregó a los sublevados
que comenzó como un rumor procedente de los combatientes rebeldes en Trípoli ha sido confirmado horas después por el Consejo Nacional de Transición (CNT), el Gobierno interino insurgente en Bengasi: tres de los hijos de Muamar el Gadafi, Saif al Islam, Saadi y Mohamed, están en poder de las fuerzas sublevadas.
La información oficial sobre las circunstancias del apresamiento de los Gadafi, y de su paradero escasean en estos momentos. Un portavoz del CNT ha declarado durante la madrugada a la cadena árabe Al Yazira que Saif y Saadi habían sido capturados, y que Mohamed se había entregado. "Están en un lugar seguro", dijo el portavoz, sin dar más detalles. Hay sin embargo dudas sobre si Saadi está realmente detenido.
El personaje más valioso de los capturados por los rebeldes en las últimas horas es, sin duda, Saif al Islam, mano derecha del dictador, y en quien su padre había depositado sus esperanzas para que lo sucediera en el poder. Licenciado en la London School of Economics, era el hijo con el perfil más político y fue, en la pasada década, el rostro reformista del régimen. De hecho, sus iniciativas de apertura económica y política rehabilitaron la imagen del Gobierno libio, condenado como un paria en los años ochenta por su apoyo al terrorismo internacional.
Con el respaldo de algunos círculos del poder, Saif impulsó la llegada de la inversión extranjera y facilitó la reinserción de cientos de islamistas encarcelados por su padre en los años noventa. Para diseñar sus programas de reforma convocó a prestigiosos intelectuales y académicos libios. Se da la circunstancia de que la mayoría de ellos se unieron a la rebelión y refuerzan hoy la intelligentsia de las autoridades de transición en Bengasi. Saif, dicen muchos de ellos, estaba siendo utilizado por su padre, que nunca permitiría que las reformas condujeran a un cambio político.
Al principio de la revuelta, algunos círculos rebeldes vieron en Saif al Islam un posible interlocutor. Pero esa eventualidad quedó dinamitada en el momento en el que el hijo de Gadafi salió en televisión amenazando, con el índice en alto, con aplastar la rebelión. El "discurso del dedito", como llaman en Bengasi a aquel episodio, cerró las puertas a una salida política para Saif al Islam. Ahora está reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, junto a su padre y Abdula el Senussi, jefe de inteligencia del régimen. El propio Tribunal ha confirmado esta madrugada la detención de Saif al Islam.
Los otros dos hijos que los rebeldes dicen haber apresado no han tenido mayor relevancia política. Saadi, de 37 años, es conocido por su afición por el fútbol. De hecho jugó en el principal club de Libia, fue presidente de la selección nacional e incluso fichó por el equipo italiano de Perugia. Los libios aseguran que en su carrera siempre pesó más la influencia de su padre que sus cualidades deportivas.
Por lo que respecta a Mohamed, quien supuestamente se ha entregado a las fuerzas rebeldes, es quizás el más discreto de los Gadafi. Es el primogénito, hijo de la primera esposa, y ha vivido volcado en sus negocios.
El dictador tiene además otros descencientes: Mutasim y Jamis, jefes militares y figuras clave en esta guerra; Aisha, abogada y muy cercana a su padre, y Saif el Arab, caído en un bombardeo de la OTAN.
¿Y Muamar el Gadafi? Se especula desde hace tiempo que puede encontrarse fuera de Trípoli. De hecho, sus mensajes al país son siempre grabados por teléfono, con sonido deficiente.
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Barack Obama:
"Gadafi ya no controla Libia"
El presidente de EE UU, Barack Obama, ha hecho pública este lunes, una declaración en la que ha señalado que el régimen de Muamar el Gadafi "muestra signos de colapso" y que el pueblo de Libia está demostrando "que la búsqueda universal de la dignidad y la libertad es mucho más fuerte que el puño de hierro de un dictador".
Obama, que se encuentra de vacaciones, cree que es hora de que Gadafi reconozca que su mandato ha terminado y que debe ceder el poder, porque "ya no controla Libia". En este sentido, la única autoridad "legítima" que Estados Unidos reconoce desde este momento es el Consejo Nacional de Transición, explica el texto, según Reuters y CNN.
El presidente estadounidense ha llamado a que se desarrolle una transición democrática que "respete los derechos" de los ciudadanos libios -en especial los derechos humanos-, en cuyas manos está el futuro del país, ha recordado. Así, Obama a dicho que su Gobierno mantendrá una estrecha coordinación con el Consejo y que trabajará con sus aliados en la comunidad internacional para proteger al pueblo de Libia.
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