Dejar de sentirnos culpables por todo.
A algunas personas les resulta difícil no sentirse culpables casi continuamente. Se consideran responsables de prácticamente todo lo que sucede a su alrededor, incluso si no han tenido nada que ver ello. Incluso aunque comprendan que han actuado como mejor pudieron hacerlo en ese momento, continúan sintiéndose culpables y no son capaces de librarse de este sentimiento, lo cual les consume tiempo, energía y, a la larga, puede llevarles a caer en una depresión si no logran dejar de recordar y recriminarse lo ocurrido.
Cuando esto ocurre, debemos tomarnos tiempo para analizar este sentimiento y poder eliminarlo. Para lograrlo, debemos seguir una serie de pasos.
En primer lugar analizaremos cómo nos sentimos cuando nos sentimos culpables, si estamos tristes, angustiados, todas las emociones que nos invaden.
Después anotaremos en qué situaciones nos sentimos culpables. Recogeremos todas y cada una de ellas, incluso aquellas que, a primera vista, no tienen importancia. De ese modo, podremos analizar cuáles son los momentos en el que la culpa aparece con mayor frecuencia o fuerza.
Deja de sufrir.
Nos pasamos la vida sufriendo. Sufrimos por nosotros y por los demás, por el pasado, el presente y el futuro, hasta que llega un punto en el que convertimos el sufrimiento en una actitud vital. Si no sufrimos, si no nos sentimos agobiados o preocupados por algo, nos sentimos culpables o pensamos que no estamos viviendo de forma correcta. Y seguimos sufriendo, sin ser conscientes del gran coste emocional que ello conlleva ni del hecho de que cada vez nos resulta más difícil encontrar algo positivo en nuestras vidas. Para evitar esto, tenemos que cambiar nuestra actitud ante la vida y dejar de sufrir porque, aunque no lo creamos, ello depende en gran medida de nosotros mismos.
Para dejar de sufrir lo primero que debemos hacer es darnos cuenta de que estamos sufriendo, de la negatividad y el miedo que impregna nuestras vidas, de que prácticamente no esperamos nada de la vida. Una vez que nos demos cuenta de que sufrimos casi por todo, es el momento de decidir que ya no vamos a sufrir más, que vamos a realizar un cambio en nosotros mismos.
Para ello deberemos reenfocar nuestra vida, dándole importancia a las cosas que realmente la tienen y no dándosela a las que no, y somos nosotros quienes decidimos la importancia que tienen cada cosa, persona o actividad dentro de nuestra vida. Preocúpate sólo por las cosas importantes.
Comprométete a ver algo positivo en tu vida cada día. Al principio será difícil, pero poco a poco encontrarás más y más cosas y tu grado de positividad aumentará.
No luches contra los recuerdos. Acepta tu pasado tal y como es, sin martirizarte por ello. Acepta el pasado y vive el presente.
Acepta desafíos. Haz cosas nuevas que siempre hayas querido intentar, sean cuales sean y comienza a disfrutar de todo lo bueno que la vida tiene para ti.