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General: La primera boda gay en España fué en 1901
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 29/11/2011 16:51
 
Marcela y Elisa, casadas en 1901
  
Marcela y Elisa (vestida de hombre), en la foto de su boda
Marcela y Elisa (vestida de hombre), en la foto de su boda
 
Más de 2.000 mujeres lesbianas se han casado en España gracias a la ley de Zapatero de 2005. Pero este avance social tiene un sorprendente precedente: Marcela y Elisa se casaron en A Coruña en 1901. Por la Iglesia. Pero las descubrieron, la justicia las persiguió y la prensa se ensañó con ellas. Una valiente historia feminista recogida ahora en un libro.
 
 
ELPAIS.COMCRISTÓBAL RAMÍREZ
Tras los muchos comentarios y miedos acerca de qué va a suceder con el matrimonio homosexual en España con motivo del triunfo del PP en las elecciones generales, este tipo de enlace por amor ha vuelto a adquirir protagonismo.
Pero no sólo por ello sino también porque se está llevando a cabo un homenaje a la primera boda homosexual que tuvo lugar en España allá por el año 1901.
 
 
Miren  la foto. Dos muchachas serias. Vestidas de negro. No es un entierro. La imagen parece triste, pero es una foto de boda. El triunfo personal de Elisa y Marcela. Se casaron en 1901. Por amor. Porque querían ser libres. Porque sí. La foto no cuenta los palos que les dio la vida. Comienza una historia real que parece novela.
 
–¡Ay, mamá! ¡Si vieses qué amiga más simpática y más buena tengo! Estoy encantada.
 
Un día, Marcela le soltó esto a su madre, y ya nunca se separaría de Elisa. La relación entre las dos chicas fue intensa desde el principio. Sentían la necesidad de estar juntas siempre. A toda costa. La madre de Marcela diría a un periodista: "Yo, que dominaba a mi esposo y que podría dominar a un regimiento con caballos y todo, no pude hacer nada bueno de ella". Marcela y Elisa se fueron a vivir juntas a Dumbría, un pueblecito coruñés a cuya escuela fue destinada la primera. Después de un tiempo, las dos muchachas fingieron pelearse. Era parte de una estrategia: Elisa dijo que no aguantaba más, que se iba; Marcela anunció que se casaría con Mario, un primo de su amiga, y se anticipó a los futuros comentarios:
 
–¡Ay, mamá! ¡Si vieses qué amiga más simpática y más buena tengo! Estoy encantada.
 
Un día, Marcela le soltó esto a su madre, y ya nunca se separaría de Elisa. La relación entre las dos chicas fue intensa desde el principio. Sentían la necesidad de estar juntas siempre. A toda costa. La madre de Marcela diría a un periodista: "Yo, que dominaba a mi esposo y que podría dominar a un regimiento con caballos y todo, no pude hacer nada bueno de ella". Marcela y Elisa se fueron a vivir juntas a Dumbría, un pueblecito coruñés a cuya escuela fue destinada la primera. Después de un tiempo, las dos muchachas fingieron pelearse. Era parte de una estrategia: Elisa dijo que no aguantaba más, que se iba; Marcela anunció que se casaría con Mario, un primo de su amiga, y se anticipó a los futuros comentarios:
 
Y por cosas como ésta, las primeras esposas no son conocidas en España. Gonzalo Canedo, el editor de Libros del Silencio, no tenía ni idea de las dos valientes. Cuando leyó el volumen en gallego, no dudó en traducirlo. "Me sorprendió que todo esto sucediera en una ciudad de provincias como A Coruña. Sí me lo podría haber imaginado en Nueva York o Londres, pero no aquí". Tanto le inspiró la historia que el título inaugurará la colección A contracorriente, en la que Canedo pretende publicar textos narrativos, biográficos o ensayísticos sobre personas que se sentían libres y les cortaron las alas. Por sus ideales sexuales, religiosos o políticos. "Es una defensa de los que han sufrido las injusticias de una sociedad que arremete contra el que haga peligrar su concepto de normalidad", señala Canedo. Quiere que retumbe la voz de los silenciados.
 
Marcela y Elisa fueron pioneras. El 22 de julio de 2005 hubo codazos entre los cámaras de televisión, los fotógrafos y los periodistas en la boda de las primeras mujeres que se casaron por la ley de Zapatero. El acontecimiento tuvo lugar en los juzgados de Mollet del Vallès (Barcelona). Una española y una argentina. Sebastiana y Verónica. Pareja de hecho desde hacía años. Estrenaron la reforma del Código Civil. Eran las primeras mujeres que se unieron en matrimonio en España. Y ninguna se tuvo que travestir porque todo era legal.
 
En julio de 2010 se cumplen cinco años de la entrada en vigor de la ley. Desde 2005 y hasta junio del año pasado se han casado 2.121 mujeres en España (no están disponibles datos más actualizados). El caso de Elisa y Marcela toma nueva vigencia. Refleja la invisibilidad de las lesbianas durante siglos. Hasta que un gobierno las sacó al escaparate social. A ellas y a los gays. Elisa y Marcela se adelantaron a la pareja de Cataluña. También a ellas se les abalanzó la prensa. Pero de otra forma.
 
"Novios de contrabando" fue uno de los titulares más conocidos. O "Asunto ruidoso. Un matrimonio sin hombre". La prensa estaba tras las chicas coruñesas, pero también las autoridades. Las amadas se escaparon a Oporto. Pensaron que en otro país estarían a salvo. Pero la vida les dio un guantazo de los grandes: las arrestaron. Al día siguiente, todo Oporto conocía la historia de la boda de dos mujeres ante Dios. Entre tanto, Mario juraba que era hombre. Sólo quería justificar todo el embrollo. Pero dos médicos la reconocieron y concluyeron que su sexo era femenino. La obligaron a vestirse de mujer. Acababan tres meses de travestismo.
 
Un paréntesis. Quizá usted lo está pensando. Si ya vivían juntas y llevaban una vida de pareja, ¿por qué se empeñaron en casarse y asumir riesgos? Raquel Platero es hoy profesora de Secundaria en Madrid, una de las pocas investigadoras sobre el lesbianismo en España, y adelanta una respuesta: "Hacerse esa pregunta forma parte de un presentismo perverso. Hay que contextualizar las cosas del pasado en su momento. En la historia de las dos muchachas subyace todo un discurso sobre la masculinidad. Elisa se convierte en hombre porque eso refuerza la idea de persona controladora. Ahora nos puede parecer fatal, pero es comprensible porque venimos de una tradición muy machista". Además, recalca Platero, la boda no fue un acto de rebeldía, sino una continuación con los patrones de la época. Casarse en una iglesia significaba estar en sociedad. Ser normales.
 
Aun así, A Coruña, Madrid y Barcelona se llevaron las manos a la cabeza. Los periódicos se vendían como puñados de garbanzos. Algunos medios obviaron el caso y cuestionaron los detalles pornográficos de otros. Incluso la escritora Emilia Pardo Bazán, en La Ilustración Artística, se lamentaba: "¡Cuánto siento que sea tan escabrosa la inaudita novela que estos días se ha divulgado en la prensa!". Los periódicos luchaban por tener los detalles más suculentos. El semanario Nuevo Mundo, que incluía imágenes, vendió 19.000 ejemplares sólo en Madrid en dos días. De los periódicos madrileños, fue El Imparcial el que más espacio le dedicó a la historia, con titulares como "Un folletín en acción. Dos mujeres que se casan". El Heraldo de la Industria fue más allá: "España, país de locos".
 
El pueblo portugués se volcó con Elisa y Marcela. Las consideraban dos desgraciadas. El juez las dejó en libertad, por la presión popular, tras pasar 13 días en prisión. Las amadas continuaron viviendo en Oporto. La historia quedó disuelta en el recuerdo, pero el Día de Reyes de 1902 ocurrió algo que fue más que un tornado: Marcela tuvo una niña de no se sabe quién. El autor del libro sostiene la teoría de que fue otra estrategia: dar más credibilidad al matrimonio con Elisa y tener descendencia. Los periódicos, encantados, volvieron a ocuparse de ellas. Muchos textos eran caricaturas, como refleja este extracto: "Marcela ha tenido una niña de generación espontánea, como las lombrices". Elisa, con su pronto, se enfrentó a un periodista:
 
–¿Es cosa del otro mundo que nazca un niño o una niña? No hay nada más natural: ¡una mujer tiene un hijo! (…) ¡No somos dos criminales!
 
La desesperación. Y, aun así, siguieron adelante con su vida. Raquel Platero cree que existen más casos de lesbianas que nunca se escondieron a pesar de los tiempos opresivos. "Esta historia la conocemos porque hay fallos en el plan trazado", arguye. "No sabemos nada de las historias de éxito porque salieron bien". Platero no cree que ausencia de información significa inexistencia. Ella ha investigado sobre el lesbianismo en el franquismo. "Casi todos los libros dicen que fue inconcebible en esta época. Lo que era pecado, también era delito y enfermedad. Una tríada. La mujer era un ser infantil y tutelado. Pero empiezas a escarbar en la historia y ves que no es así".
 
No es así porque ha descubierto que, aunque la ley de vagos y maleantes era férrea, las mujeres lesbianas se las apañaban para sortear la represión. Estaban las mujeres que vendían aguardiente en el Retiro y mantenían relaciones sexuales entre ellas. Estaban las salas de matrimonios en las cárceles femeninas para aquellas que tenían pareja. Estaban las pandillas de lesbianas barcelonesas que quedaban para ir de cámping y se reconocían al preguntarse si eran libreras o del asunto. Y de todo esto poco se sabe. Platero se queja de que el lesbianismo prácticamente no se ha investigado en España.
 
Elisa y Marcela están esperando su final. Sigue así: cansadas de pasarlas canutas, decidieron partir a Buenos Aires, como miles de gallegos, en 1902. A ver si las dejaban en paz. Trabajaron un tiempo como criadas, pero no podían verse todo lo que deseaban. Había que hacer algo: Elisa se casó con un anciano al que no le quedaban muchos años de vida. La idea era no trabajar para poder estar más tiempo con Marcela y volver con ella cuando enviudara del viejo. Pero éste se enteró de todo. Y montó en cólera. Y las denunció. La prensa bonaerense apenas se ocupó del caso, quién sabe por qué. La pista de las enamoradas invencibles y libertarias se perdió de repente. No se sabe si fueron felices o se pasaron la vida huyendo.
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 29/11/2011 16:53
 
Artistas recrean la primera boda homosexual 110 años después
La muestra recuerda a las dos mujeres que se casaron en 1901
  

 
ELPAÍS.COMPor PAOLA OBELLEIRO - A Coruña -
Isabel Coixet ya trabaja en llevar a la gran pantalla el relato de Marcela y Elisa, las dos coruñesas que sacudieron los cimientos de la conservadora sociedad de principios del siglo XX al osar casarse por la Iglesia. La increíble historia de este primer matrimonio homosexual, celebrado más de un siglo antes de existir en España una ley que permite a dos personas del mismo sexo casarse, es también estos días objeto de una interesante exposición en la Normal, el espacio cultural de la Universidade da Coruña. Una muestra concebida como una interpretación contemporánea, a través de obras de una veintena de artistas, de la historia de amor prohibido entre dos mujeres.
 
Su rastro se perdió en 1902 en Buenos Aires. Nada se sabe sobre qué fue de Marcela y Elisa. Ni de la hija que tuvieron en Oporto, primer destino del exilio forzado de la pareja tras saltar a los titulares su azaña. Marcela, de hecho, ya estaba embarazada cuando el 8 de junio de 1901, en la céntrica Iglesia de San Jorge de A Coruña contrajo matrimonio con un supuesto Mario que no era otro que Elisa, disfrazada de hombre.
 
Tras la boda, poco les duró la vida tranquila y anónima que ansiaban seguir en Dumbría, la pequeña localidad de A Costa da Morte donde Elisa era maestra de escuela. Al saltar a los titulares el escándalo, las dos mujeres huyeron a Oporto, donde llegaron a ser arrestadas. Pero fue la presión popular la que permitió que recobraran la libertad. El nacimiento de una niña les obligó a huir de nuevo. Cruzaron el Atlántico y en Buenos Aires se les perdió la pista.
 
El relato fue reconstruido, tras 15 años de pesquisas, en un libro por el catedrático Narciso de Gabriel, actual decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de A Coruña. Es el embrión de la exposición reivindicativa que con motivo del festival A Coruña Visible se puede visitar hasta el 31 de enero en el nuevo espacio cultural de la universidad coruñesa. Pero esta no es una muestra al uso. El rescate de la historia de Marcela y Elisa se traza a través de la interpretación artística de una veintena de autores, entre ellos Manuel Rivas, Antía Otero, Toño Chouza o Suso Montero.
 
Aparte de documentos, algunos insólitos como una fotografía publicada en la prensa lusa de Elisa durante su estancia entre rejas en Oporto, y recreaciones del estilo de vida de principios de siglo en una pequeña ciudad de provincias como era A Coruña, los organizadores de la exposición intentaron reforzar el carácter reivindicativo de una historia insólita y vanguardista. Talleres y charlas se celebrarán como complemento.
 


 
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