La prensa independiente es el futuro
Por Frank Correa / LA HABANA, Cuba
Los regímenes totalitarios se sostienen con la represión y el poder de los medios informativos, que controlan. Como sus resultados económicos y políticos son casi siempre fatídicos, el periodismo que permiten es parcializado, sin libertad ni objetividad, y responde a sus intereses propagandísticos.
Por eso en los noticieros de Cuba todo tiene un marcado acento optimista. Se resaltan sobre cumplimientos de planes de producción y servicios, parece que los problemas siempre van a resolverse pronto, y las únicas situaciones graves que se ventilan son internacionales. Donde único hay verdaderos problemas es fuera de Cuba; ver nuestros noticieros o leer la prensa cubana da la impresión de que el mundo está a punto de desaparecer porque no tiene un sistema socialista como el nuestro.
Hace algún tiempo, el Presidente Raúl Castro, dándoselas de aperturista, criticó a la prensa por considerarla “insulsa”; pero los periodistas no pueden hacer otra cosa que aupar al gobierno con su estilo triunfalista. Abstenerse de criticar los problemas y obviar los temas problemáticos es su patente de corso en la radio, la televisión y la prensa escrita. El único modo que tienen de mantener sus trabajos y sus prebendas.
Uno de los problemas que afronta Cuba es la indiferencia de sus periodistas ante los graves problemas del país. Muchos de esos problemas se resolverían si la prensa fuera independiente, en vez de estar completamente estatizada y servir de caja de resonancia al gobierno, lo cual constituye su principal función.
Quien desee descubrir, entender y resolver de verdad el extenso listado de problemas que agobian nuestro país, solo tiene que seguir el rastro a la prensa independiente, compuesta por hombres y mujeres que informan y enfocan sin tapujos todo lo que la prensa oficial calla. Personas de los más variados orígenes y tendencias; analistas políticos, economistas que analizan los problemas de nuestra economía, juristas que defienden los derechos del ciudadano, reporteros que informan sobre arrestos, actos de repudio, hostigamientos, interrogatorios ilegales, suicidios, derrumbes, la pereza de los funcionarios estatales, violaciones a la Constitución, falta de electricidad, de agua, asesinatos. Ensayistas y críticos de arte que monitorean el mundo cultural y artístico. Resaltan también las crónicas costumbristas, en las cuales se describe cómo vive la población, y que, en conjunto, constituyen un fresco que muestra la vida del país, que servirá también para que se recuerde mañana el empobrecimiento espiritual y la pérdida de valores y tradiciones en que la dictadura ha sumido a nuestra nación.
Con el propósito de desacreditarlos ante la opinión pública, el gobierno tilda a los periodistas independientes de ‘mercenarios’ al servicio de una potencia extranjera; frecuentemente remarca que no son periodistas ni independientes, y que sus informaciones son falseadas. Paradójicamente es frecuente que las autoridades reaccionen ante informaciones o artículos aparecidos en la prensa independiente, enviando funcionarios a verificar si son ciertas o tomando medidas para subsanar los problemas divulgados.
Hace poco llegó a la cuadra donde vivo un individuo que traía la misión de verificar una noticia publicada días antes en Cubanet, sobre un pozo que la Empresa Municipal de Servicios Comunales de Playa demoró 8 años en abrir, y sobre una zanja que habían dejado abierta en la calle y representaba un peligro.
Informé al hombre que, efectivamente, la noticia era cierta, y él lo estaba comprobando, porque por poco se mata cuando llegó al barrio en bicicleta y encontró la zanja en su camino, la misma sobre la que se informó, y en la que ya habían caído varias personas antes que él. Le conté que, luego de 8 años de espera, la empresa de comunales vino a abrir el pozo de una vecina de la cuadra que tenía la fosa desbordada, pero los trabajadores rompieron la cañería central y el barrio estuvo sin agua dos semanas hasta que vino la Empresa Aguas de La Habana, encargada de la reparación.
Luego de arreglada la cañería, los de Aguas de La Habana dijeron que era otra empresa la que se encargaría de tapar la zanja que abrieron para el trabajo. Tal vez los vecinos tengan que esperar 8 años para que la ‘otra empresa’ venga a tapar la zanja. Le dije que la burocracia estaba matando al país. Que si no prestaban atención a los periodistas independientes, este barco se iba a pique.