Mariela: mucha lengua y poco seso
Se cuenta que en la Antiguedad el dueño de Esopo le ordenó cocinar el mejor plato de la región. Así lo hizo el esclavo y, al concluir el banquete, el amo preguntó: “¿Qué fue eso tan exquisito que cocinaste?”. A lo que Esopo respondería: “Lengua”. Entonces el señor le ordenó que cocinara el peor plato. Y luego, ante la misma pregunta, Esopo respondió otra vez: “Lengua”.
En efecto, la lengua es una de las mejores y de las peores cosas que poseemos los seres humanos. Todo depende de cómo sea usada.
Muchas personas olvidan enchufar el cerebro antes de poner a funcionar la lengua. Y luego, cuando intentan retractarse de lo que su lengua dijo, es demasiado tarde.
Tal es el caso de la doctora Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), quien parece haber heredado de su tío la costumbre de hablar mucho con el fin de decir poco.
A Mariela le tientan sobre todo los micrófonos internacionales. Mediante ellos suele hablar de una Cuba “libre de prohibiciones, libre de arbitrariedades y maltratos, libre de violaciones de derechos por motivos ideológicos, políticos, religiosos, de raza o de orientación sexual”. En fin, un país que sólo existe en su imaginación, o en su simulación.
Por dejar que su lengua hablara antes de enchufarla al cerebro, Mariela escupió en Twitter palabras irrespetuosas y vulgares contra Yoani Sánchez. Dijo ante los micrófonos en Amsterdam que admiraba la forma en que las prostitutas de los Países Bajos ejercen su profesión. Y no sólo eso, también admitió que hay prostitución y tráfico de drogas en Cuba, para luego gritar que “habían malinterpretado sus palabras”.
La doctora Mariela Castro dijo en una entrevista, concedida en el año 2003 a la revista Alma Mater, que: “nuestras leyes deben reconocer y reflejar la diversidad, no solo sexual, sino cultural en general ya que… la Revolución cubana se ha hecho con la participación de todas y todos los cubanos”. Sin embargo, se empeña en desconocer, desvalorizar y satanizar todo proyecto o criterio que difiera del oficial.
Ha dicho igualmente que “las y los homosexuales deberían participar más en los distintos espacios de discusión sociales y políticos que existen en Cuba, a pesar de los prejuicios, para dar a conocer su verdad, sus legítimas necesidades de igualdad… con el fin de aportar argumentos que sirvan para instituir los cambios que sean necesarios en la sociedad”. Sin embargo, en la práctica, la realidad es otra.
Mariela Castro no solo descalifica la labor de proyectos como el Observatorio Cubano de los Derechos LGBT (OBCUD LGBT), sino que se ha propuesto desacreditar y difamar cualquier proyecto alternativo que no salga de CENESEX.
Esta señora se niega a dialogar con verdaderos activistas LGBT (la mayoria de los “activistas” de CENESEX que participan en eventos internacionales, son trabajadores de esta institución que ni siquiera son lesbianas, gays, bisexuales o transgéneros). Se niega a darles la oportunidad de aportar argumentos distintos a los de la oficialidad y de participar en eventos nacionales e internacionales tendientes a mejorar la calidad de vida de las lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.
Tengo la certeza de que la doctora Mariela Castro podrá seguir engañando a algunas personas por un tiempo, pero no engañará a mucha gente durante todo el tiempo. En cualquier caso, en vez de hablar tanto, le convendría reflexionar un poco en torno a por qué tantas personas LGBT se han alejado del CENESEX.