¿Dónde están los juguetes en el Día de Reyes?
Los padres dentro de sus limitadas posibilidades, se enfocan en que sus hijos tengan algo en la mesa para comer, o que por lo menos les calme el hambre. Porque en Cuba los niños comen o se visten o disfrutan de juguetes, pero no las tres cosas juntas.
Por Gricel González / martinoticias.com
A pesar de las dificultades un grupo de mujeres en Cuba cumplirán el propósito del 6 de enero, Día de los Reyes Magos. “Este año la fiesta tiene algo peculiar. En años anteriores Laura Pollán siempre hizo fiestas de los niños en su casa, la sede de las Damas de Blanco para todos los hijos de los presos políticos,” explica la activista de derechos humanos Katia Sonia Medina.
Esta vez Katia se une a Laurita, la hija de Laura Pollán porque las carencias económicas no le permiten enfrentar los gastos sola. "Cada año yo la celebro en mi casa por parte de mi biblioteca independiente. Este año nos uniremos en mi casa en homenaje a Laura Pollán y están invitadas todas las mujeres que los domingos marchan por la Quinta Avenida quienes vendrán con sus hijos, cuenta Katia Sonia.
En un barrio de edificios despintados, un sitio que no ofrece como diversión más que la capacidad de imaginar, un grupo de niños tratan de armar una portería con retazos de madera y piedras en medio de la calle. Es el ingenio de los pequeños o las ganas de tener con qué jugar. Una y otra vez tratan de aguantar los palos con piedras, pero solo logran sostenerse por unos segundos y se derrumban ante los ojos infantiles. Sus deseos de jugar fútbol también se derrumban.
Katia Sonia, madre cubana residente en La Habana dice: “Mis niñas desde que tienen dos años de edad me están pidiendo un coche para pasear unas muñecas y aquí no te venden el coche. Entonces en los lugares donde los sacan, en las tiendas recaudadoras de divisas, un coche te puede costar 20 o 30 CUC, que a ninguna madre le pagan eso. A mí, por mi postura contestataria no me permiten trabajar, soy persona no confiable. Entonces, imagínate qué difícil poder yo complacerlas a ellas dos con lo que desean.'
Esa es la realidad que enfrentan los padres cubanos que no tienen los medios para continuar la tradición del Día de Reyes y obsequiar juguetes a sus hijos.
Lo que más abunda en estos momentos, según Katia Sonia, son juguetes sencillos como paquetes de bolas, pelotas pequeñas, una pistolita, en fin, juguetes muy pequeños y de mala calidad. Ella explica que “los venden por un 1 CUC, lo que equivale a 25 pesos en moneda nacional”.
“Yo creo que ellos compran los contenedores por un dólar y nos venden a nosotros cada artículo en un dólar, porque es bien, bien mala la calidad,” señaló Katia Sonia.
Una muñeca puede costar desde 23 CUC hasta 40 CUC o más, “entre más cara mejor es su calidad y desgraciadamente es la que más le gusta a los niños”. Por ejemplo, el precio de un coche oscila entre 20 o 25 CUC, "cuando aparecen porque en estos momentos escasean."
También se encuentran juegos didácticos para niños más grandes, pero tienen un costo de 18, 23, 43 CUC o más.
Las gemelas de Katia Sonia tienen ocho años de edad; en unos cuantos más ya serán adultas y es posible que su sueño no se materialice, porque en Cuba los niños dicen adiós a las ilusiones infantiles bien temprano.
“Muy frustrada me he sentido en muchas oportunidades, muchísimas -confiesa la madre - porque no he podido darle realmente lo que ellas desean, como niñas que son y no saben lo que es la doble moneda; de que si hay o no hay. Eso es difícil y uno se siente mal."
“Yo por mi parte, como madre, desde que ellas nacieron les he ido inculcando que aquí ellas no pueden tener todo lo que desean y que no pueden llorar ante una cosa que yo no pueda comprarles. Las he enseñado a ser conformes y ya ellas me dicen: si me lo puedes comprar. Me duele porque es como que maduran antes de tiempo.”
“Yo veo una muñeca linda y me pongo tan niña como ellas." Con un tono triste Katia Sonia dice que ha sentido las ganas de llorar y “lo he hecho sin que ellas me vean”.
Explica que una muñeca en una tienda recaudadora de divisa puede costar de 23 a 26 CUC (moneda convertible), “si son dos niñas vienen saliéndome en más de 50 CUC entonces no puedo, no puedo porque o visten y comen o les compro la muñeca”.
Los padres dentro de sus limitadas posibilidades, se enfocan en que sus hijos tengan algo en la mesa para comer, o que por lo menos les calme el hambre. Porque en Cuba los niños comen o se visten o disfrutan de juguetes, pero no las tres cosas juntas.
Yesmi Elena Mena, vecina de Villa Clara, dice que el gobierno cubano está ubicando juguetes en tiendas en moneda nacional, pero igualan el precio a las tiendas por divisa, lo que resulta ser el mismo costo con diferente imagen.
Una muñeca tiene un precio de 70 u 80 pesos cubanos, un costo muy alto para el salario de los padres cubanos, que oscila entre 250 y 300 pesos en moneda nacional, eso no llega ni a los 15 CUC al mes.
Una alternativa socorrida tanto en las casas como en círculos infantiles y escuelas son los juguetes artesanales hechos de madera, tela, latas de refresco, y cualquier tipo de materia recuperada.
Cuando triunfó la revolución, el gobierno cubano racionalizó, al igual que todo lo demás, los juguetes. ¿Qué padre cubano no recuerda la agonía en las colas para comprarle un juguete a sus niños, que miraban embelesados a través de las vidrieras, deseando que cuando fuera su turno no se hubieran acabado?
Los juguetes se clasificaban como básicos, no básicos y adicionales, lo que quería decir que solo podía adquirirse un juguete por cada una de estas categorías. Los primeros en llegar tenían la suerte de llevarse los mejores juguetes, en ocasiones los últimos ni siquiera alcanzaban 'el básico'.
En Cuba ya no se hacen cartas pidiendo los juguetes deseados, no existe la visita de los tres Reyes Magos, ni la ilusión de que Santa Clause traerá juguetes, porque el régimen decidió que hay guerras importantes que librar, decidió que los pequeños deben aprender pronto a resistir vicisitudes. Su ley dicta que este no es tiempo de fantasías.
Pero en su inocencia infantil, ajenos de alguna manera a la realidad, disfrutan su niñez bailando trompo en las calles llenas de baches, tirándose loma abajo en 'una chivichana' o carretilla de madera, o haciendo música con un palo y una olla tiznada.
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