“Cuando cierro mis ojos es cuando mejor veo. Todo el día mirando, cosas sin ningún mérito. Pero al estar dormido, en mis sueños te miran, y oscuramente brillan, guiando mis tinieblas.
Tú, cuya sombra vuelve, brillante la penumbra. ¡Cómo tu sombra haría un feliz espectáculo, para el brillante día al ser tu luz más clara, cuándo para ojos ciegos así brilla tu sombra!
¡Cuánto podría, digo, bendecir a mis ojos, al poder contemplarte a plena luz del día, cuándo en la noche muerta, tu incierta y bella sombra, en el pesado sueño, te ven mis ojos ciegos!
Los días son cual noches, para mí, hasta no verte, y las noches son días, cuando en sueños te veo.