Poder político Cuba:
El Consejo de Ancianos y los 'cuadros'
El poder político en las manos de ancianos
Por Roberto Alvarez-Quinones
Una de las mayores ironías que presenta el régimen de los hermanos Castro es que habla constantemente de la "política de cuadros" para que los más capaces sean los que dirijan la economía, el gobierno y el Partido Comunista (PCC), pero el país tiene los mismos gobernantes desde hace 53 años y las restantes posiciones clave del poder político son ocupadas hace medio siglo por los mismos jerarcas, que se intercambian los cargos de vez en cuando.
Es por eso que el de Cuba es por amplio margen el gobierno con mayor edad promedio en el mundo, al punto de que constituye un verdadero Consejo de Ancianos.
Cuando en el VI congreso del PCC, en abril pasado, se esperaba que fueran promovidos "cuadros" más jóvenes a las máximas instancias del poder político, Raúl Castro se apareció con el nombramiento o ratificación de varios octogenarios y septuagenarios, todos íntimos amigos suyos, y encima regañó a la militancia partidista por no haber sabido preparar debidamente al "relevo de la revolución".
Ningún delegado se atrevió a preguntarle tímidamente al nuevo dictador y general de ejército si no había alguien más joven que su gran amigo "Machadito" -José R. Machado Ventura--, quien va a cumplir 82 años, para asumir el cargo de Segundo Secretario del PCC, constitucionalmente el segundo más importante del país.
Y obviamente no era de esperar que el general Castro dijese por lo claro que la "política de cuadros" atañe únicamente al segmento plebeyo de la sociedad y no al patriciado castrista.
Porque todos los cubanos saben que la tan machacada "política de cuadros" fue diseñada para el nombramiento de cargos sin mayor importancia estatal, política, económica, cultural, científica o deportiva, tales como jefes de departamentos o de secciones, jefes de personal o de almacén, administradores de "bodegas", etc.
Para acceder a los cargos de dirección realmente importantes en el Estado, el gobierno, la economía, el PCC, etc. de nada sirve tener talento, conocimientos, superarse y estudiar con afán, trabajar con la mayor eficiencia y estar formándose como "cuadro" durante décadas. Lo que cuenta ante todo es la lealtad incondicional, ciega y acrítica, a los hermanos Castro. Si no hay mucho talento, capacidad o conocimientos suficientes, eso no importa demasiado.
La formación de "cuadros" de que tanto se habla en la isla sólo opera en las ligas menores. Llegar a las Grandes Ligas del poder castrista es harto difícil. Como no hay elecciones democráticas de ningún tipo todo depende del compadreo, la adulonería, tener buenos contactos "arriba", ser familiar, amigo, o caerle bien a un jerarca de la nomenklatura, o un general.
Octogenarios y septuagenarios
Por eso la cúpula política cubana es la más anciana de la Tierra. Los cuatro hombres más poderosos del país tienen 80 años o más. Si tenemos en cuenta el año en que nacieron y no el mes de 2012 de su cumpleaños , vemos que Raúl Castro tiene 81 años y su hermano Fidel, 86; el segundo secretario del PCC y primer vicepresidente del país, José Machado Ventura (82); y el comandante de la Revolución Ramiro Valdés (80). El cuarteto super exclusivo , pues, tiene 82.2 años de edad promedio.
De los otros seis hombres que integran la cúspide del poder en Cuba, cuatro son septuagenarios: el general Abelardo Colomé (73 años), ministro del Interior ; general Leopoldo Cintra Frías (71), ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; general Carlos Fernández Gondín (73), viceministro primero del Interior, a cargo de la Seguridad del Estado y la represión; y el general Ramón Espinosa (73), viceministro primero de las FAR; así como el general Alvaro López Miera (69) , jefe del Estado Mayor de las FAR. El coronel de inteligencia Marino Murillo, vicepresidente del gobierno a cargo de la "actualización del modelo socialista", con 51 años, es el Benjamín del grupo.
Esta "creme de la creme" de los 10 jerarcas máximos del país -cinco de ellos generales de tres estrellas-- tiene un promedio de edad de 74 años. Su poder real de decisión está de hecho por encima del Consejo de Estado, el Consejo de Ministros, e incluso del Buró Político (BP) del Partido Comunista, que según la Constitución socialista es la máxima instancia de poder político en Cuba.
Por debajo de la decena cúspide de la nación hay otra reducida casta, que aunque en una escala jerárquica inferior completa la élite castrista que lo controla todo, con una edad promedio de 73 años.
Son ellos Ricardo Alarcón (75 años), presidente del parlamento; el general Ulises Rosales (70), uno de los mejores amigos de Raúl Castro y vicepresidente del gobierno; José R. Fernández (89), vicepresidente del gobierno a cargo de la Educación y los Deportes; el otro comandante de la Revolución, Guillermo García (84); Esteban Lazo (68), vicepresidente del Consejo de Estado, a cargo de varias ramas del gobierno; y el coronel Luis Alberto Rodríguez López-Callejas (52), yerno de Raúl Castro, quien dirige el imperio económico y empresarial de las Fuerzas Armadas y controla sectores claves de la economía nacional.
Como si fuera poco, la edad promedio de los 7 vicepresidentes del gobierno es de 73.4 años. Tres de ellos tienen 80 años o más, incluyendo uno a punto de cumplir los 90 años, el ya citado José R. Fernández, nacido en 1923, y quien es vicepresidente desde 1978. Otros dos vicepresidentes son septuagenarios, y solo dos tienen menos de 70 años.
No hay en todo el mundo ni un gobierno más anciano, ni un vicepresidente que lleve en el cargo 34 años consecutivos. Lo irónico es que hasta los años 80 en Cuba se burlaban de los "vejestorios" que integraban la cúpula gubernamental y partidista de la Unión Soviética y de Europa del Este, China, Vietnam, Mongolia y Corea del Norte.
Fui testigo presencial, en dos ocasiones, de cómo Fidel Castro hacía chistes en privado sobre el "asilo de ancianos" soviético y el chino. El comandante decía que era increíble cómo la dirigencia política de Moscú era un coto cerrado al que no tenían acceso "cuadros más jóvenes".
Pasó el tiempo, la URSS desapareció, y ahora los Castro son ellos mismos muy ancianos y dirigen un asilo mucho más viejo que aquel soviético del que se burlaban. Y, por cierto, mucho más cerrado y exclusivo que aquel Consejo de Ancianos que gobernaba en la Atenas antigua, o la Gerusía de Esparta.
Si 2,500 años después de la Grecia clásica hoy gobierna en Cuba una gerontocracia elitista es que estamos en presencia, no de una aberrante reminiscencia histórica, sino de una dictadura afincada en un sistema político antítesis de la democracia ateniense, en el que sus dirigentes se enquistan en el poder hasta que la muerte los separa del cargo.
Cuando Raúl Castro habla de la "política de cuadros" o del "relevo de la revolución" no se le puede tomar en serio. Diría que le falta el respeto al pueblo cubano.
Roberto Alvarez Quinones -http://noticias.aollatino.com/