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General: Ex presos políticos cubanos viven pesadilla en España
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 17/04/2012 17:32
 
Ex presos políticos cubanos
en España viven pesadilla
 
   Foto de una concentración de presos cubanos llegados a España, que se reunieron en Madrid para denunciar sus pésimas condiciones a principios de abril.
 
Juan O. Tamayo
Bárbara Dueñas dice que esperaba una mejor vida en España después que Cuba liberó a su esposo, el preso político Marcelo Cano, y ella, él y sus dos hijos volaron a Madrid hace dos años.
 
Sin embargo, desempleados y deprimidos, Dueñas y Cano ingresaron brevemente el año pasado en una clínica psiquiátrica. Ahora ella quiere regresar a Cuba, pero el gobierno de La Habana no se los permite y los hijos no quieren volver.
 
Presentado inicialmente como un generoso esfuerzo del gobierno español para asistir a 115 presos políticos recién liberados por La Habana y 647 de sus familiares, el tema de los cubanos viviendo ahora en España se ha convertido en día en un dolor de cabeza tanto para los inmigrantes como los funcionarios de Madrid.
 
Muchos de los beneficios para inmigrantes que recibían los cubanos han terminado. La mayoría de los cubanos están sin trabajo, unos cuantos no tienen dónde vivir y al menos un hijo de uno de ellos dejó la escuela porque la familia no puede pagar el transporte.
 
Unos 25 cubanos se encuentran ahora acampando frente al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, y 10 de ellos han declarado huelgas de hambre para demandar un mejor tratamiento, afirmó Julio César Gálvez, un periodista disidente que fue encarcelado en el 2003 y enviado a Madrid en el 2010.
 
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, indicó el miércoles que el gobierno proveerá a los cubanos empleos y otros beneficios, aunque España enfrenta actualmente una feroz recesión económica y un desempleo de un 23 por ciento.
 
La promesa llegó demasiado tarde para el ex preso político Alberto Santiago du Bouchet, de 52 años, quien se suicidó hace dos semanas en Islas Canarias, España. Parientes dijeron que estaba descorazonado con su falta de un trabajo desde que llegó en abril del pasado año.
 
Los ex presos políticos y sus parientes comenzaron a volar hacia España después que el cardenal cubano Jaime Ortega anunció que La Habana había acordado liberar a todos los disidentes. España estuvo de acuerdo en recibir a todos los presos y sus parientes que desearan dejar la isla.
 
Pero la decisión de Cuba de liberar primero a los que estuvieran de acuerdo en irse a España puso presión sobre los presos y sus parientes –incluso los que no deseaban realmente dejar la isla– para que aceptaran el exilio en el extranjero.
 
El primer grupo voló a Madrid el 12 de julio del 2010. El último de los 12 disidentes encarcelados que se negó a salir al exilio no fue liberado sino hasta la primavera del 2011.
 
Dueñas dijo que ella y Cano inicialmente no querían salir. Pero él había estado en prisión por casi ocho años y ella tenía un disco herniado, lo que le hacía extremadamente doloroso cargar las bolsas de comida que le llevaba durante las visitas a prisión.
 
“Yo lo que quería es el que saliera, porque no lo podía ver más en prisión”, declaró telefónicamente Dueñas a El Nuevo Herald desde España. “Entonces al fin decidimos salir, pero sin mucho entusiasmo, para España”.
 
El gobierno español prometió muchos beneficios a los que llegaron, incluyendo hasta 18 meses de apoyo financiero y permisos rápidos de trabajo. Lo más importante, también prometió validar sus títulos universitarios para que pudieran trabajar en sus propios campos.
 
Pocas de las promesas se cumplieron, de acuerdo con los cubanos.
 
Dueñas y Cano, además de su hija Gabriela, de 12 años; y el hijo Héctor, de 22 años, llegaron en agosto del 2010 y fueron asentados en Tarragona, una ciudad mediterránea de 100,000 habitantes. “Ellos simplemente nos abandonaron”, comentó Dueñas, de 40 años.
 
Ninguno de los adultos en su familia encontró un empleo, afirmó Dueñas. Gálvez dijo que recibió un permiso de trabajo sólo un año después de que llegó y tuvo 22 entrevistas de trabajo, ninguna de ellas exitosa, porque tiene 68 años de edad.
 
Cano, de 45 años, es médico y su esposa enseñó estadísticas en la Universidad de Cienfuegos, en el centro de Cuba, pero ninguno ha podido revalidar sus títulos. Gálvez aseguró que muchos de los cubanos no han logrado revalidar ni siquiera su título de enseñanza secundaria.
 
Estresados por su situación, Cano y Dueñas entraron en una clínica psiquiátrica en enero del 2011, él por una semana, ella por 15 días. Cano se separó de ella más tarde ese mes, agregó su esposa. No pudo ser contactado para obtener sus comentarios.
 
Dueñas dijo que después de que su ayuda del gobierno se terminó el 19 de febrero, no ha podido comprar las medicinas prescritas para los nervios o pagar la renta, aunque el dueño de su apartamento no la ha desalojado. Otras familias han sido desalojadas y han tenido que ir a vivir a pequeños apartamentos con otros cubanos.
 
Gálvez aseguró que su hijo de 7 años dejó de ir esta semana a la escuela porque su familia no podía hacer frente a sus pasajes del metro. Dueñas apuntó que Gabriela, aparentemente deprimida, se niega a ir a la escuela.
 
La suegra de Gálvez murió la semana pasada, pero su cadáver se mantiene en una morgue en Madrid porque la familia no tiene los $1,200 para pagar por la cremación, indicó Gálvez a El Nuevo Herald en una entrevista telefónica.
 
Dueñas agregó que ella quiere regresar a Cuba y destaca que funcionarios españoles anunciaron en el 2010 que las autoridades cubanas le prometieron a cualquier prisionero o pariente que fuera a España que se les permitiría regresar si cambiaban de idea.
 
Pero los diplomáticos cubanos en España no han respondido a sus muchas solicitudes desde noviembre para obtener un permiso que les permita a ella y Gabriela regresar a la isla, según Dueñas. En cualquier caso, ninguno de sus hijos desea realmente regresar, reconoció.
 
A unos 23 de los ex presos que fueron a España y algunos de sus parientes se les permitió posteriormente trasladarse a Estados Unidos, aparentemente porque se les consideraba como refugiados políticos o tenían parientes en ese país.
 
Dueñas dijo que ella y los niños también querían mudarse a EEUU. Pero Cano no lo quería, y sin él, no cumplen los requisitos para entrar en EEUU. Orlando Fundora, un dirigente de los inmigrantes cubanos, declaró a reporteros que casi todos los cubanos que llegaron a España como parte del grupo de los ex prisioneros políticos quieren trasladarse a EEUU.
 
“Sólo les pido que hagan todo lo posible por ayudarnos y sacarnos de este país”, escribió Dueñas en un correo electrónico a El Nuevo Herald. “No me importa para donde nos lleven. Sólo queremos un poco de paz y donde poder trabajar”.


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 17/04/2012 17:35
 
Una triste lección
 
 
CubaNet NoticiasPor José Hugo Fernández
Después de muchos años de ejercicio periodístico al margen de las estructuras y los medios oficiales (lo que en Cuba significa al margen de la ley), uno pudo haber acumulado demasiadas dudas, tantas como en otra profesión cualquiera. Pero al menos una cosa sí tenemos clara: no es verdad que siempre decimos (ni siquiera que debamos decir) todo lo que pensamos, o lo que ven nuestros ojos y lo que escuchan nuestros oídos. Sencillamente porque las convicciones morales, así como ciertos mandatos del espíritu, priman, por suerte, sobre la política.
 
Si en una sociedad de abierta democracia la función de un informador es decirlo todo, mantener alerta a la opinión pública, para que nadie viole impunemente la ley y no sea agredido el bien común, dentro de un sistema totalitario no queda otro remedio que cambiar las normas, pues cambiaron sus condicionantes: tanto la ley como el bien común han sido secuestrados por la dictadura.
 
No son pocas las ocasiones en las que uno se ve obligado (moralmente, que es el único tipo de obligación a la que debemos obediencia) a no verter una opinión, o a no divulgar un suceso o un comportamiento que podrían dar trigo informativo.
 
Yo, en particular, lo hago, sin el más mínimo remordimiento. No me interesa ser un buen informador, si para ello debo facilitarles la coartada a los cómplices internacionales del régimen, y menos aún a costa de hacerle el juego a la policía, facilitándole las pesquisas que forman parte de sus métodos represivos.
 
Este largo introito obedece a la impresión que me ha causado la triste noticia del suicidio, en España, del disidente y expatriado cubano Santiago Du Bouchet.
 
El hombre estaba desesperado. Tanto quizá como lo está la mayoría de los desterrados que llegaron hace poco a España, desde las cárceles cubanas, gracias a una pícara operación de “limpieza” política, para la cual el régimen contó con la confabulación del canciller de aquel país y de la Iglesia Católica nacional.
 
Creo que en el momento en que se produjo tan lastimosa maniobra, nadie o casi nadie dijo todo lo que debió ser dicho al respecto, en los medios disidentes. Muy poco se habló, por ejemplo, de la ingenuidad con que muchos de esos respetables paisanos del presidio político acogieron el plan. Y menos aún de la ingenuidad, rayana en irresponsabilidad, con que involucraron a sus familiares.
 
Las tres partes que se asociaron para llevar a cabo la operación de destierro, perseguían objetivos muy obvios y puntuales. Y entre los objetivos de ninguna de esas tres partes estaban contemplados los reales intereses de nuestros disidentes presos, no sólo los de orden político, ni siquiera sus proyectos personales.
 
Sin embargo, la posibilidad de que esos presos políticos se libraran al fin de las infrahumanas condiciones de las cárceles del régimen, no sólo los precipitó a ellos mismos a una expatriación dolorosa, infértil y verdaderamente penosa, sino que hizo que nosotros nos tragáramos alguna que otra opinión y muchos temores.
 
¿Con qué acopios morales puede contar alguien que no está sufriendo en carne lo que ellos sufrían, para insinuar siquiera que no debieron aceptar el proyecto de destierro, puesto que contrariaba su causa política, y porque, además, constituía una aventura personal bien peregrina, más aún a la edad en que muchos de ellos la emprendían, y muchísimo más cargando con toda la familia?
 
Pero así era, ni más ni menos. Por mucho que aún hoy duela y moleste reconocerlo.
 
Entre las múltiples desgracias que los cubanos debemos a la actual dictadura, está el hecho de que la mayoría hemos nacido y/o crecido bajo su sombra, y, aun cuando no nos guste darnos por enterados, estamos marcados irremediablemente por sus deformaciones, sobre todo las de carácter educacional.
 
¿Qué esperaban hallar nuestros paisanos en España? ¿En qué derechos piensan los que ahora mismo (al sentirse abandonados y sin perspectivas) se han ido a la huelga de hambre, alegando que lo hacen para reclamar sus derechos?
 
Recientemente, la prensa internacional divulgó el drama de un indigente de Sevilla, quien, con casi 70 años de edad, ha debido tomar la drástica medida de dejarle su pensión de 750 euros a la familia, mientras él se iba a vivir de limosnero en las calles, alimentándose en los tachos de basura de los restaurantes, pues el dinero no alcanza para todos. Pero la pensión que el gobierno español entrega a nuestros desterrados, para ellos y su familia, es de apenas 700 euros.
 
Esto que digo puede lucir cínico o indolente o frío, pero es mejor ponerse azul un día que amarillo todos los días: En buena ley, los auténticos derechos de esos paisanos nuestros estaban en Cuba, y estaban (están) siendo pisoteados. Ellos renunciaron a defenderlos al pie del cañón, por muy lógicas y atendibles y justas razones.
 
Sólo que al partir hacia España, tal vez algunos olvidaron aquella máxima callejera de los cubanos, según la cual, siempre hay que llevar dos jabas, una con las de ganar y la otra con las de perder. Si al gobierno español le está resultando difícil dar respuestas a todos los derechos de sus ciudadanos, en realidad no veo cómo podrá concentrarse en dárselas a los de nuestros desterrados, cuya problemática, por demás, es algo que heredó del gobierno anterior.
 
Creo que de momento sólo nos queda pedir a Dios que ayude a nuestros paisanos. Porque sería demasiado doloroso que luego de tanto bracear entre las violentas olas de la dictadura, terminen ahogándose en la orilla de una costa extraña.
 
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