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España, 52 años dando el cante en Eurovisión

Javier Escartín
Vestida de faralaes y con mantilla oscura, una risueña Conchita Bautista se subió un 18 de marzo de 1961 al escenario de Eurovisión para poner a España en Europa. Era la primera vez que nuestro país participaba en el festival, una de las vías abiertas que el franquismo utilizó para proyectar a España en el panorama internacional.El tema, «Estando contigo», compuesto por Augusto Algueró y Antonio Guijarro, logró una discreta pero meritoria novena plaza. Comenzaba así, el camino de España en Eurovisión.
52 participaciones después, España sólo ha logrado el triunfo en dos ocasiones, pero es el único país histórico que desde su debut en 1961 ha participado ininterrumpidamente en Eurovisión. El primer triunfo llegó en 1968 con Massiel. «La tanqueta de Leganitos», como así se la conocía por entonces en diversos círculos sociales, acudió a Londres en la octava participación de nuestro país. Con un espectacular vestido parisino de Courrèges, zapatos bajos y medias blancas, la madrileña encandiló a toda Europa con un estribillo sencillo pero pegadizo. Y eso que, a priori, ése parecía ser el año de Cliff Richards y su «Congratulations», que además contaba con el factor de actuar en casa; de Isabelle Aubret por Francia, que ya se había proclamado ganadora del certamen en el año 62; o de Sergio Endrigo por Italia. Nadie contaba con Massiel, que quedaba reducida al grueso de los poco destacados en las apuestas.
Alemania fue la penúltima en votar, concediendo seis puntos a España y dos al Reino Unido. Massiel logró así ponerse por delante de Cliff Richards justo en la recta final de las votaciones. Yugoslavia cerró la votación, y sorprendentemente no concedió ni un solo punto a ninguno de los dos países que pugnaban por la victoria. Entonces el resultado fue definitivo: España, 29 puntos; Reino Unido, 28. Un emocionado Federico Gallo, que narró la gala para TVE, sólo pudo decir: «Señoras y señores ¡España ha ganado ante doscientos millones de telespectadores!». La parte oscura del triunfo vino con el supuesto bloqueo del franquismo a Joan Manuel Serrat, elegido en un primer momento para representar el tema en Eurovisión, o la incorrección del Dúo Dinámico, autores de la canción, que desmerecieron el triunfo de Massiel en favor de Cliff Richards.
En 1969, España se encargaría de organizar el evento, que presentaría Laura Valenzuela. Se escogió como lugar para la ceremonia el Teatro Real de Madrid. Hubo que habilitarse una sala contígua al teatro con pantalla gigante para albergar a los muchos periodistas acreditados ya que el aforo de la sala era muy pequeño para el evento. Salvador Dalí recibió el encargo de hacer el cartel promocional y el lema del festival fue «La españa diferente». Era obvio que el régimen pretendió servirse del festival ese año para consumar el lavado de imagen de nuestro país en Europa. El resultado fue satisfactorio: pese a las presiones políticas de algún país (Austria no participó en repulsa por el franquismo), España supo estar a la altura de las circunstancias y organizó uno de los mejores festivales que se recuerdan. Sólo la confusión tras la conclusión de las votaciones, con cuatro distintos ganadores, puso la nota discordante a una noche que atrajo la mirada de más de doscientos millones de personas. El «vivo cantando» de Salomé fue una de las cuatro canciones triunfadoras de la gala. La última vez que España disfrutó del éxito en Eurovisión.
En los años setenta, TVE buscó a través de grandes cantantes de nuestro país la primera plaza en el festival (Julio Iglesias, Karina, Peret, Mocedades) pero a pesar de obtener en general buenos resultados, ninguno logró de nuevo el triunfo. A punto se estuvo en 1979, cuando a España se le fue la victoria en el último suspiro. La peruana Betty Missiego obtuvo un decepcionante segundo lugar con 116 votos, ya que a falta de la última votación España ganaba a Israel por 1 punto de diferencia. Pero parece ser que el “Hallelujah” les sirvió a los israelíes para conseguir el milagro y llevarse el primer puesto gracias a los 10 votos que le concedió el jurado español. Algunos vieron en este suceso la demostración de que TVE no quería volver a organizar el festival.
Después de continuos fracasos, la popularidad del festival en nuestro país cayó en declive. Los años ochenta y noventa fueron una sucesión de fracasos, a cual más sonado. Sólo las buenas posiciones de Bravo (tercer puesto en 1984), Azúcar Moreno (quintas, en 1990), Sergio Dalma (cuarto puesto, en 1991) y Anabel Conde (segundo puesto, en 1995) reportaron alguna alegría a TVE.
En el nuevo siglo, la hornada de «triunfitos» devolvieron la ilusión por el festival. Rosa, con su célebre «Europe´s living a celebration» (2002) volvió a poner a medio país frente al televisor para seguir la gala, al igual que sucedía décadas anteriores cuando TVE era la única cadena que se podía sintonizar. El séptimo puesto cosechado en Tallin (Estonia) supo a poco para los más de doce millones de espectadores que siguieron en directo su actuación. Beth (octavo puesto, en 2003) y Ramón (décimo, en 2004) tampoco pudieron culminar la nueva ofensiva de España y las aspiraciones de un nuevo triunfo se diluyeron.
En 2009, otra triunfita sumó un nuevo fracaso al bagaje español. Soraya, con «La noche es para mí», obtuvo un penúltimo puesto a pesar de que las apuestas concedían a la extremeña mayores aspiraciones. En 2010, Daniel Diges supo aprovecharse de la irrupción de Jimmy Jump en el escenario de Oslo para lograr una merecida 15ª posición. Pero el año pasado, España de nuevo ocupó su habitual lugar en el bottom 5, con una deshinibida Lucía Pérez y su profética canción “Que me quiten lo bailao”. Este año, TVE apuesta por un valor seguro, una de las mejores voces que atesora nuestro país. Pastora Soler se cita con el destino en Baku para recuperar la alegría por el festival. Y es que los ecos del “la la la” ya quedaron muy lejos.