Raúl Castro con su hijo y su nieto en Lugo, España
Lunes, Junio 11, LA HABANA, Cuba
En los últimos tiempos se observa un inducido y creciente “protagonismo” de dos retoños de la familia Castro, que no muestran diferencias fundamentales respecto a sus progenitores. Estos dos hijos de papá han sido sembrados por el poder en sectores muy sensibles, ante la vista de los ciudadanos.
Al Dr. Antonio Castro, hijo menor de Fidel, se le promueve desde los predios del béisbol cubano. De simple médico del equipo Cuba, ha pasado a ser el nuevo zar del deporte nacional, amén de ostentar hoy el influyente cargo de vicepresidente de la Federación Internacional de Beisbol Amateur (IBAF), nominación que para muchos resulta inexplicable. Esta brecha le ha permitido convertirse en una figura conocida entre la población, lo que aprovecha para mostrar un rostro amable y moderno.
Por otro lado está es la sexóloga Mariela Castro, hija de Raúl, y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, organización que cuenta con un total respaldo por parte del poder. Este puesto la ha lanzado a la palestra pública al frente de un programa social en defensa de los derechos de los gays, lesbianas, bisexuales y transgénicos. Este cargo le permite fácilmente proyectar también una imagen de benevolencia y modernidad, alejada de la de la anterior generación de los Castro, fundamentalistas y homofóbicos.
Gran parte de la comunidad LGTB presta ingenuamente sus hombros para que Mariela Castro se eleve a costa de una supuesta lucha por la ruptura de tabúes. Se trata de un buen resquicio utilizado por la dictadura para que la hasta hace poco anónima heredera, calzada ahora con una constante publicidad positiva, escale posiciones y fama, no sólo dentro de la isla, sino de cara a la opinión pública mundial que ya toma nota de la “encomiable labor” de esta Castro en pos del respeto a los derechos LGTB. Una muy mediatica causa, muy bien vista en la actualidad.
A principios de este año, Mariela se dio un salto a Holanda, donde su visita a la Zona Roja, un barrio de prostitución en Amsterdam, provocó gran revuelo mediático. Su elogio a las condiciones en que trabajan estas mujeres en Holanda, donde la prostitución es legal y regulada, nos recordó las declaraciones de su tío Fidel, quien, hace algunos años habló sobre las virtudes de las prostitutas cubanas, “las más educadas del mundo”. Castro, con característica memoria selectiva, no parece recordar que al triunfar su revolución prometió que erradicaría la prostitución en Cuba, y la calificó como un engendro legado por el capitalismo.
Recientemente la sexóloga también viajó a EEUU y desde allí, se perfiló su imagen como un probable instrumento de las componendas de “cambio” que se desarrollan entre dos fuerzas: algunos poderosos inversionistas del exilio cubano y la familia Castro, al frente de la dictadura comunista.
Una parte del exilio reaccionó con un sinfín de diatribas, que paradójicamente sirvieron para darle más cobertura mediática y resonancia a la visita de Mariela, manteniéndola en los titulares de la gran prensa norteamericana. Ella, por su lado, declaró apoyar la reelección de Barack Obama, un mensaje sin duda procedente de la familia Castro Ruz, que aprovecha la oportunidad para fomentar en los medios la imagen de la posible heredera como una líder liberal, moderna y progresista.
Autoritaria e intolerante, según dicen algunos que la han conocido, Mariela Castro peregrina por el mundo supuestamente para defender los derechos de los homosexuales, pero aprovecha todas las tribunas a su alcance para limpiar y modernizer la imagen de la familia, defender abiertamente la política del regimen dictatorial de su padre y negar todas las violaciones de los derechos humanos que su padre y su tio cometen desde hace más de medio siglo en Cuba. Su doblez se manifiesta una y otra vez.
Inexplicabemente, a gran parte de la gente y los medios en el mundo no parece importarles que Mariela solo se ocupa de defender a los homosexuales “revolucionarios”, sin mover un dedo para proteger a los muchos homosexuales que pertenecen a la sociedad civil cubana y luchan por una Cuba mejor para todos. A esos la policía política los arresta y reprime por pedir, de modo independiente, lo mismo que supuestamente Mariela reclama mediante sus conferencias internacionales y sus manipuladas conguitas callejeras.
Más claro ni el agua, la monarquía de los Castro, al igual que la de Corea del Norte, apuesta por posicionar a sus vástagos como los nuevos líderes, herederos del poder familiar. Y ya ha comenzado la intensa labor mediática. Antonio y Mariela son solo los más visibles, pero no son los únicos del clan que han ido ascendiendo en los últimos años.
A mi, personalmente, me parece que es Mariela la que heredó los más puros y duros genes de dictadora. El tiempo dirá.