El pecado de Sodoma y Gomorra
Interesante artículo de Patrick Welsh que hemos encontrado en Teología Libre, y que a continuación os animamos a leer.
El fundamentalismo cristiano, para condenar a la homosexualidad y tildar a las personas de la diversidad sexual como degeneradas y pecadores, casi siempre acude a la historia de la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra (Gn 19). Al leerla, es evidente que los dos ángeles enviados por Dios y hospedados por Lot, sufren injustamente el hostigamiento de la población de Sodoma. Pero una lectura sensata del texto bíblico revela que no son víctimas de una minoría homosexual sino más bien de la población en general, tanto hombres como mujeres.
La interpretación literal del texto puede llevar a la conclusión (errónea) que todos los varones de la ciudad de Sodoma eran homosexuales porque dice así: “todos los hombres rodearon la casa, desde el más joven hasta el más viejo” (Gn 19, 4). Sin embargo, el uso de la palabra “hombre” en muchos textos bíblicos supone la inclusión de hombres y mujeres y se entiende que esta muchedumbre que amenaza a los ángeles y a Lot estaba conformada por hombres y mujeres.
En algunas traducciones de la Biblia se intenta representar esta realidad con el uso de lenguaje inclusivo y este texto se lee así: “todos los hombres rodearon la casa, toda la gente, desde el más joven hasta el más viejo”. Resulta inadecuado, entonces, concluir que el “pecado” de Sodoma era la homosexualidad y que por esto fue destruida por Dios. Más bien, dicha interpretación plantea una duda: ¿refleja la moraleja espiritual de quienes la escribieron o es una tergiversación de la misma, basada en prejuicios e ignorancia de quienes promueven su propia agenda homofóbica y machista?.
Al seguir leyendo el mismo texto llama fuertemente la atención la oferta hecha por Lot para pacificar a la muchedumbre: “Yo tengo dos hijas que todavía no han estado con ningún hombre; voy a sacarlas para que ustedes hagan con ellas lo que quieran” (Gn 19, 8). ¡Qué barbaridad, qué clase de padre! (Y pareciera que no se había percatado que supuestamente el grupo acosador eran todos homosexuales).
Si sobre la base de este texto bíblico se argumenta la reprobación de las personas homosexuales, la misma lógica y herramientas de interpretación justificarán la violación de las mujeres como una práctica moralmente aceptable. No hacerlo resultaría sumamente hipócrita y las personas e instituciones religiosas que tanto promueven la discriminación en contra de la homosexualidad tendrían que asumir la violación de las mujeres como comportamiento bíblicamente sancionado.
El pecado de la gente de Sodoma no radica en sus prácticas homosexuales (en toda sociedad, en todo país, la homosexualidad ha existido desde siempre), sino más bien en sus actitudes de intolerancia e inhospitalidad hacia personas diferentes a ella. Esto la conduce a discriminar, marginar y violentar los derechos de otros seres humanos provenientes de otras partes, con otras costumbres, otras apariencias físicas y otras formas de pensar y de ser (como Lot y los dos ángeles). En el caso de los sodomitas el pecado no es la homosexualidad sino la falta de hospitalidad.
Quienes juzguen y condenen a las personas de la diversidad sexual, violentando su dignidad humana, caen en la misma hipocresía y se parecen más a la población de Sodoma que a los ángeles y Lot. Merecerán, entonces, el mismo trato y castigo al que le correspondió a las ciudades de Sodoma y Gomorra. Usar la Biblia como arma para descalificar a las personas de la diversidad sexual y plantear para ellas una especie de ciudadanía de segunda o tercera categoría es un atentado contra sus derechos humanos. Por lo tanto, cualquier derecho (a la vida, a la educación, a la salud, a la protección, a la participación política, a una familia) que se le niega a una persona a causa de su orientación sexual o identidad de género es una fragrante violación de sus derechos humanos.
En pleno siglo XXI emplear la Biblia y manipular la fe para justificar prejuicios homo-lesbo-transfóbicos es una expresión infame de la inhospitalidad. La Biblia, más bien, debe utilizarse para predicar el amor y no para sembrar el odio que estimula actos de discriminación y violencia contra las personas de la diversidad sexual.
Patrick Welsh
“El excluido de Sodoma. Génesis 19, 1-13″