BREVE HISTORIA DEL MALECON HABANERO
Por Tania Díaz Castro
El lugar de mayor expansión para los habitantes de la capital cubana es El Malecón, un muro de un metro de alto que rodea gran parte del litoral habanero.
Bajo el gobierno interventor norteamericano se construyó en 1901 el primer tramo, que comprendía desde el Castillo de la Punta hasta la calle Crespo, o sea, unos 500 metros de largo, con una exuberante arboleda y numerosas luminarias.
El objetivo principal de su construcción fue para la defensa de la capital contra las aguas y los llamados ¨ Nortes ¨, pero en realidad, sirvió mucho más para paseos nocturnos de los habaneros, para los enamorados y sobre todo para pescadores particulares.
La historia del Malecón habanero es realmente interesante.
Para celebrar la inauguración de los primeros 500 metros de malecón, el gobierno de Estados Unidos construyó una bonita glorieta en la esquina del Paseo del Prado que, según los arquitectos de la época, fue la primera obra realizada de hormigón armado –con cabillas- en nuestro país. Frente a la glorieta, donde cada domingo una banda de música tocaba melodías cubanas, se levantó el hotel Miramar, muy de moda durante los primeros quince años de república y donde por primera vez los camareros vistieron de smoking, chaleco con abotonadura dorada y sin bigotes.
Los siguientes gobiernos cubanos continuaron la extensión del primer tramo del Malecón. Fue en 1923 que pudo llegar hasta la desembocadura del río Almendares y a la altura de las calles K y L del Vedado, donde se construyó la Embajada de Estados Unidos, el famoso Parque Deportivo José Martí y más allá el Hotel Rosita de Hornedo, hoy llamado Sierra Maestra.
En la actualidad, el Malecón habanero sigue siendo el lugar más concurrido de los cubanos, sobre todo por los cubanos de a pie que carecen de medios económicos para frecuentar una discoteca cuyo pago es en divisas, o un hotel, todos exclusivos para extranjeros.
Además, es conocido por todos que el Malecón es fuente de ingresos para familias muy pobres, que durante las horas nocturnas realizan la pesca como medio de subsistencia.
Espectáculos realmente deprimentes pueden verse también en el Malecón habanero, cuando la policía casi de forma permanente vigila a las mujeres y hombres jóvenes que andan a la caza de turistas para ejercer el oficio más antiguo de la humanidad.
A pesar de verse casi en ruinas las antiguas y valiosas edificaciones que van de forma paralela al Malecón, tras ser detenido el desarrollo arquitectónico a partir del triunfo del régimen castrista, aún es muy bello el litoral de la capital. Tanto los cubanos como aquellos que nos visitan, no dejan de visitar y admirar uno de los lugares más hermosos de La Habana.