Por María de los Angeles
¿Disfrutas estar solo(a)? ¿ Te gusta estar contigo mismo(a)? ¿O no puedes soportarlo y siempre estás buscando la compañía de alguien, no importa quien, con tal de no estar solo(a)? Si es así, considera la idea de que no tienes que estar siempre en compañía de otros para sentirte feliz y satisfecho(a), que el estar contigo mismo(a) y disfrutarlo es una oportunidad de conocer mejor y relacionarte de una manera sana con la persona más importante en tu vida: ¡TU!
El estar sin la compañía de alguien y disfrutarlo, se le llama “solitud”, que es muy diferente a la “soledad”. La soledad se distingue por un sentimiento de vacío, que no se da cuando estás en solitud. Se dice que la capacidad de disfrutar el pasar tiempo solo(a)s es señal de madurez emocional. Estar en tu propia compañía te da la oportunidad de ver hacia donde te estás dirigiendo en todas las áreas de tu vida.
Estar en solitud ciertamente no significa estar solo, pero estar hablando por teléfono, viendo televisión, o chateando. Estar en solitud es pasar algún tiempo solo(a), disfrutándolo. Los beneficios de estar en solitud son muchos, aunque la mayoría de las personas le temen a la soledad y piensan que estar solos es malo. Considero que el buscar estar siempre acompañado es un escape a nosotros mismos, y está basado en la idea equivocada de que nuestra felicidad y satisfacción están en los demás, y no en nuestro interior.
En las relaciones de pareja, ambas partes deben buscar pasar algún tiempo en solitud. El estar todo el tiempo juntos puede llevar a resentimientos y conflictos. Ambos necesitan su propio espacio para hacer las cosas que desean, lo cual hará que la relación sea más satisfactoria y por consiguiente, duradera.
Cualquier consejero matrimonial te dirá que las parejas que siempre están juntas son las que terminan teniendo las discusiones más violentas. Las discusiones pueden ser un intento subconsciente de obtener tiempo para estar solos. Y eso no significa que ya no se quieran, por el contrario, este tiempo solos hará que ambos aprecien más su relación de pareja. Así es que si cada quien dedica un tiempo a pasarlo en solitud, está bien. Ambos necesitan tiempo para ellos mismos, encontrando un equilibrio entre el tiempo que pasan juntos y el tiempo que pasan solos.
La solitud nos da la oportunidad de reflexionar sobre nuestra vida, lo cual es esencial para lograr la paz. Nos permite pensar profundamente acerca de los retos en nuestra vida. Cuando estás en solitud eres capaz de ver al ser que está dentro de tí, tu verdadero ser, quien está pacientemente esperando a manifestarse a sí mismo. El pasar tiempo en solitud te permitirá conocerte a tí mismo(a) más profundamente y a saber qué es lo que necesitas hacer para el logro de tus sueños.
Una de las mayores ventajas de la solitud es la libertad de hacer lo que verdaderamente deseamos. ¿Y qué es lo que puedes hacer cuando estás en solitud? Hay muchas actividades a las que te puedes dedicar mientras estás solo, como:
- Leer un buen libro.
- Escribir en tu diario.
- Escuchar música.
- Dedicarte a tu hobby.
- Hacer ejercicio.
- Meditar.
Como ves, la solitud no es algo aburrido para nada. El tiempo que pases en tu propia compañía reduce el estrés, y te ayuda a ser lo mejor que puedes ser.
Todos necesitamos tiempo para nosotros mismos, aún aquellos que son muy sociables. La solitud es necesaria para el autoconocimiento. El darnos un tiempo para nosotros mismos nos permite conocernos. Algunas veces necesitamos estar solos simplemente para no hacer nada y disfrutar el silencio. Un tiempo en solitud nos permite revitalizarnos y disfrutar nuestra propia compañía.
En este mundo en el que vivimos, a veces puede no ser tan fácil encontrar tiempo para estar en solitud, por lo que debemos buscarlo, tal vez hasta programarlo en nuestra agenda, como una actividad muy importante. Temprano en la mañana o tarde en la noche, cuando los demás estén durmiendo, son tiempos perfectos para tomarte unos pocos momentos para estar solo(a), sin interrupciones, para dejar que tu mente simplemente descanse y se reponga. Durante períodos más largos de solitud, puedes querer dedicarte a actividades solitarias que te traigan paz y alegría.
Aunque a veces parezca imposible cuando hay tanto por hacer, el aprovechar aunque sea un período corto de solitud, puede rejuvenecer tu mente y energizar tu cuerpo. Una vez que te libras del ruido de la vida diaria, se hace fácil redescubrir y reevaluar tus intereses, metas, pasiones y alegrías, lo que te permitirá desarrollar una relación más profunda y significativa con tu ser interior.
Cuando nos sentimos abrumado(a)s, una de las mejores maneras de resolverlo es buscando y disfrutando la solitud. Recuerda que hay una diferencia importante entre solitud y soledad, aunque a veces los dos términos se usan indistintamente. Desde afuera, la solitud y la soledad pueden parecer iguales, ya que ambas se caracterizan por estar solos, pero la soledad es un estado negativo, marcado por una sensación de vacío. Uno siente que algo hace falta. Y es posible estar con gente y aún así sentirse solo, que es quizás la forma más amarga de la soledad.
La solitud es estar sin compañía, pero sin sentirse solo. Es un estado positivo y constructivo de relacionarse con uno mismo. La solitud es estar solo(a), pero disfrutando de la compañía maravillosa y suficiente de uno mismo. La solitud es un tiempo que puede ser usado para la reflexión y el crecimiento interior. La solitud sugiere paz. Es una oportunidad de renovarnos a nosotros mismos. La soledad es dura, es un castigo, un estado de deficiencia, de descontento. La soledad es algo que nos imponen los demás. La solitud es algo que escogemos. Todos necesitamos períodos de solitud, aunque depende de cada persona la cantidad de solitud que necesita. La solitud nos renueva para los retos de la vida, y nos lleva a la posición de manejar nuestras propias vidas, más que dejarnos llevar por las demandas de los demás. La soledad nos desgasta. La solitud restaura nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.
“La solitud es el horno de la transformación. Sin solitud permanecemos víctimas de nuestra sociedad y continuamos enredados en las ilusiones de nuestro falso yo.” Henri J.M. Nouwen