¿Elecciones para qué?
Por Manuel Corao
El primero de mayo de 1960 el entonces primer ministro del gobierno de Cuba, Fidel Castro, pronunció un discurso con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Trabajo. En esta cita hizo un análisis de la democracia en Cuba como sistema de gobierno y al unísono, en orquestado coro, sus seguidores proclamaron a voz en cuello: ¿Elecciones para qué? Ya escogimos a Fidel”. Conforme a lo expresado por politólogos en evaluaciones posteriores, se decretó ese día la muerte del régimen de libertades y el sometimiento a voluntad del mandatario del pueblo, para desgracia del gobernado.
Hugo Chávez, presidente de Venezuela, en una de sus eventuales salidas con miras a obtener el favoritismo de los electores el venidero 7 de octubre, expresó que ganará las elecciones con más del 70% de los votos. Esta afirmación solo busca desmoralizar al contrario y lo más importante a sus seguidores.
Ninguna de las encuestas independientes realizadas hasta el momento proyecta esa diferencia entre los dos aspirantes, quienes tienen el favor de la casi totalidad de los electores. Conforme al estudio histórico de la brecha existente entre ambos desde su inicio, por vía del convencimiento por oferta electoral no se vislumbra que esto acontezca. En el mejor de los casos podríamos ver un apretado final, ya que es el abanderado de la unidad oposicionista quien ve crecer sus partidarios y quien menos rechazo tiene entre dualidades conforme a los trabajos de campo. Las críticas, reclamos y crisis sociales existentes atentan contra el crecimiento de Chávez Frías.
A continuación les entregamos algunos resultados de encuestadoras con nomenclatura porcentual para el tiempo de salir esta columna, según agencias internacionales. Las primeras cantidades expresadas corresponden a Hugo Chávez y las seguidas a Henrique Capriles. Datanálisis: 46.8%, 34.2% . Consultores 21: 47.9%, 44.5%. Varianzas: 47.8%, 44.5%. Hinterlaces: 40%, 26%. GISX: 50%, 26%. Consultores: 33.7%, 57%. La aparición de empresas de reciente creación junto a otras dirigidas por dirigentes del partido gubernamental, hacen dudar de la veracidad de las informaciones dadas a los medios de comunicación social.
El jefe del poder ejecutivo venezolano, en tono autoritario y amenazante, señala que dará órdenes a las milicias de salir a las calles ya que según expresa los trabajos de inteligencia policial le indican que adversarios preparan para el día preciso sabotear las instalaciones generadoras y distribuidoras de electricidad. Al gobernador del estado Miranda en Venezuela solo le conviene llegar al poder vía los votos y su mensaje así lo ratifica. Entonces nos preguntamos para qué milicias en la vía antes y durante la designación. Nos preocupa pensar que estemos ante un plan que contemple una trama sin nombramiento bajo el pretexto de movimientos contra la institucionalidad para burlar el proceso electoral o bien atemorizar a los votantes adversos a la causa oficialista para que no asistan a los centros de sufragio. Cualquiera de ambas circunstancias, cuando han sido expuestas ha recibido categórica respuesta por parte del aspirante Capriles Radonski.
Leopoldo López anunció la existencia de quince mil testigos para estar en funciones en los comicios. Cuanto mayor cantidad de colaboradores estén a la orden de las organizaciones políticas sumadas a la unidad para las tareas afines a este encuentro, permitirá tener una reserva de voluntades suficiente para consagrar la fecha del 7 de octubre.
La estrategia es conseguir cada persona dos votos. Esta cantidad no es limitante, por el contrario, cuando observamos las encuestas independientes nos damos cuenta de la necesidad de cerrar la brecha existente y romper el empate técnico en unas consultas, como aumentar la diferencia entre un Capriles en ascenso y Chávez, en otras. Si no les es posible adquieran una tarjeta de llamadas, tomen la guía telefónica de números y convoquen a quienes los atiendan al encuentro con Venezuela. Recuerden, es ahora o nunca.
No sería extraño que en la sala situacional de Miraflores en estas vicisitudes se estén planteando elecciones para qué si Chávez puede perder las elecciones. La interrogante recibirá del pueblo y sus fuerzas armadas la más contundente refutación democrática, esa misma respuesta que cada día siente el candidato barinés cuando es cacerolado y abucheado en pueblos y ciudades en su recorrido. Elecciones para que regrese el amor y la tolerancia entre hermanos, y Dios a nuestros hogares, ese ser de luz a quien los herederos del mal infructuosamente tratan de sacar de nuestros corazones.
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