Contra el envejecimiento, cerveza
Nuestro presidente fabrica su propia cerveza
Las bebidas fermentadas han formado parte de toda mesa que se precie desde la Antigüedad y, a pesar de que su consumo se ha generalizado en todo el mundo, todavía se desconocen muchos de los efectos que podría tener su consumo en nuestro organismo.
Más allá de la tradicional creencia de que la cerveza engorda -contiene entre 75 y 100 calorías-, hay evidencias científicas que han demostrado que esta bebida es un buen remedio contra el envejecimiento por su alto contenido en elementos antioxidantes, una cantidad superior incluso a la que poseen alimentos enriquecidos con vitamina E, como galletas o leche.
Junto a esos hallazgos y su poder refrescante, esta bebida es también acompañante ideal en una dieta con ingesta de alimentos muy calóricos, pues ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre y a proteger el organismo frente a enfermedades cardiovasculares.
La cerveza también contiene silicio, un mineral que fortalece la estructura ósea y previene la aparición de enfermedades como la osteoporosis.
Pero aquí no acaba todo, pues científicos de la Universidad de Oregón (Estados Unidos) demostraron en 2006 la presencia de otra sustancia, el xantohumol, un flavonoide que poseería propiedades preventivas frente al cáncer de colon y próstata. Asimismo, esa sustancia química supliría las aportaciones hormonales que habitualmente se toman las mujeres posmenopáusicas.
Otra de sus muchas atribuciones médicas es la de que previene frente a los infartos de miocardio. En este caso, fue la Universidad de Jerusalén quien llevo a cabo este hallazgo, en el que descubrieron que los bebedores de cerveza tenían un menor acumulo de fibrinógeno en la sangre, una proteína responsable de los coágulos y, por ende, de los problemas de tipo cardiovascular.
Pese a todo, los expertos señalan que su consumo debe ser moderado por su alto aporte energético y por la presencia de alcohol, una recomendación a la que ponen cifras: las mujeres no deben tomar más de dos cervezas diarias, una cantidad que en varones asciende a tres.