Lady Gaga, un monstruo seductor
Rodeada de metáforas, la cantante es hoy un fenómeno
que trasciende la típica relación entre músico y fanático.
Por Marcos Billy Guzmán
Empecemos por su nombre: Lady Gaga. Apropiado pues puede que te deje gago con sus extravagancias y escándalos intencionados.
Camina en tacones de 12 pulgadas y se desfiguró la cara con prótesis. También fue sirena, motora con cabeza y un centauro cruzado por unicornio. Se pasea con una taza de te y reta a PETA vistiendo trajes de carne. Reinterpretó el beso de Judas. Ganó el repudio de Madonna, pero la protección de Elton John. Vende un perfume que imita el olor del semen. Pero no queda ahí: la vimos bañada en sangre, simulando su muerte frente a millones.
No necesita presentación. Sus canciones, shows, atuendos, expresiones y vídeos marcan la huella que la identifica, aun cuando tiene semejanzas con figuras como Madonna (algo que no niega). Todo ese espectáculo la convierte en la más seguida de Twitter y la decimocuarta mujer más poderosa del mundo con un imperio de $52 millones, según el más reciente estudio de Forbes.
El inicio de la carrera de Stefani Joanne Angelina Germanotta -su nombre de pila- se remonta al 2005. Con ahora 26 años, la cantante tiene cinco Grammys y fanáticos que darían la vida por ella. Expertos tienen su opinión sobre el fenómeno que logró en siete años.
Teatro andante
Quizás sea apropiado comenzar con el caparazón de la diva. Después de todo, la vocalista ha despuntado con una imagen nada convencional.
“Su imagen ha tenido mucho que ver con su popularidad. Hay mucha gente talentosa, pero ella igual ha usado una apariencia que raya en el arte. Es un performance, como extender el show a la vida rutinaria”, considera Michelle Otero, una de las hermanas de Eclíptica, línea que ha vestido a figuras como Hilary Duff y Nelly Furtado.
Cuando la modista piensa en Lady Gaga, la palabra “superestrambótico” le salta a la cabeza. Se trata de “un look sacado de editoriales de moda que no se ve en vida real, sino que es una fantasía”. Mantenerlo no es fácil y por eso la artista creó en 2008 Haus of Gaga, el equipo que la ayuda a desarrollar su ropa, maquillaje y utilería.
El stylist Christian Ramírez coincide en que la extravagancia de la intérprete ha sido clave para su éxito, aunque en el proceso haya apostado a distintas influencias. “Pone la moda, porque ha tenido autenticidad y la usa como crítica”, subraya. “Vive dentro de un mundo que ella misma ha creado y del que nos ha hecho parte”.
Reconoce que esas tendencias “a veces gustan y a veces no, pero siempre llaman la atención”. Esto, a su juicio, se refleja en las transformaciones que la cantautora tiene dentro de su excéntrico estilo. Vale entonces recordar cómo camina por la calle en panties, además de su onda futurística, punk, retro y ahora más sofisticada.
Antítesis de perfección
Para la cantante Ana Isabelle, “la sensación de Lady Gaga responde a su manera de decir las cosas mediante canciones”. Esa forma de expresarse representa un talento encomiable, asegura. “A pesar de su excéntrica forma de proyectarse, ella es buena cantante. Tiene un mensaje que llevar en una propuesta única y eso asegura el éxito”.
Pero hay voces más potentes y hasta peculiares que cosechan menos o nada en el mundo del entretenimiento. La oferta de la llamativa rubia va más allá y el coreógrafo Danny Lugo, quien ha montado bailes para una imitadora de Lady Gaga en el reality “Yo me llamo”, lo reconoce. Sabe que “no es bailarina profesional, pero ha tomado clases y puede hacer una rutina, aunque sea sencilla”. Hay algo de su proyección sobre el escenario que hipnotiza.
“Ensucia el movimiento y lo hace ver de ella. Si debe levantar un brazo, entonces simula garras. Todo es un personaje, del vídeo a la ropa. Todo tiene un concepto provocativo y oscuro. Siempre hay una historia”, opina quien ha laborado con artistas como Luis Fonsi y Thalía.
Paradójica influencia
Pero el físico y la música no lo son todo. Lady Gaga es “muchas cosas a la vez”, enfatiza el analista cultural Félix Jiménez. “Puede ser cortesana o modelo, flaca o gorda”. La pregunta es por qué.
Según el profesor de estudios culturales en la Universidad del Sagrado Corazón, la vocalista “es política pública de su cuerpo que va más allá de lo que canta”. Explica que “sabe lo que exhibe y cómo manejar su despliegue público con las apetencias que la audiencia tiene de ella”.
“Es un misterio no calculado que reside dentro de ella en términos de experiencia de vida. Es más trama con (t) que drama con (d)”, expresa. La “Material Girl” parece haber hecho algo similar, mas Jiménez nota la diferencia.
“Es igual, pero distinta. Lady Gaga ha logrado mostrar gramática propia. Ambas se construyen desde lo que piensan que son las comunidades marginadas, mas Madonna comenzó con muchos negativos que convirtió en positivos”. Por el talento vocal más evidente y “la forma en que se lee a sí misma”, desde su perspectiva, “Lady Gaga no tiene competencia en esta década”.
Una relación especial
Conocida como la “Mother Monster”, la cantante mantiene una relación con sus fans que trasciende la admiración típica entre músico y audiencia. “Little Monsters”, así nombra a los que siguen sus mensajes de autovaloración. En casos, su impacto ha sido de vida o muerte. Por ejemplo, previo a suicidarse este año, Jamey Rodemeyer, un adolescente homosexual de 14 años, extendió el movimiento “It Gets Better” para combatir el bullying por homofobia. Su inspiración fue Lady Gaga, a quien le dedicó su último mensaje: “Adiós, Mother Monster, gracias por todo lo que has hecho. Garras arriba siempre”.
La psicóloga social Ruth Nina observa el fenómeno como un culto orientado a las personas más susceptibles.
“Rompe el esquema de lo tradicional, habla de transgresiones y responde a controversias. Coquetea con lo perverso y prohibido. Se dirige a un target que está en eso: los jóvenes, que siempre están en busca de la identidad y abordan elementos que para el común en una sociedad resulta controvertible. Apela a las personas que son más frágiles de este proceso, como los que están en depresión e incluso miembros de la comunidad LGBTT (lésbica, gay, bisexual, transexual y transgénero). Lady Gaga no es ella nada más, sino un grupo que la sigue”, señala.
A tal efecto, la profesora de psicología de la Universidad de Puerto Rico entiende que estamos ante “un ícono y personaje importante de esta década”, uno que tilda de “un teatro andante”.
Si bien Lady Gaga ha inspirado a millones, el psiquiatra Arnaldo Cruz Igartúa indica que la cantante envía un “mensaje deshumanizante y de rebeldía” mientras “presenta una distorsión o falsa intimidad” con sus fanáticos y hasta opta por fumar marihuana frente a ellos.
“Está usando el arquetipo de madre, pero no una madre convencional, sino una madre que desconfía y es rebelde, una rebeldía aplaudida. Es algo contradictorio y paradójico”, concluye el subespecialista en adicciones cuando habla sobre la aparente sobreprotección que la artista tiene con sus fans dentro de su margen de valores.
Dentro de esa paradoja, Lady Gaga parece haberse apropiado del concepto monstruo para reinterpretarlo –a modo de crítica y en defensa de las personas marginadas- como uno más valiente frente a las injusticias. Quizás esa sea su más afilada garra en la cultura popular.